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Aceite de roca (una verdad incómoda).

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Así se denomina petróleo en griego. Un elemento ‘abstracto’ por así decirlo, del que se sabe generalmente lo malo y que es solo para combustibles y para  producir plásticos, que contamina, causa guerras, corrupciones, presiones y que por culpa de él, toda la vida se va a extinguir.  Está compuesto básicamente por carbón (aprox. 84%), hidrógeno (12% aprox.) y un 4% de otros elementos, por ello también se lo conoce como hidrocarburo.

Generalmente, se lo encuentra entremezclado con rocas porosas (como esponjas), por ello la superficie del planeta no se hunde cuando se extrae. Se viene explotando y usando en diversas modalidades, desde hace siglos, pero es en la actualidad cuando se le ha sacado más utilidad (buenas y malas). Es una fuente de energía en sí (combustibles líquidos y gases propano, butano y asociado al natural), y sirve además para producir otra energía: electricidad. A mediados de los 70 se dio por primera vez una alerta de su agotamiento como recurso, por su extracción descontrolada. Se preveía que su valor sería tan alto que todo el sistema colapsaría, surgió con esto la búsqueda de energías alternativas. Sin embargo, a la fecha, pasa algo muy diferente, su precio ha bajado muchísimo debido a una combinación de hechos, todos humanos, nada relacionado con la contaminación, ni cambio climático ni escasez... por el contrario desde sobreproducción, pasando por recesión económica general, a la extracción del shale-gas (o de esquisto) y otros argumentos que apuntan a una estrategia para hacer colapsar algunas economías. Como consecuencia, la investigación en energías alternativas se va a posponer, ya que ahora son menos rentables.

Del petróleo se obtiene una infinidad de derivados, los cuales han servido para combustibles, lubricantes, ceras, asfaltos, diluyentes, plásticos, pinturas, insecticidas, fertilizantes, aditivos, detergentes y miles de artículos como neumáticos, zapatos, ropa, juguetes, salvavidas, aislantes para ahorrar energía, prótesis, implantes, tinturas para el pelo, lentes, pomadas, medicamentos, pelotas, lápices, autos ecológicos, jabones, protectores solares, cosméticos, bicicletas, celulares, bases para techos verdes, colectores eólicos, solares, bombas molotov, contenedores para reciclajes, viajes para las convenciones ecológicas, etc. Además se agrega toda la familia de ‘petroquímicos’, que abren otra infinidad de productos: en realidad casi todo se hace con este elemento, debido a que su composición molecular es muy compleja y rica.

Prácticamente es imposible que los 7.2 billones de habitantes vivamos sin él, lo más grave es que si se llegase a acabar, el gran tema no sería el de la energía misma sino, cómo producir todo lo que se fabrica con petróleo para seguir funcionando razonablemente.

Otra particularidad de este elemento es la cantidad de impuestos que paga, una entrada fácil para cualquier gobierno; si desapareciera, a algo nuevo habría que cobrarle impuestos. Cuál será su sustituto es una incógnita, por ello lo ideal es cuidarlo y reciclar todas sus versiones.d

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