Los entretelones de la partida de Juan Martín Lucero de Colo Colo y las obligaciones que reclamará el Cacique

Juan Martín Lucero festeja en el duelo ante Coquimbo Unido, que le dio el título a Colo Colo (Foto: Agenciauno)

Aunque ya saben de la intención del delantero de emigrar, en Macul se aferran al pacto que suscribieron con el goleador argentino para retenerlo o, al menos, negociar una suculenta cifra a cuenta de un eventual traspaso. Hasta ahora, han cumplido cada uno de los pasos estipulados en el vínculo. según ellos. El ariete confesó íntimamente que no estaba actuando de buena forma, aseguran en Blanco y Negro.


El comienzo de año para Colo Colo no es nada tranquilo. Los albos siguen buscando piezas para fortalecer una estructura que en 2022 fue exitosa, pero que ha sufrido fuertes pérdidas, como las de Gabriel Suazo, Gabriel Costa, Óscar Opazo y Matías Zaldivia. A esa lista puede agregarse, quizás, la más dolorosa: Juan Martín Lucero, quien ya le comunicó al cuerpo técnico de Gustavo Quinteros su intención de dejar el club. Tiene tentadoras propuestas en la mano y, a los 31 años, concibe que aceptar alguna de ellas le permitirá la tranquilidad económica que busca para el futuro.

La disputa será legal. Estrictamente, contractual. Mientras los asesores del Gato interpretan que los albos suscribieron una cláusula de salida con el jugador, que le permitiría salir depositando US$ 1 millón, en Macul la lectura es radicalmente opuesta. De partida, porque establecen que el mentado acápite no existe. Y luego, porque, incluso apelando al sentido común, no le encuentran ningún sentido al actual del argentino.

En Macul no habrá espacio para sentimentalismos. Menos todavía porque sabían que Lucero asumía que no estaba actuando de buena forma, según la versión que emana desde el Monumental. Lo había confesado en la intimidad del club, justamente, en medio del paulatino proceso de notificaciones que fue cumpliendo cuando ya tenía la decisión tomada, aseguran en ByN. “Decía que sabía que no estaba actuando de buena forma, pero que era una propuesta económica irresistible y que tenía que pensar en su futuro”, sostienen en Pedreros. El mercado brasileño es, en efecto, el más generoso de Sudamérica. Desde allá, específicamente desde el Fortaleza, al que enfrentó en la última Copa Libertadores, quieren los goles de Lucero.

El acuerdo

Colo Colo se aferra a la ejecución de la opción de compra sobre el pase del mendocino, quien ratificó plenamente la insistencia de Quinteros por ficharlo: en 39 partidos marcó 24 goles y aportó seis asistencias, un registro con el que consiguió transformarse en el atacante que buscaba el Cacique desde que Esteban Paredes dejó la institución.

¿Pagaron los albos los US$ 900 mil dólares que establecía esa opción? En rigor, no. Sin embargo, las condiciones están establecidas y, hasta ahora, Colo Colo las ha cumplido a cabalidad. El 1 de diciembre le manifestó formalmente al futbolista la intención de ejecutar la cláusula y, con ello, se suscribió formalmente el compromiso, que incluso fue anunciado por las plataformas oficiales del club. El pacto estipula que el pago de la cifra se debe realizar en dos cuotas. La primera de ellas se tiene que pagar ahora, en enero. La segunda, a mediados de año. Ambas son equivalentes. En Macul hacen especial hincapié en que Lucero aceptó las condiciones.

Juan Martín, en el duelo entre Colo Colo y el Betis. (Foto: Agenciauno)

Sin embargo, la opción de que el goleador deje el Monumental unilateralmente también estaba debidamente controlada, al menos, desde la perspectiva del club. De hecho, los albos explican que lo que la representación de Lucero estima como una cláusula de salida, en rigor es una multa por incumplimiento de contrato. Vale decir, una sanción por no respetar la extensión que ya aceptó. Y que tomar esa opción solo le generaría dolores de cabeza: el argentino tiene contrato hasta 2025 y, técnicamente, el club que lo fiche apelando a ese mecanismo estaría induciendo a romper ese pacto. Esa práctica es castigada por la FIFA, que suele sancionar a las entidades que incurran en ella con el impedimento de realizar operaciones de mercado en determinados períodos y, además, a indemnizar al club afectado.

A la espera de lo que se resuelva en el ámbito legal, lo concreto es que los albos vuelven a perder una pieza clave. Ya les pasó, por ejemplo, en el caso del capitán Suazo, a quien no lograron convencer, y con Opazo, quien tampoco renovó y optó por irse al fútbol argentino. Ninguno le deja ganancias al club y, por el contrario, sus ausencias le generan líos a Quinteros, que pierde cimientos de una estructura que también suma entre sus daños las salidas de Gabriel Costa y Matías Zaldivia. Esos casos también los lamenta, aunque con menos intensidad.

Lo que es ineludible es que las miradas se sitúan sobre la directiva, especialmente, sobre la dirección deportiva que encabeza Daniel Morón. También sobre el equipo jurídico que asesora a ByN. Las aprensiones pasan por la redacción de los contratos y los mecanismos que se utilizan para blindar a las principales figuras.

Aumentar los ingresos

Hasta última hora, en el Cacique interpretaban que la maniobra de Lucero y de su agente, Martín Brest, podía tener otro sentido. Derechamente, sostenían que el objetivo era presionar para aumentar los ingresos que percibía el futbolista. “Empiezan a tirar ofertas para ganar más plata”, apuntan. Lucero es, de por sí, un jugador caro. Su salario mensual en los albos bordeaba los US$ 80 mil. El club estaba dispuesto, incluso, a mejorar algunos conceptos variables para incrementar la cifra, pero ni siquiera hubo margen para sentarse a negociar.

La otra convicción era que la única opción para que Lucero dejara el club era a través de un ofrecimiento formal por parte de la institución que tenga interés en llevárselo. Y que en ese caso, establecerían un valor de mercado, considerando su actualidad, la proyección que le dan sus 31 años y, fundamentalmente, las ganancias que les permitieran salir nuevamente al mercado a buscarle un reemplazante. Ahí radicaba el principal problema: Colo Colo no quería enfrentarse otra vez a una búsqueda que solo la llegada del Gato impidió que siguiera siendo traumática.

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