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Un problema de memoria: Caída de Rojas abre polarización que preocupa a La Moneda

Las expresiones del exministro Mauricio Rojas abrieron un debate mucho más profundo -el de las violaciones a los DD.HH. en el régimen de Pinochet-, que no estaba en la agenda, y que crispa los ánimos entre gobierno y oposición y entre las filas de Chile Vamos.

Pinera

Fue el sábado que La Tercera publicó el reportaje "La conversión de Mauricio Rojas", en la que se rescató la crítica que el recién nombrado ministro de las Culturas –con un día y medio en el cargo- había realizado en el libro "Diálogo de los Conversos" (2015) al Museo de la Memoria.

"Más que un museo (…) se trata de un montaje cuyo propósito, que sin duda logra, es impactar al espectador, dejarlo atónito, impedirle razonar (…) Es un uso desvergonzado y mentiroso de una tragedia nacional que a tantos nos tocó tan dura y directamente", es el extracto que publicó el diario y que desató la polémica que provocó el alzamiento de funcionarios del ministerio y artistas en contra de Rojas.

La crisis se abrió de la nada, y obligó al gobierno -a un mes del 11 de septiembre, y a 45 años del golpe- a referirse a un tema que de tanto en tanto aparece, que no estaba pronosticado, y que polariza el ambiente político entre el gobierno y la oposición, y dentro de las mismas filas de Chile Vamos.

Cuando el tema estalló, Piñera, por su lado, se encontraba en La Parva. El viernes había llegado hasta ese centro de esquí junto con su mujer, Cecilia Morel, a pasar el fin de semana al refugio de un amigo cercano. De hecho, el sábado la cuenta de Instagram del Mandatario publicó un video en que Piñera aparecía esquiando, de pantalón blanco y parka roja.

Rojas era, como el extitular de Educación, Gerardo Varela, una apuesta personal del Presidente Piñera. A través de Cristián Larroulet, jefe de asesores del Segundo Piso, a quien conoció cuando era parlamentario en Suecia, fue adentrándose en el mundo de la derecha chilena. En octubre de 2012, por ejemplo, expuso en la ceremonia de aniversario del Instituto Libertad y Desarrollo. Al término del primer mandato de Piñera, Rojas escribió el libro "La historia se escribe hacia delante", en el que relataba los pormenores y su visión sobre esa administración. Y fue el propio Larroulet el que lo llevó al segundo piso consigo, en el cargo de director de Contenidos. Ahí, no sólo escribía los discursos del Mandatario, sino que además participaba en las reuniones de comunicaciones de la Presidencia, que se realizan todos los jueves. Su relación con Piñera era directa.

Durante todo el fin de semana, el Presidente se mantuvo al tanto de la polémica a través de su teléfono, en constante comunicación con los ministros de su comité político, quienes, a su vez, hablaron en varias ocasiones con Rojas Mullor. La situación se veía compleja: había causado la unión de la oposición, el rechazo de artistas y funcionarios y, entre medio, la intervención de Magdalena Piñera Morel. En un tweet que luego borró, la hija historiadora del Mandatario también cuestionó el diseño del Museo de la Memoria.

Un integrante del comité político apunta a que la principal dificultad para resolver el problema radicaba en la cercanía personal con el Presidente, lo que hacía vislumbrar que tal vez lo mantuviera pese al daño evidente que le estaba generando al Gobierno. Cercanos al Mandatario plantean que Piñera estaba molesto con su declaración pues no había sido advertido de la existencia de ésta al momento de nombrar a su fugaz ministro, cuyo chequeo depende de Larroulet. Pero que también le molestaba la amplia cobertura del tema por parte de la prensa y las redes sociales.

Ya anoche, comentan en su círculo, el Mandatario tenía el convencimiento de que la designación de Rojas pendía de un hilo, pero esperaba que los acontecimientos siguieran su curso. En el comité político, por su lado, la preocupación aumentaba pues la antigua intervención del ministro ponía en juego las convicciones del gobierno respecto de las violaciones a los DD.HH. durante el régimen de Pinochet. Un tema mucho más profundo y que ya estaba, en parte, sobre la mesa a partir de la acusación constitucional contra tres ministros de la Corte Suprema que otorgaron la libertad condicional a siete presos por delitos de lesa humanidad. Para Piñera el tema parecía zanjado por su propia historia: votó por el No en el plesbiscito de 1988 y en agosto de 2013 dividió a su sector al hablar de los "cómplices pasivos".

Por ello, esta mañana el primero en salir a aclarar el tema fue el titular de la Segpres, Gonzalo Blumel. "El presidente Sebastián Piñera ha tenido una defensa sistemática de los DD.HH., las expresiones del ministro Mauricio Rojas son un error", dijo en radio Duna, junto con afirmar que las expresiones vertidas en el libro Diálogos de Conversos "no representan al Presidente".

Fue sólo hoy, a las 9 de la mañana, que Piñera se reunió con los ministros del comité político. Hasta esa hora, Rojas todavía no presentaba su renuncia, al menos formalmente, aunque en La Moneda ya sabían que la decisión era un hecho. Luego, el Presidente se dirigió a una actividad de prensa en Lo Prado, donde visitó el taller Neptuno de Metro donde se arman los primeros trenes en Chile. Ahí dio un punto de prensa, pero no declaraciones sobre el futuro del todavía ministro.

Este último ya se encontraba en el ministerio de la Cultura, ubicado en el Paseo Ahumada, donde había llegado alrededor de las 7 am. Rojas Mullor alcanzó a ir sólo un par de días al edificio ubicado en calle Ahumada. Cuentan trabajadores de la cartera que llegó el viernes y estuvo unas horas con su equipo, ordenando papeles, pero que no alcanzó a saludar a los funcionarios ni a presentarse. Hoy se encerró con su equipo comunicacional mientras el sindicato de la institución se encontraba en el punto de prensa convocado por el poeta Raúl Zurita para pedir su remoción. A las 11.25 horas bajó desde el piso 8, donde estaba su oficina. "Vamos a conversar de buena forma", dijo a la prensa que estaba en el lugar, y cruzó raudo hasta un edificio de la misma calle donde le habían facilitado estacionamiento por un día.

El auto lo llevó a La Moneda, donde al mediodía de hoy se reunió finalmente con el Presidente para presentarle su renuncia. "Captó que su situación era insostenible", afirma un ministro del comité político.

En su declaración tras aceptar la renuncia, Piñera no sólo dijo que "no compartimos sus opiniones", sino también enfatizó la postura del Ejecutivo respecto de los DD.HH. "Nuestro gobierno condena categóricamente los atropellos a los derechos humanos en cualquier tiempo, en cualquier lugar y en cualquier momento (…). Condenamos lo que ocurren en el pasado en nuestro país, como los que ocurren en nuestro continente", dijo. Pero también fustigó a "ciertos sectores (...) que pretenden imponer una verdad única".

Como reemplazante, el Mandatario nombró a la arqueóloga Consuelo Valdés Chadwick -prima de tercer grado del ministro del Interior-, quien hasta ahora era directora del Museo Interactivo Mirador. Fue la Primera Dama, Cecilia Morel, quien le sugirió el nombre a Piñera durante el transcurso de la mañana, cuando ya la renuncia era inminente. El Mandatario se comunicó directamente con Valdés para pedirle que asumiera.

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