Viña sin fiesta: ¿cómo afecta a la imagen del certamen otro año sin Festival?

23 de Febrero de 2020/SANTIAGO Los animadores Maria Luisa Godoy y Martin Carcamo durante la primera noche del Festival de Viña del Mar 2020 realizado en la Quinta Vergara FOTO:FRANCISO LONGA/AGENCIAUNO

Distintos históricos vinculados al evento dicen que su continuidad truncada por la pandemia no es lo ideal, pero que se deben hacer esfuerzos creativos para mantener la cita en el radar y en la conversación de febrero próximo. Además, todos coinciden en que su suspensión fue lo más razonable.


Viña no tendrá Festival en 2022 -ayer TVN, Canal 13 y la Municipalidad de la Ciudad Jardín decidieron cancelar nuevamente el evento debido a los protocolos sanitarios que aún rigen por la pandemia- y tampoco barajó alternativas similares para suplir el vacío artístico y televisivo que se generará el próximo verano.

Aunque, tal como sucedió con la edición 2021 también cancelada, varias voces de la industria local han imaginado un certamen de reemplazo en modo virtual, o con artistas de los países más próximos, o incluso sólo con nombres chilenos, el asunto es simple y sepulta cualquier vía paralela: el contrato entre las estaciones y el municipio establece que el certamen debe hacerse tal como lo conocemos y no en otras condiciones. O sea, con seis jornadas, con una figura internacional por cada día y con un aforo en la Quinta Vergara de 14.175 personas (con alrededor de 12 mil entradas a la venta).

Cualquier modificación al respecto significaría un cambio en la concesión sellada por ambas partes a partir de 2019.

27 de Febrero del 2020/Viña del Mar Escenario ,durante la quinta noche del Festival de Viña del Mar 2020 realizado en la Quinta Vergara. FOTO: FRANCISCO LONGA/AGENCIAUNO

El mismo director de producción de Canal 13, Marcelo Hilsenrad, aseguró ayer ante el concejo municipal -en una reunión presidida por la alcaldesa Macarena Ripamonti- que no es viable en términos fiancieros organizar el espectáculo con una capacidad de público limitada. Por ejemplo, según ilustró, en caso de llevarlo a cabo en Fase 4, sólo se permitirían 5 mil personas en la Quinta Vergara; con ello, la pérdida por el concepto de venta de boletos, la principal fuente de ingresos de la cita, ascendería a $3.200 millones.

Por lo mismo, leventar una instancia virtual -como sucedió con algunos festivales mundiales en pandemia- no resultaría rentable. Según los números, tampoco sería auspicioso una parrilla sólo con números chilenos en un festival de aforo reducido; no sólo iría contra las bases de la licitación, sino que también podría chocar con la amplificación internacional de la cita, emitida a distintos países del continente a través de FOX.

A cambio, los canales se comprometieron a realizar a actividades y entregar espacios de promoción que apoyen el turismo en Viña del Mar durante ese período. El contrato de concesión, por lo demás, se modificó y se extenderá por 2023 y 2024, bajo el propósito de cumplir con los cuatro años fijados de modo original.

Esta falta de continuidad del certamen artístico más tradicional del país, ¿puede dañar su imagen? ¿Puede afectarlo cuando intente retornar en 2023?

Según varios históricos vinculados a Viña, la coyuntura sanitaria mundial no debería torpedear la historia del espectáculo o la imagen en el mercado latinoamericano, aunque sí se deben buscar fórmulas para no hacerlo desaparecer de la conversación y el radar del próximo febrero: la fecha en que casi todo el país giraba en torno a gaviotas, antorchas, monstruos, pifiaderas, humoristas y todo el léxico que conocemos de memoria.

“Habría sido ideal que volviera, pero como los aforos limitados te generan menos ingresos, se entiende la determinación de los canales”, expresa Antonio Vodanovic, el más señero de los animadores viñamarinos (estuvo ahí 28 años, de 1976 a 2004). Luego sigue: “Hay que hacer el último sacrificio y esperar a que en 2023 vuelva con todo. Por ahora, en el verano de 2022 hay que buscar formas de promoción y de mantener vigente la marca Viña como festival; hay archivos, hay recuerdos, hay mucho material disponible”.

