Cienfuegos y su mundo privado
Gonzalo Patricio Cienfuegos, edad desconocida, profesión: pintor y académico de la Universidad Católica de Chile; amo de un labrador y dueño de una gran casa-taller en Colina. Ese es Cienfuegos, uno de los artistas más destacados de la historia pictórica nacional.


Cuando llegamos a su casa fuimos acogidas por este hombre de mirada curiosa y sonrisa constante. Al atravesar la puerta principal vino el segundo recibimiento de unos pequeños personajes de color blanco que les llama cariñosamente “Comité de Pórtico”. Unas figuras que realizó para la obra Orfeo y Ulises en el Teatro Municipal.
Seguimos sus instrucciones y llegamos a un espacio de grandes dimensiones y altura generosa, donde los aromas a madera húmeda inundan el lugar. Todo este ambiente acompañado por los acordes de Robert Schumann, concierto para piano. Nos sentamos a conversar de la vida, y al poco rato Gonzalo se relaja y comienza una larga charla de historias, anécdotas y frases célebres. Hablamos de su casa proyectada por su hijo Matías; las historias de su perro Pomponio, y sus largos días en solitario de creación.
Con la célebre tesis orteguina: “Yo soy yo y mi circunstancia”, explica cómo llegó a esta casa. Después de su segundo colapso matrimonial, le pidió a su hijo que le construyera una casa-taller como un lugar para vivir y trabajar al mismo tiempo. Lo interpretó perfectamente y no hubo necesidad de alguna alteración. Es como un gran loft-taller con cocina, comedor, living y sala de estar.
Es un convencido de que los livings de cualquier casa son el lugar más lindo pero el más inútil. Para romper con este mito, en su living está el taller donde pinta junto a sus lienzos, pinceles, óleos, barnices, acuarelas, brochas y sérum. Trabaja siempre acompañado por un impresionante autorretrato enmarcado con un marco dorado simplemente maravilloso. Esta imagen es solo consecuencia de un narcisismo histérico, explica riéndose a carcajadas.
El tema de la decoración no es menor. Nada está al azar, y es como una composición de sus cuadros. Explica que se ha ido armando de a poco como una verdadera obra de arte. Hay muchas esculturas, recuerdos, un cuadro de su amigo Benjamín Lira, un imponente biombo de madera intervenido por el artista y varios cuadros colgados en una de las paredes de la escalera. Todos ellos son suyos de distintas épocas, colores y formatos. Esos que tienen un valor sentimental y que lo han acompañado durante muchos años de su vida.
Después de sacar varias fotografías nos vamos. Y con un “me dejan solo”, partimos con el abrazo y dos besos (al puro estilo español) de este gozador de la vida que abrió su casa y su mundo privado.
ESPACIO: Una de las particularidades de esta edificación es que no tiene muros ni puertas. Solo grandes ventanales donde pasa la luz e ilumina todo el lugar. El techo es de doble altura, desde ahí cuelgan unas lámparas industriales para potenciar la luminosidad de los espacios.
El mobiliario de Gonzalo Cienfuegos es bastante singular. Tiene muebles de los decoradores Patricia Vargas y Enrique Concha hasta accesorios de Casaideas y Sodimac.
INSPIRACION
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