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Arquitectura industrial

Oreste De Petris fue un arquitecto que resolvió, entre los años 50 y 70, la problemática de la construcción de calidad y el valor arquitectónico de las obras industriales. Un acento en el camino de la historia de nuestra arquitectura industrial que heredó obras tan emblemáticas como La Vega Central y las instalaciones de la planta Nylon de Sumar.

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Hay ciertos personajes, trayectorias o simplemente momentos claves; no significa necesariamente que hayan marcado un antes y un después, en este caso, de la arquitectura o la construcción. Sino simplemente, como ocurre con la figura del arquitecto de la Universidad Católica, Oreste De Petris, se rescata su legado pionero y ejemplificador, dentro de la arquitectura industrial.

Para Marcelo Sarovic -arquitecto de la Universidad Católica, profesor de la Facultad de Arquitectura de la dicha casa de estudios e integrante de Docomomo-, quien ha realizado una investigación del trabajo de este arquitecto fallecido en 1998, su obra es útil para un seminario de investigación en la PUC sobre la arquitectura de la industria y para un libro sobre el trabajo de De Petris que se está preparando.

Sarovic, ha reparado en el valor de su obra por un lado, y de la gestión por otro. Y es que De Petris, que fue representante de Chile en la UIA en la década de los 60, dotó también a nuestras ciudades de grandes construcciones industriales, desarrolló una visión del trabajo arquitectónico que elevó la calidad de éstas, además de generar como pocos, una empresa gestora de nuevas tecnologías y, sobre todo, un sistema donde la ingeniería, la arquitectura y la construcción cobraron importancia al estar reunidas, bajo la mirada atenta del arquitecto.

“Desde los años 50, hizo un aporte al modo de construir ciudad, colaboró con el desarrollo y perfección de las técnicas de construcción con hormigón armado, llevándolo a otro nivel. Conceptualmente, él había adscrito al modernismo décadas antes, sin nada pre fabricado, pero sí con mucho conocimiento constructivo”, cuenta Sarovic. Con los años, agrega, “llega a un desarrollo de arquitectura relacionada a la tecnología, sin paralelos en Chile”.

Es así como descubrimos hoy a un profesional destacado, un pionero que llevó al máximo el desarrollo de las tecnologías constructivas del hormigón armado, y lo hace además dándole el valor arquitectónico que a pocas industrias y fabricas se les puede reconocer.

“De Petris investigó y desarrolló los más variados sistemas de construcción de hormigón, todos de muy alta calidad y sobre todo de valor arquitectónico. En términos civiles, existía previamente la aplicación de la tecnología, pero no aplicada a la arquitectura de esta manera. De Petris lo utiliza en infraestructura industrial, equipamientos, fábricas; trabaja con piezas y partes, desarrolla una arquitectura con pilares y vigas, paredes y muros, y el resultado son obras de valor no solo estructural, perdurables hasta hoy, como lo es La Vega, la planta Rayón Said, actual Fruna o la planta Nylon Sumar”.

Según Marcelo Sarovic, hay una arista del trabajo de Petris que le da vigencia, “él reconoce que hay un mal nivel de construcción en Chile, el terremoto del 39 había botado prácticamente todo; por eso, el arquitecto tiene que reivindicar la variable de la construcción, tiene que ejecutar los planos de montaje de ejecución, y lo logra a través de la construcción en hormigón armado”.

:ejemplos notables

Un caso es La Vega, construida en 1973. “Uno creería que es metálica, pero su estructura es de hormigón. Es un sistema postensado que nunca ha tenido mantención, ha resistido 35 años”, subraya Marcelo.

Apunta además el complejo textil Yarur Sumar en Carlos Valdovinos (conocido como Machasa), que tuvo una repercusión gigantesca en su momento. “Hoy está abandonado y su cierre ocurrió, porque los procesos de fabricación de nylon decayeron, pero en su momento fue un modelo, generó vivienda social de buena calidad en su entorno que aún hoy son parte del tejido urbano”.

En resumen, un aporte, a vista de muchos, oculto, nada de aparente, pero que basta hacer memoria para revisitar. Mal que mal De Petris corresponde a una figura que respondió a las necesidades de su época, una donde las fábricas estaban inmersas en la ciudad, donde los referentes industriales eran parte del crecimiento y donde De Petris, un arquitecto, toma la decisión de hacer más que buenas fábricas, una arquitectura para estas instalaciones, logrando que de alguna forma dialoguen con la ciudad bajo cierta belleza. Un valor de calidad material innegable y de un carácter bastante único.

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