Tomás Regueira: “Cada dos días y medio el sistema está teniendo que crear 100 camas, y eso es insostenible”

Tomás Regueira, presidente de la Sochimi.
Tomás Regueira, ex presidente de la Sochimi.

El expresidente de la Sociedad de Medicina Intensiva ahora está en el Ministerio de Salud, encargado de levantar las cifras de la red asistencial y de habilitar la mayor cantidad de camas posible. Apunta a una falta de empatía en la población y disociación con “la guerra” que se libra en los hospitales, donde cada día mueren 100 personas por Covid-19. Afirma que las nuevas cepas ya están circulando y avizora días complejos: “Esta segunda ola es mucho peor que la primera”.


Tomás Regueira presidió hasta el año pasado la Sociedad de Medicina Intensiva. También conducía la UCI de Clínica Las Condes, de donde fue desvinculado sorpresivamente, en plena pandemia, y causando revuelo. Ahora, el profesional, que para la primera ola se erigió como contraparte del Minsal, en datos y cifras, ahora colabora con la Subsecretaría de Redes Asistenciales en la apertura de nuevos cupos para atender a pacientes críticos.

¿En qué consiste su labor?

Soy asesor del subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac, quien me encomendó apoyar la gestión de datos. Todos los días debemos tener números exactos, consolidados y revisados de cuántos pacientes hay, cuántos fallecieron, cuántas camas quedan, etc. También, si tenemos muchos pacientes en un lugar, gestionar llevarlos a otra parte o sacarlos en el avión Hércules. Esos números había que mejorarlos y los que ya tenemos son precisos y en tiempo real. Ahora estoy en la planificación de la fase más compleja de esta segunda ola, donde el requerimiento de camas es muy alto.

¿Qué está pasando con esta segunda ola?

Tenemos un altísimo número de contagios y eso se traduce en pacientes que van a necesitar camas de cuidados intensivos. ¿Por qué tenemos tantos contagios ahora? Sin duda, porque las semanas o meses previos tuvimos exceso de movilidad, de reuniones, de una pérdida absoluta en la percepción del riesgo respecto de la enfermedad. Quizás como equipos de salud no hemos sabido transmitir con suficiente fuerza la guerra que se está viviendo al interior de los hospitales y clínicas del país. Por lo tanto, existe una disociación entre lo que pasa acá, y que es dramático, porque están muriendo 100 o 120 personas al día, y por otro lado, un desconocimiento o falta de empatía enorme de parte de la población.

¿Por qué cambió el perfil de las personas que llegan a las UCI?

El tipo de paciente es más joven y llega más grave. Hay que intubarlo con más frecuencia que en la primera ola. ¿Por qué existe este nuevo perfil de la enfermedad? No lo sabemos. Falta información respecto de las variantes que circulan en la población y eso se lo hemos pedido al Instituto de Salud Pública. Tenemos entendido que la cepa prevalente sigue siendo la original, pero necesitamos saber cuánto pesa en los pacientes graves o qué porcentaje de ellos presenta las nuevas variantes. Ese estudio se está realizando, pero, sin duda, tenemos circulación comunitaria de las nuevas variantes.

¿Qué se sabe sobre la variante brasileña?

Sabemos que en varios estados de Brasil la circulación del virus variante, es decir la cepa P.1, es predominante sobre las otras. Allá, un 80% de los contagios es de cepa brasileña, contra un 20% de la original, lo que significa que la cepa brasileña tiende a predominar por agresividad y contagiosidad. Sabemos que en Chile la transmisión comunitaria de la cepa brasileña existe, pero no sabemos en qué proporción. Necesitamos una muestra que nos permita entender cuál es la proporción de pacientes con esta variante y testear también a los pacientes intubados, para saber si, además, es una cepa más grave.

¿Cómo caracterizaría esta ola, en comparación con la primera?

En la primera ola tuvimos que ampliarnos a 3.200 camas. Para eso recurrimos a colegas que no son de la especialidad, habilitamos camas en lugares inhabituales, en todas partes del hospital. Hoy tenemos 3.900 camas. Entonces, esta segunda ola es mucho, pero mucho peor que la primera, en términos de recursos para dar respuesta a lo que está pasando.

