“Veraneos en cuarentena”: Los visitantes que tienen en alerta a Zapallar y otros balnearios

Mañana termina el verano, pero la imagen es muy diferente a la de años pasados. En Zapallar, Matanzas, Pucón y otros lugares costeros hay tensión y mascarillas. Y los turistas ya no son vistos con tanto beneplácito, pero aún así llegan. Según los residentes, muchos de ellos, en su mayoría santiaguinos, van a su "segunda casa". Y crece el nervio de que haya contagios. La polémica está sobre la mesa.


“Hay mucha gente que no se ha quedado en su casa y viene acá, a Maitencillo, a pasar la cuarentena. Es bueno que haya turistas, siempre los hemos querido, pero cuando hay una enfermedad es otra cosa”. Rogelio Cisternas (59) trabaja en la caleta de este balneario de la Región de Valparaíso, y lo suyo, más que un reclamo, es casi un ruego.

Mañana sábado 21 de marzo el verano llega a su fin, pero son muchos los santiaguinos que han decidido refugiarse en los mismos lugares que hace sólo unas semanas eran su espacio de veraneo. Solo que bajo circunstancias muy diferentes. La pandemia de Coronavirus lo cambió todo. Y la tensión es evidente. Y creciente.

En la V Región, por ejemplo, en el sector costero de Maitencillo, La Laguna, Cachagua y Zapallar, ya es más que un rumor el hecho de que los turistas siguen llegando silenciosos desde Santiago. Otros, nunca se fueron.

Hasta hoy, en el sector no se ha sabido de ningún caso de Covid-19, pero para Cisternas es solo cosa de tiempo. En la caleta trabajaban hasta las 18.00, pero desde el sindicato dieron órdenes de irse a las 15.00.

“Yo soy hipertenso y he ido tres veces al policlínico para vacunarme, pero hay tanta fila de gente de Santiago que se la viene a poner también, que aún no puedo. Además tienen llenos los supermercados, se llevan todo”, cuenta.

“Nosotros no salimos”

A unos pocos kilómetros, en La Laguna, tiene su departamento Paz Noguera (82), quien está pasando la cuarentena en el balneario. “Estoy vieja y mi marido también”, dice. “No puedo ver a mis nietos por el coronavirus, entonces nos vinimos. Mi marido trajo su computador para trabajar y no salgo para nada más que para el supermercado, no estamos en contacto con nadie y nos vamos a quedar acá hasta que podamos volver a Santiago, mientras haya comida en el supermercado estamos bien”.

Se ve poca gente en las playas, pero los locales están inquietos por la llegada de santiaguinos.

Hoy viernes, las playas de todo el sector están vacías, sin contar los ocasionales trotadores y una que otra pareja que camina a lo lejos. El día está nublado y los salvavidas de la playa de Zapallar aseguran que durante la semana y los días soleados hubo grupos más grandes, pero que los hicieron retirarse.

En esa comuna las medidas han sido estrictas y los salvavidas dejaron sus funciones normales para estar presentes todo el día en turnos, asegurándose de que no lleguen grupos de gente.

En la playa está la familia de Bernardita Cobos, son tres adultos y dos niños. “Vine a visitar a la familia, vivo en Nueva Zelanda y no los veo hace tres años, no sé cuándo los veré de nuevo. Así que dijimos: ‘filo el coronavirus’, lo más importante es estar con la familia. Igual estamos solamente en contacto entre nosotros y estamos obsesionados con el cloro, estamos súper aislados”.

Municipio

Para Gustavo Alessandri, alcalde de Zapallar, “cada día se toma más conciencia. Empezó más a la ligera, pero cada vez hay más conciencia”.

Respecto de si tienen preparación en el sector para cubrir las necesidades sanitarias en el caso de que alguien se contagie, aseguró que “tenemos los médicos, las enfermeras, el tratamiento para las personas, tenemos el lugar también para hacerlo". Se trata de dos Cesfam ubicadas en las localidades de Zapallar y Catapilco, a los que se suma una casa que el municipio destinaría para aislar a quienes eventualmente contraigan el virus.

"No tenemos la facultad de cerrar la playa, esa orden la tienen que dar de la Armada, pero tenemos a personas capacitadas para evitar aglomeraciones. Tenemos las clases canceladas y el comercio lo tenemos bien regulado con mucha colaboración, estamos agradecidos por eso”, dice Alessandri.

Para muestra, un botón. Un cartel de “Solo un cliente a la vez” está en la entrada de la panadería situada en la esquina de Januario Ovalle y Germán Riesco, de Zapallar. El único empleado que tiene contacto con el público es Cristóbal Lizama (25). Los dueños están atrás en la cocina. “Ellos son mayores de edad y la mamá de uno tiene 94 años”, comenta.

Cristóbal es de Viña del Mar y cuenta que su temporada de trabajo en general se acaba en febrero, pero esta vez le pidieron seguir trabajando y quedarse para ayudar porque los otros trabajadores están en cuarentena y la cantidad de clientes se ha mantenido.

El alcalde de Zapallar dice que no tiene las facultades para cerrar playas, pero los salvavidas echan a la gente que llega.

“Por eso resguardamos mucho la higiene, tomamos todas las medidas. Pero acá hay gente que juega tenis, anda en bicicleta, trota, entonces hay que ser muy precavidos”, relata.

Pucón y Navidad

Los balnearios de la zona centro no son los únicos en vivir este fenómeno. En Navidad, región de O’Higgins, el concejo comunal ya analizó durante la semana lo riesgosa que es la presencia de santiaguinos en el balneario de Matanzas. Y en Pucón, región de La Araucanía, ocurre algo similar.

Allí, Carolina Ruiz, directora de turismo de la municipalidad, sostiene que “como municipio y como residentes estamos muy preocupados y así lo ha hecho saber la ciudadanía; está llegando mucha gente, que tiene acá su segunda casa y nosotros queremos hacer un llamado a que seamos responsables”.

Los empresarios de la zona, de hecho, por su propia decisión, han ido cerrando sus locales comerciales, los centros turísticos y los recintos de recreación. “Tenemos que mantener y cuidar a la gente de Pucón. Ojalá que toda la gente se quede en sus ciudades de origen y que no nos ayuden a que esto no se propague acá”, subraya.

Carlos Barra, alcalde de Pucón, indicó que “lo más importante es pedirle a las personas que tienen sus segundas viviendas en esta comuna que se queden en sus lugares de residencia. Este es un pueblo chico y no tenemos las condiciones sanitarias que hay en las ciudades grandes si ocurre un brote”.

Añade que “ojalá que las autoridades pudiera aislar la comuna. Así de simple”.

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