La Tercera PM

Una tallarinata para los Pinochet

Lo justo nunca es cruel y lo cruel nunca es justo. Lo que sí sería cruel e injusto es que todos los que fueron orgullosos amigotes del general y que hasta entrados los 2000 estuvieron tan dispuestos a rasgar vestiduras por él y los suyos, hoy no acudan a prestarle un poco de ropa, plata y sostén moral a Lucía y familia.

Pinochet

La crueldad se tomó la agenda. En el mundo –nadie quedó indiferente ante la imagen de esos niños encerrados en EE.UU.– y en Chile, donde unos ecuatorianos asesinaron desquiciadamente a una trabajadora y de vuelta recibieron una no menos desquiciada golpiza de sus compañeros carcelarios. Entre otros, el siempre elemental Chino Ríos salió a hacer su aporte de rigor: él, dijo, mataría a los asesinos.

¿De dónde surge tanto sadismo? Del fondo inextinguible de maldad que habita potencialmente en casi todo ser humano, pues. Desde cierto punto de vista, somos una especie terriblemente cruel. Vista desde otros ángulos, también. Pero desde otros, felizmente, somos una maravilla. Genios de la música o buenos vecinos, pero también perros desalmados: en todo eso puede llegar a convertirse el ser humano. En Joan Didion o Donald Trump, digamos. Está en potencia en el ser humano la grandeza o la crueldad, pero hay quienes con suma facilidad le dan alevosa rienda suelta a la segunda. Casos como el de los golpeadores o el de los golpeadores de los golpeadores no hacen sino extremar algo que está en la médula de la humanidad: la saña. Es cosa de mirar a la curia chilena.

Hay ejemplos en todos los niveles, no sólo en la esfera de los derechos humanos. Las grandes inmobiliarias, por ejemplo, han empezado a pintar de negro casas enteras –ventanas incluidas– en algunas comunas. Cuando vi dos juntas supuse que se trataba de una oficina de creativos de branding manager procurando llamar la atención. Pero no: una amiga mejor informada me hizo ver que son casas que van a demoler. ¿Amenazan al vecindario las constructoras? ¿Intimidan a los vecinos para que vendan? ¿Tortura sicológica? ¿O WTF?

Tras la paliza carcelaria, el ministro de Justicia Hernán Larraín dijo que "la tortura es una práctica atroz. Todo el rigor de la ley para los asesinos, pero no volvamos a la época de las cavernas". ¿Qué pensar? Pues que tiene toda la razón. No podemos volver a las cavernas, sí aplicar la ley. Ahora bien, no faltará el antipático que le enrostre al ministro su cinematográfica incongruencia al condenar tan rápido y con tanto ahínco eso, mientras que de la dictadura y los submundos que propugnó (pensemos, por dar un ejemplo cualquiera, en Colonia Dignidad) nunca dijo nada malo. Nada de nada. Pero qué majadería insistir con eso cuando hoy el país está preocupado del presente, de la delincuencia, del crecimiento que no logra despegar.

Como sea, es cierto: la venganza cruel no es lo mismo que el rigor de la justicia. La tortura, la desaparición, el sometimiento y la división forzada de familias son siempre crueles. En cambio, por más que lo pueda parecer, no lo es la resolución inapelable de la Excelentísima Corte Suprema que obliga a la familia Pinochet a restituir al Fisco todo el dineral que el dictador se robó malversando mediante verdaderos portonazos fiscales a fondos públicos que depositaba en cuentas propias con nombres falsos.

Lo justo nunca es cruel y lo cruel nunca es justo. Lo que sí sería cruel e injusto es que todos los que fueron orgullosos amigotes del general y que hasta entrados los 2000 estuvieron tan dispuestos a rasgar vestiduras por él y los suyos, hoy no acudan a prestarle un poco de ropa, plata y sostén moral a Lucía y familia. ¿Quizás Jovino Novoa, María Angélica Cristi y Sergio Romero estén ya planeando aprovechar el tiempo libre del que hoy gozan para organizar una rifa benéfica? Sería piadoso y digno. Ejemplo de coherencia. También lo sería que, por ejemplo, Evelyn Matthei organizara con Cristián Larroulet –tan dado a estrecharle una mano amiga a sus más cercanos– una tallarinata bailable en la sede de la UDI. Serviría para apañar a la vieja imperecedera y de paso para revivir la hoy por hoy desangelada casona de Suecia 286. Podrían animar el evento Andrés Chadwick y Sergio Melnick, siempre y cuando no se coman todos los tallarines, porque eso sí que sería el colmo de la crueldad.

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