¿Cuál es la situación actual de las camas críticas?

El sistema hospitalario y sus equipos de salud han hecho un esfuerzo enorme, y nosotros desde la subsecretaría hemos podido presionar al sistema para anticiparnos a los requerimientos. Nosotros sabemos cuántos pacientes van a venir a buscar una cama de UCI en los próximos siete o 10 días. Por lo tanto, sabemos que tenemos que encontrar esas camas. ¿Cómo? Estamos yendo a terreno todos los días, especialmente en la Región Metropolitana, dado que es aquí donde se está liderando la batalla más importante ahora, porque antes fue en regiones. En estas visitas vamos viendo las realidades de cada centro y nos vemos forzados a pedir que se hagan aún más esfuerzos en la conversión de camas. Esto significa un tremendo, continuo y permanente esfuerzo de los equipos de salud, que sabemos que están liderando esta guerra que parece no verse fuera de los hospitales.

¿La saturación del sistema hospitalario afecta la atención?

Evidentemente, nuestra mortalidad ha aumentado. Esto quiere decir que hemos perdido calidad en el trabajo que hacemos en estas unidades críticas que vamos creando, a pesar de los mejores esfuerzos que hace todo el personal de salud. Y aquí lo más importante no es seguir abriendo camas, sino cerrar la cadena de contagio. Por eso es una señal de esperanza que se hayan anunciado todos los cambios en el plan Paso a Paso. Nosotros no estamos en contra de las libertades personales, lo que más quisiéramos es que todos tengamos libertad de circulación. Pero, lamentablemente, esta realidad sanitaria se impone por sobre todas las cosas: están muriendo más de cien chilenos al día por esta pandemia.

¿Cómo es la proyección de la pandemia en las próximas semanas?

Lo que va a pasar en tres semanas más nadie lo sabe. Cuál va a ser el impacto de la vacuna progresivamente, el impacto de las variantes, cómo se va a comportar la población respecto de las nuevas medidas de restricción sanitaria implementadas, no sabemos. Por lo tanto, lo que podemos hacer es proyectar a siete o 10 días, porque sabemos que las camas que se van a necesitar obedecen a lo que ya pasó. Y los pacientes que se contagiaron ayer o anteayer, van a ir a buscar camas en 10 días más. Lo que puedo decir es que de aquí a 10 días necesitamos tener alrededor de 4.000 a 4.100 pacientes ingresados en UCI, que en la práctica nos obliga a crear 4.200 o 4.300 camas, las que vamos a tener que ir a buscar a los centros de salud, pidiendo más esfuerzos, con todo lo injusto que eso significa. Nosotros confiamos, tenemos esperanza en que las medidas de cuarentena que se intensificarán ahora impacten en cerrar la llave de paso de los contagios. Porque, evidentemente, el sistema hospitalario de creación de camas tiene un límite que ya sobrepasamos hace rato.

¿Cómo ha evolucionado la situación dentro de las UCI?

En los últimos días el ingreso neto de pacientes a UCI, vale decir, todos los que llegan y le resta todos los que salen, es positivo en unos 40 pacientes. Sin embargo, cada dos días y medio el sistema está teniendo que crear 100 camas, y eso es insostenible en el corto plazo. Es como reconstruir todo el sistema de UCI en Chile prepandemia en 25 días. Lo que la gente tiene que entender es que nadie está en contra de las libertades personales, pero lamentablemente llegamos a esta situación en que la curva de contagios se ha asociado a este nivel de presión en el sistema sanitario. Por lo tanto, necesitamos ahora cortar absolutamente la cadena de contagio.

Ayer se superaron por primera vez en la pandemia los ocho mil casos diarios. ¿Podrán soportar los equipos médicos esta alta cantidad de nuevos contagiados?

Los equipos de salud que están en la cancha necesitan que todos participen en esta guerra que se vive día a día con nuestros pacientes, sus seres queridos, porque bajar los contagios finalmente es una decisión personal, en la medida en que no sea de necesidad vital, de quedarse en la casa y no reunirse.

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