Dubái, el lugar donde se “refugia” la elite rusa tras la guerra en Ucrania

Panorámica de Dubai y el Museo del Futuro de Dubai. Archivo de febrero de 2022. Foto: AFP.

La principal ciudad de los Emiratos Árabes Unidos se ha convertido en el centro de la nueva diáspora rusa, donde su idioma se ha vuelto lengua franca entre tiendas comerciales.


Cuando un cliente borracho gritó “¡Gloria a Ucrania!”, los porteros encargados de la seguridad del local intervinieron rápidamente y lo echaron del lugar, según consignó The New York Times. No estaban en Rusia, sino que en un club nocturno de propietarios rusos ubicado en Emiratos Árabes Unidos (EAU), nación que ha acogido tanto a miembros de la nación que inició una invasión a Ucrania en febrero del año pasado, como a los negocios de quienes vieron sus finanzas en riesgo a raíz de las sanciones comerciales occidentales.

En las islas artificiales de Dubái, los empresarios se sienten seguros. Palm Jumeirah, el famoso terreno construido con forma de palmera, está repleta de restaurantes y clubes nocturnos rusos, lugar donde clientes piden botellas de champán Dom Pérignon, de un valor aproximado de 1.200 dólares. Allí, rusos contactados por The New York Times dicen sentirse seguros. Al menos, mucho más que en Europa o Estados Unidos.

Dima Tutkov es uno de ellos. En su nuevo hogar, ubicado en una isla artificial al borde del Golfo Pérsico, dice no ver ninguna de las actitudes antirrusas que sí ha sentido en Europa, ni tampoco se ha topado con indigentes o agujeros en el camino, como sí lo hizo en su estadía en Los Ángeles, Estados Unidos. Y al mismo tiempo, mientras su empresa de publicidad continúa obteniendo beneficios económicos en Rusia, ya no tiene que preocuparse de un eventual llamado de reclutamiento al ejército de su país natal.

“Dubái es mucho más libre, en todos los sentidos”, dijo al periódico neoyorquino. “Somos independientes de Rusia”, aseguró, lo que le parece “muy importante”.

Desarrollo financiero

La principal ciudad de los Emiratos Árabes Unidos se ha convertido en el centro de la nueva diáspora rusa, donde su idioma se ha vuelto lengua franca entre tiendas comerciales y los pequeños palacios a los que los miembros de la oligarquía nacional se han mudado, lejos de las sanciones económicas impuestas por Occidente.

La nación de mayoría musulmana no solo se han mantenido neutral en la guerra rusa en Ucrania – lo que quedó claro desde el inicio de la invasión, cuando EAU se abstuvo de condenar al país beligerante junto a China e India, el 26 de febrero de 2022 –, sino que también ha mantenido vuelos directos hasta la actualidad y se han mantenido al margen de las sanciones económicas.

Si bien el fenómeno no es nuevo, las cifras actuales han demostrado una constante que parece lejos de cambiar. Para junio de 2022, activistas y políticos de la Unión Europea ya pedían incluir a la nación de Medio Oriente en una lista negra por su incapacidad para enfrentar el flujo de “dinero negro” y la aplicación de sanciones económicas a los magnates rusos, consignó The Guardian en la fecha. Los aviones privados y superyates propiedad de magnates rusos fueron uno de los primeros bienes transportados a la nación ubicada en la península de Arabia.

Vista general del horizonte del centro de Dubái, con el Burj Khalifa al atardecer, en febrero de 2022. Foto: AFP.

Por esto, algunos miembros del Parlamento Europeo pidieron sanciones secundarias contra los Emiratos, a menos que proporcionaran ayuda a los países que persiguen los activos de los oligarcas, informó el mismo medio británico. “Queremos que se incluya a EAU en una lista negra, especialmente a la luz del gran número de oligarcas rusos que utilizan el país para evitar las sanciones”, dijo al respecto Kira Marie Peter-Hansen, eurodiputada danesa.

Para octubre, el flujo financiero, cultural y de personas ya era estable según Bloomberg, medio especializado en economía. Entre las situaciones más visibles de aquello estaba la compra de propiedades, la fundación de nuevas empresas de capital ruso y la –riesgosa, aseguró el medio– llegada a EAU de sucursales antes vistas solo en tierras moscovitas.

