Por qué el Pulpo logró el Oscar y el Topo no

No hay dudas de que El agente topo es mucho más jugada, emotiva y revolucionaria como documental que Mi maestro el pulpo. Pese a que su postulación es un hito y seguramente hará despegar la carrera de Maite Alberdi en el extranjero, deja un mal sabor de boca ver que haya perdido con la rival más débil en la cita de anoche.


Los que ganan el Oscar no siempre son los mejores en competencia. De hecho, la lista de perdedores seguramente avergüenza a los votantes de la Academia de Hollywood. Los premios, muchas veces, son otorgados por razones extraartísticas y, entre ellas, la principal es la campaña que realiza el estudio cinematográfico o distribuidores tras una cinta. Por campaña se entiende millones invertidos en publicidad, sutil lobby con miembros de la Academia, trabajo severo de marketing y es lo que sucedió con Mi maestro el pulpo.

Estrenada en septiembre del año pasado por Netflix, a nivel mundial, la cinta se había convertido en objeto de culto y, gracias a la plataforma de streaming, su visionado se multiplicó como ningún otro nominado este año en la categoría de Mejor Documental. Es, por lejos, el más popular de los que competían, pese a que también el más débil de los cinco. Aún así, sus posibilidades crecieron recién en las últimas tres semanas, precisamente gracias a un severo trabajo de marketing.

Hasta antes de eso, Time corría como la favorita. La historia de una mujer y madre de seis hijos que ha pasado las últimas dos décadas luchando por la liberación de su marido -condenado a 60 años por un robo a mano armada-, filmado en blanco y negro, es emotivo, inspirador y remece conciencias sobre la injusticia que viven los afroamericanos en EE.UU. justo tras un 2020 marcado por el conflicto racial y la falta de justicia para la comunidad negra.

La película Time, de Garrett Bradley, está disponible en la plataforma Amazon Prime. Foto: Amazon.

En simple: Time era la cinta correcta para este momento, lo que puede sonar a premiar lo políticamente correcto. Para quienes hayan visto el documental, relegarla solo a eso sería mezquino: es un documental atractivo y sentido. Desde luego, muy superior a Mi maestro el pulpo. En su contra estaba no tener a Netflix tras ella: la exhibe Amazon Prime Video, que tiene mucho menos abonados en EE.UU. y en el mundo que Netflix, y que tuvo una campaña más austera, quizás confiada en la gran cantidad de premios que tuvo esta temporada.

En Chile todos esperaban a que El agente topo lograra darle el tercer Oscar a Chile. El filme de Maite Alberdi también está en Netflix, pero recién desde el 19 de febrero y no a nivel mundial, porque en Estados Unidos es de Hulu, plataforma en crecimiento, pero no con la cantidad de abonados que Netflix. Su inclusión en Mejor Documental había sido una sorpresa, gracias al buen trabajo de marketing y conversatorios que se realizaron, pero le jugaba en contra su desconocimiento para parte de los votantes (lo que nominan no son los mismos que luego premian). Donde no hay dudas es que El agente topo es mucho más jugada, emotiva y revolucionaria como documental que Mi maestro el pulpo. Pese a que su postulación es un hito y seguramente hará despegar la carrera de Alberdi en el extranjero, deja un mal sabor de boca ver que haya perdido con la rival más débil.

Si El agente topo no ganaba, seguramente Maite Alberdi habría preferido perder con Collective, un documental que ella alabó en entrevistas y dijo que era su favorito de 2020. La historia de cómo un incendio en una discoteca en Bucarest dejó a decenas de muertos en 2015, por culpa de un sistema hospitalario corrupto develado gracias a una investigación periodística, es trepidante en ritmo, generoso en fuentes y cuenta con una edición sobresaliente. Alberdi no se equivoca: artísticamente, era el mejor de los nominados. Aún inédito en Chile, cumple con todas las condiciones para llevarse el aplauso del público y la crítica. El problema, si hablamos de los Oscar, es que era tan desconocido para los votantes como El agente topo. No está en ningún streaming, viene de Rumania, quizás es demasiado bueno para una premiación estadounidense. Demasiado real.

La quinela de Mejor Documental la completaba Campamento extraordinario, producida por los Obama y estrenado en Netflix, con la historia de un campamento de verano que se hacía en los 70 en Estados Unidos, con adolescentes discapacitados, que impulsó a que varios de ellos terminaran uniéndose para abogar por los derechos de las personas con discapacidad. Con un archivo de imágenes excepcional, logra transmitir emoción y es valioso como testimonio. Pero los Obama ya recibieron un Oscar en la categoría documental el año pasado por American factory y por eso Netflix no puso su dinero de promoción en él, pese a su superioridad artística con Mi maestro el pulpo.

La cinta Campamento extraordinario, disponible en Netflix.

En los últimos cinco años el género documental ha conseguido una audiencia inusual, en gran parte gatillado por el trabajo de los streaming, especialmente los de HBO y Netflix. Esa generosa producción ha contribuido a que el premio de Mejor Documental en los Oscar se haya vuelto una categoría atractiva y peleadísima: donde antes había títulos que no conocía casi nadie, hoy la pelea es entre un puñado de cintas que -en muchos casos- ya ha visto la gente interesada. Y allí, Netflix ha conseguido ya ganar tres galardones en los últimos cuatro años: Ícaro (2018); American Factory (2020) y ahora Mi maestro el pulpo.

Mi maestro el pulpo no es un mal documental. Tiene una estupenda fotografía, consigue develar aspectos desconocidos de los pulpos, aunque tiene una historia ¿sentimental? algo majadera y que es un amor no correspondido: el documentalista cree entablar una relación con el pulpo, pese a que ellos no se relacionan ni siquiera con sus crías. Es valorable el registro durante un año bajo el agua, es indudable que consigue momentos de emoción y que ayuda a amplificar un discurso ecológico que ha sido relegado por otros, pero resulta atemporal y tibio, sin la sangre que corre por Time o Collective. Competía con otros cuatro documentales superiores a él.

Su Oscar, en rigor, obedece más a asuntos extra artísticos. Y el premio, como tal, habla más de la importancia de tener a Netflix del lado suyo que de sus recursos como realización.

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