Por su lado, Jaime de Aguirre, director ejecutivo de Chilevisión en parte del período en que la señal organizó la cita, comenta: “Es evidente que esta suspensión perjudica al Festival, pero la pandemia ha afectado a todo el país, no veo por qué debería salvarse sólo Viña. Por eso, habría que hacer los esfuerzos creativos para que la marca no desaparezca de la mente ni del corazón de las personas. Una historia de más de 60 años no se borra con sólo dos suspensiones. Pasó con el fútbol, que se suspendió, pero luego volvió como corresponde. Hay material increíble para que se pueda mantener vivo el evento: se pueden hacer programas periodísticos, traer un artista para hacer una buena entrevista y a partir de ahí elaborar un proyecto alternativo, etc. Cosas así, que puden ser viables y que permitan a las personas tener presente Viña”.

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Ricardo de la Fuente, director del certamen entre 2003 y 2008 y uno de los nombres más relevantes en su historia reciente, admite que la continuidad truncada de Viña puede generar un problema de “visualización a nivel nacional”, pero está plenamente de acuerdo con las razones que se esgrimieron para suspenderlo.

“Ha sido una medida prudente y razonable”, subraya. Después continua: “En la galería de la Quinta es donde más las cosas pueden ser complejas. Porque si tienes un número de reggaetón o una orquesta tropical, la gente se va a poner a bailar y ahí cualquier aforo o distancia social puede desaparecer. Entonces, la multa a los canales puede ser tremenda. Ya no sólo tendrían que asumir pérdidas por menos público, sino que también una cantidad de plata importante por una multa. Por eso, los motivos entregados para no hacerlo son contundentes. Cuesta ponerse creativos también para encontrar formas de potenciarlo cuando ya no está”

De la Fuente acota otro punto relevante a las escasas opciones que tenía Viña 2022: los artistas extranjeros, al entrar a Chile y como toda persona que viene de fuera del país, deben cumplir un aislamiento domiciliario de 7 días. “Tendrían que alojarse durante todo ese tiempo en un hotel muy caro y eso lo pagaría el productor encargado de su venida. Sería insostenible”

Álex Hernández, quien estuvo ocho años a cargo de la dirección televisiva (2012-2019), mira en el entuerto una oportunidad: “Dentro de todo, hay una tremenda oportunidad de volver de manera más potente aún . El desafío que puso la alcaldesa en el concejo es “hacer el mejor Festival de Viña que se haya visto”. Creo que la marca no se ve afectada si la oportunidad de regresar viene con dos años de impulso creativo puede ser un regreso memorable. La marca es muy sólida , tiene más de 60 años y ha pasado desde terremotos hasta dictadura , ha vivido y salido recargada de situaciones de la contingencia”.

19.02.2018 ALEX HERNANDEZ, DIRECTOR DEL FESTIVAL DE VINA DEL MAR FOTO: MARCELO SEGURA /LA TERCERA QUINTA VERGARA - CHILEVISION - ESPECTACULOS - MUSICA

La situación actual del Festival es tema en toda la industria, porque golpea múltiples áreas, desde la televisiva hasta proveedores y músicos chilenos. Aunque no se trate de una fiesta consagrada a la música nacional, sí la presencia de artistas del país ha sido relevante en los últimos años, así como también su paso por el jurado de las competencias y por las propias competencias.

Para muchos, es una ventana de altísima masividad donde la labor de figuras locales se ve amplificada como ninguna otra plataforma lo podría lograr.

Ante ello, Rodrigo “Don Rorro” Osorio, presidente de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD), comparte su opinión: “La nueva suspensión del Festival de Viña es una mala señal para nuestra industria, puesto que refleja la aún inestable situación en la que se encuentra, y lo importante que es trabajar en buscar caminos para su reactivación. Si bien este Festival con los años ha ido marcando mucho más su carácter internacional, lo que ha redundado en cierto distanciamiento con la escena nacional que muchos artistas resienten, su gran arraigo en nuestra cultura popular lo convierten en una vitrina a la que los músicos y músicas en general aspiran, debido a que suele tener efectos muy positivos en sus carreras. Instancias como las competencias, las cuales nosotros como organización hemos insistido en la necesidad de potenciar, lentamente estaban retomando el interés en el público y el atractivo artístico que antiguamente tenían. Prueba de ello es lo ocurrido en la última edición con Sol del Río y Vicente Cifuentes, que además de ser recibidos con una enorme acogida en la Quinta Vergara, fueron seguidos con atención en los hogares, como lo demostraron el rating, las notas del público y las redes sociales. Como SCD, llevamos algunos años abogando porque la presencia chilena en Viña se incremente y porque las competencias sigan recuperando el protagonismo que alguna vez tuvieron. Esperamos que en el regreso del Festival, ya en 2023, esa mirada hacia adentro de profundice aún más.

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