En dicho mes, durante una reunión en San Petersburgo entre el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el jeque Mohammed Bin Zayed Al Nahyan, gobernante de los EAU, declararon que el comercio entre ambos países se ha duplicado durante los últimos tres años, alcanzando los 5.000 millones de dólares. Prueba de aquel incremento era la participación de unas 4.000 empresas con raíces rusas en la economía de los Emiratos.

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan, reunido con el príncipe de la Corona de Abu Dabi, el jeque Mohammed bin Zayed al-Nahyan, imagen difundida en febrero de 2022. Foto: Servicio de prensa de la Presidencia turca vía AFP.

Este aumento en el flujo se tradujo en que las instituciones financieras occidentales, como las de Estados Unidos y Reino Unido, trabajaran de forma más cautelosa cuando se tratara de captar a nuevos clientes con vínculos en Dubái, reportó Bloomberg, las que reforzaron la política de “conocer a su cliente”, dijeron personas con conocimiento directo del proceso, que solicitaron el anonimato para hablar de interacciones confidenciales.

Pero el efecto contrario también se dio. Un reducido grupo de banqueros privados dispuestos a correr más riesgos aprovechó la oportunidad para crear empresas que atienden a clientes de Europa del Este, cubriendo desde servicios de planificación financiera hasta la estructuración de empresas.

Impacto cultural

No sólo han sido las finanzas las que se han visto impactadas por la llegada de ciudadanos rusos a los Emiratos Árabes Unidos. También se ha dado un importante cambio cultural. En agosto de 2022, Abu Dabi, la capital del país, vio la apertura de una sucursal de la escuela Primakov, centro de formación de niños muy popular entre la elite de Moscú.

Aunque los oligarcas y millonarios castigados por las sanciones occidentales acaparan las miradas por los negocios y el estilo de vida que llevan, también ha migrado un número importante de trabajadores de clase media relacionados con el rubro de la tecnología y negocios alejados de las grandes cifras.

“¿Por qué hacer negocios en un lugar donde no son amistosos contigo?”, dijo a The New York Times Tamara Bigaeva, empresaria rusa que hace poco abrió una sucursal de dos pisos de una clínica dedicada a la belleza. “En Europa, está claro que no quieren vernos”, añadió.

Pese a que el Presidente Putin ha sido directo en su llamado a empresarios y elites financieras para que orienten sus vidas e inversiones dentro de Rusia, quienes emigraron a Dubái parecen tener una visión distinta.

El presidente ruso, Vladímir Putin, durante una ceremonia el 8 de marzo de este año. Foto: Sputnik vía REUTERS.

“Para todos nosotros, esta es una isla de seguridad durante cierto tiempo”, explicó al medio neoyorquino Anatoly Kamenskikh, un vendedor inmobiliario ruso que aseguró haber vendido propiedades por valores cercanos a los 300 millones de dólares durante 2022. Edificios comprados, en su gran mayoría, por sus compatriotas.

La cualidad cosmopolita de EAU queda patente en sus habitantes. De los 10 millones de personas que viven en la nación, sólo uno de ellos corresponde a ciudadanos emiratíes. Según estadísticas del Gobierno ruso, durante 2022 aumentó a 1,2 millones la cantidad de viajes realizados entre el país en guerra y los Emiratos, versus un millón de vuelos registrados en 2019, previo al inicio de la pandemia por Covid-19.

“Dubái se está convirtiendo en una parte de Rusia fuera de Rusia”, dijo bromeando a The New York Times el expresidente de una importante empresa rusa, cliente habitual de la cafetería Angel Cakes, espacio donde la elite se cruza.

Aquí también vacacionan funcionarios del Kremlin y sus familiares, pero intentan pasar desapercibidos por temor a represalias políticas. En la región noroccidental rusa de Vólogda, el partido pro-Kremlin Rusia Unida expulsó a dos legisladores luego de que fueran ubicados en Dubái debido a publicaciones en sus redes sociales.

El éxodo ruso, sin embargo, está en uno de los puntos más altos de su historia a nivel global. Datos publicados por The Washington Post muestran que al menos 500.000 personas –cifra que podría alcanzar el millón–, se han marchado del país en el año transcurrido desde el inicio de la invasión. Según el periódico capitalino, el número se asemeja a las olas migratorias ocurridas tras la Revolución bolchevique de 1917 y al colapso de la Unión Soviética en 1991, ejemplificando la magnitud de la diáspora.

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