“¿Están ‘todes’ cómodos con su nombre de pila?”: el acuerdo tácito que tiene a profesores y alumnos de Diseño UC usando lenguaje inclusivo

Desde el Centro de Estudiantes de Diseño (CED) celebran tener "el gran beneficio de que muchos profesores declararon al lenguaje inclusivo válido dentro de su clase” y apuntan al próximo paso: oficializarlo en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos.


Desde un tiempo hasta esta parte, en la Facultad de Diseño de la Universidad Católica (UC) han ido cambiando las formas de comunicación en las salas de clases y también en los textos de tareas y papers.

El lenguaje inclusivo llegó para quedarse al Campus Lo Contador y además del ellas y ellos, el uso del “elles” se torna cada vez más habitual. En 2020, de hecho, ya se utilizaban estas expresiones en los estatutos del Centro de Estudiantes de Diseño de la Universidad Católica (CED) y se encuentra muy inserto dentro de la carrera, al punto de que no pocos docentes han aprobado su uso en cátedras, talleres y trabajos académicos.

Según Sebastián Castro, presidente del CED, la aceptación por parte del cuerpo académico ha sido fundamental para cumplir el objetivo de evitar la “invisibilización lingüística”, tanto de mujeres como de la comunidad no binaria. “Tenemos el gran beneficio de que muchos profesores declararon al lenguaje inclusivo válido como algo estructural dentro de su clase (...) nuestros docentes son muy conscientes de que existen distintos tipos de género y que todos somos válidos”, asegura.

Se trata de un acuerdo tácito entre estudiantes, profesores y autoridades, según cuentan miembros de esa escuela. “Ellos declaran que en la clase se puede usar el lenguaje inclusivo o neutro como tal, sin preocupaciones. En entregas y evaluaciones hay una amplia libertad de poder usar lenguaje inclusivo, incluso en proyectos de título se ha usado (...) sería aberrante invisibilizar el ‘todes’ en estudios de género”, añade.

Una académica, quien además fue ayudante entre 2016 y 2018, afirma que “Diseño se basa mucho en ser una carrera donde hay mucha disidencia, un espacio seguro para demostrarse tal como son y redescubrirse”. Así, admite que es cierto que se revisan y aceptan trabajos e incluso tesis con el uso del lenguaje inclusivo, pero con ciertas formalidades. “Siempre se pide que declaren por qué se usa el lenguaje inclusivo”.

Con todo, Castro señala que a algunos académicos les ha costado este proceso, algo que atribuye a un cambio generacional, pero que aún así se muestran tolerantes y llanos a aprender. “Prácticamente todos están muy abiertos (...) hay profesores que no tienen instaurado el lenguaje inclusivo, pero no invalidan”.

En esa línea, el presidente del CED reflexiona que se está tratando de avanzar en su utilización, pero sabiendo que hay “instancias e instancias”. Así por ejemplo, en los discursos de dirección se utilizan los artículos propios tradicionales “las y los”.

No obstante, el representante estudiantil agradece la facilidad con la que se ha abierto la escuela para aceptar y aprender el uso del lenguaje inclusivo, lo que alude es gracias a que “somos una comunidad más o menos chica, en Lo Contador hay tres edificios”.

En la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos de la PUC están al tanto del uso de este lenguaje, el que queda graficado, por ejemplo, en el artículo 2 del estatuto del CED, el que revela “Lenguaje inclusivo en pos de una representación total del estudiantado”. Castro enfatiza que está declarado así para incluir a todos. “La comunicación con decanato la hacemos con lenguaje inclusivo y nunca hemos tenido quejas”, agrega.

Según el dirigente estudiantil, la instauración de este lenguaje es tal que “todas, todos y todes” se aplica en gran parte de las comunicaciones de la orgánica que preside, entre redes sociales y textos formales. “Para fines de contactarnos con la Escuela es una medida bien política: usamos el lenguaje inclusivo en todo lo que nos respecta”, declara.

De igual manera, la dinámica ha permeado a todos los rincones de la facultad, al punto de que, asegura, “los profesores saben quiénes son las personas no binarias y se está respetando”, así como que de cara al futuro espera “que quede instalado, que quede como algo válido, como en nuestro estatuto”.

Así ha ido ocurriendo, por ejemplo, con los propios profesores. Según la académica que prefiere mantener su nombre en anonimato, tiene compañeros que le dicen que no les molesta el uso, pero que les complica entenderlo. “Uno me comentó que no es que no lo intente, pero que le hace explotar el cerebro”.

El proceso ha sido visto de buena manera en el entorno, ya que , según la profesora, “se va contagiando, y el lenguaje al final es el que construye la realidad. Por ejemplo, ahora el concepto que utilizan es el ‘hola a todes’ sin necesariamente entender por completo el lenguaje inclusivo”.

En torno a la aceptación de éste, una de las medidas que se ha tomado -y que celebra la docente- es que en el primer día de clases “partimos preguntando si están ‘todes’ cómodos con el nombre de pila que figura, si es que hay alguien que quiere que utilicemos otro nombre social, y si están cómodos con sus pronombres”.

Consultados al respecto, al cierre de esta nota desde la Facultad de Diseño no alcanzaron a enviar una referencia, pero según se lee en la página web de la Dirección de Inclusión de la casa de estudios, en la institución “mantienen protocolos para hacer de la universidad una comunidad inclusiva” y que “cada miembro de la UC puede aportar promoviendo la equidad y la valoración de la diversidad”.

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