Mahina Valdivia, la nadadora que se prepara contra la corriente para Santiago 2023

Puede estar sumergida en sus apuntes de la Universidad Andrés Bello o en las piscinas de distintas partes del mundo donde le toca entrenar, pero Mahina Valdivia no para en todo el año. Ahora hace una pausa para hablar de sus desafíos, sus sueños y su preparación para los próximos Juegos Panamericanos, donde apunta tan alto como su nombre.



Aunque empezó un poco tarde para la disciplina, el amor de Mahina Valdivia por el agua venía casi de nacimiento. “Si bien recién a los 10 años integré la primera escuela de natación, en la Católica, amaba estar metida en el agua desde chica. Pasaba en la piscina y quizás por eso fue tan natural para mí después avanzar tan rápido, aunque en un principio lo hacía pésimo, no tenía técnica”, comienza contando desde Argentina una de las deportistas que más entusiasmo provoca en el Team Chile.

Esta joven nadadora, que le debe su nombre a la admiración de sus padres por la cultura polinésica, no conoció de límites desde pequeña. Mahina, cuyo nombre significa ‘Luna’ en tahitiano, tiene una relación con las aguas que le permitió en menos de cuatro años pasar de estar flotando en su piscina a competir en aguas abiertas en Brasil, donde hoy por hoy están las mejores exponentes del mundo.

“Me habían encontrado condiciones como nadadora de fondo, pero cuando competí en Brasil en aguas abiertas me enamoré de la disciplina. Me fue bien, quedé tercera y me encantó. Ahí me di cuenta de que había encontrado lo mío”, señala la deportista, que entrena en el país trasandino antes de viajar a Italia a una ultramaratón de 36 kilómetros de nado, todo con miras a Santiago 2023.

Con ánimo de revancha y ganas de hacer historia

Antes de Mahina, solo la histórica Kristel Köbrich había logrado clasificar a unos Juegos Panamericanos en la modalidad de aguas abiertas. “Logré meterme en Lima 2019 y para mí ya era un sueño. Para ese desafío me preparé muy bien, sentía que era mi momento, pero lamentablemente hice una muy mala carrera, quedé muy decepcionada”, cuenta Valdivia sobre su participación en los pasados Panamericanos.

“Siento que tras esa frustración aprendí mucho. Tengo como referente a Kristel, que es chilena, y al verla a ella sé que yo también puedo. Por eso me estoy preparando mentalizada en hacer historia en Santiago”, señala la deportista de 27 años.

Como cualquier largo camino, la nadadora reconoce que ha pasado por momentos difícil, donde llega incluso a odiar el agua, pero eso solo le dura unos días. “Hay veces que estoy tan cansada y decepcionada que digo que no quiere nunca más entrar a la piscina, pero pasa una semana y ya estoy buscando de nuevo el agua. Ahí me doy cuenta de que esta es mi pasión, que es algo más que solo un deporte”, explica.

En los pocos tiempos libres que tiene, revisa sus apuntes y se prepara con la misma disciplina para su carrera universitaria. “Estudio para ser entrenadora deportiva en la Universidad Andrés Bello. Es algo a lo que me quiere dedicar, me he dado cuenta de que desde ahí tengo mucho por entregar”, señala.

Pasión y perseverancia, en las salas de clases y en el agua

Quizás no existe otra forma de conseguirlo o es la única manera que conoce Mahina para enfrentar sus desafíos, pero además de la energía que pone en sus entrenamientos, la nadadora no deja de lado sus estudios en la Universidad Andrés Bello, donde es alumna de la cada vez más atractiva carrera de Entrenador Deportivo.

“Elegí la UNAB porque me habían comentado que es una universidad moderna, que conoce lo que es tener deportistas de alto rendimiento en sus salas y me he dado cuenta de que, es así. Yo pasó gran parte del año viajando y me dan las facilidades necesarias para poder rendir a mis tiempos, pero siempre con exigencia”, señala Valdivia.

“Quiero titularme y trabajar en lo que estudié. Sé que como entrenadora deportiva puedo aportar mucho al deporte nacional. He sido testigo del nulo apoyo que muchas federaciones, como la mía, les dan a los exponentes, así que mientras existan profesionales apasionados que acompañen se puede salir adelante”, comenta Mahina, quien ha tenido que entrenar por su cuenta junto a su entrenador, Juan Carlos Tenorio.

“Lamentablemente la pasión, la convicción y el apoyo de mi familia y de la UNAB es lo único que he tenido en este año previo. Eso me ha permitido darme cuenta de lo importante que es tener buenos profesionales al lado y yo quiero ser una de ellas. Sé que con lo que he aprendido en la Andrés Bello lo puedo lograr”, señala con claridad.

Mahina habla con una determinación que convence. Su mirada está puesta en el 29 de octubre, día en que competirá junto a las máximas exponentes del continente con el objetivo de hacer historia.

“Me levanto a las 5 de la mañana, entreno a las 6 y después me voy a clases. A las 3 de la tarde vuelvo a la piscina y luego directo al gimnasio. Así todos los días”, relata la nadadora, que no para en todo el año porque una energía especial parece moverla.

Para todo el que la conozca es una inspiración. Conmueve con sus ganas de ganarle a la adversidad. Siempre un esfuerzo extra, como si estuviera nadando contra la corriente.

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