Columna de Dorotea López Giral: Francia, lecciones de la primera vuelta



Por Dorotea López Giral, directora del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Chile

Tanto la muerte de los partidos históricos de Francia –lo que parece repetirse en muchos países, incluyendo Chile– como un electorado enojado y fuertemente dividido, en palabras del mismo Presidente Macron en su discurso, son los resultados de las elecciones del domingo pasado. Como en general en los sistemas de elección directa ningún candidato gana por mayoría en la primera ronda, Emmanuel Macron y Marine Le Pen inician ahora nuevamente su campaña para una segunda vuelta el 24 de abril. No habiendo obtenido resultados muy diferentes a los de 2017 en la primera vuelta, el balotaje -donde Macron obtuvo un 66%, el doble de su contrincante- parece más compleja esta vez. Deben convencer al 49% de votantes que no optaron por ellos, además de ese 25% de abstención.

En esta línea, los dos buscarán ganar los votos del dirigente de izquierda, Jean-Luc Mélenchon, que obtuvo el 21% y que vive su última elección. A pesar de la edad de Mélenchon (70), el candidato tiene entre sus votantes a los jóvenes, el electorado más descontento, y llamó a no darle ni un solo voto a Le Pen ni apoyo a actual Presidente.

En este escenario, pareciéramos estar frente a un referéndum entre un nacionalismo cultural y un europeísmo laico, donde el primero es defendido por la extrema derecha, y el segundo, por un cuestionado pero persistente esfuerzo de Macron por apuntalar Europa. Asimismo, la guerra en Ucrania ha puesto patas arriba la contienda, generando mayor volatilidad e incertidumbre.

En el caso de Macron, que aspira a convertirse en el primer Presidente francés en ser reelecto desde Jacques Chirac, le juega en contra su objetivo altamente polémico de aumentar la edad de jubilación de 62 a 65 años, el aumento del costo de vida (movimiento de los chalecos amarillos) y las preocupaciones sobre el trabajo y la salud, quedándole la difícil tarea de conquistar los extremos.

Por su parte, Le Pen -conocida por sus políticas de extrema derecha, como restringir drásticamente la inmigración y prohibir el velo musulmán en lugares públicos-, esta vez ha llevado a cabo una campaña más convencional, suavizando su lenguaje y enfocándose más en temas como el aumento del costo de vida y el rescate de las tradiciones. Para la mayoría de los analistas, la contienda será cerrada, y lo más probable es que Macron se mantenga cinco años más en el Eliseo, aunque más por el rechazo a su rival que por un apoyo a su gestión.

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