Desembarco impresionista
"No hay que sorprenderse de las proporciones de los grabados, ya que los artistas vivían de manera muy humilde y realizaban los grabados en las proporciones que para ellos les era fácil venderlos", cuenta la curadora.
Son 101 grabados, dibujos y pasteles de 23 renombrados artistas del impresionismo europeo los que llegan a Chile gracias al esfuerzo conjunto de la Municipalidad de Las Condes, Fundación Itaú y Corporación Cultural de Las Condes. La muestra “Los impresionistas. Ruptura y vanguardia del siglo XIX” se presentará hasta el 24 de mayo, en forma paralela en el Centro Cultural Las Condes y Espacio ArteAbierto de Fundación Itaú.
Quien asista disfrutará de la obra gráfica de reconocidos artistas del arte universal, que si bien han trascendido por sus pinturas, todos trabajaron en forma paralela grabados, dibujos y pasteles, que hoy se encuentran repartidos en algunas de las más connotadas colecciones privadas del mundo. “La filosofía de este proyecto es la necesidad de mostrar una parte importante del principio de la modernidad a través de la obra gráfica. Es una faceta del impresionismo bastante desconocida en el ámbito en general porque es la obra gráfica, la estampación, que es un concepto importante para entender el arte contemporáneo actual. Ver cómo ellos, a través de la obra gráfica, pudieron difundir también una tipología de pintura que hasta entonces había estado sometida a los círculos más cercanos de los impresionistas”, sostiene la curadora de la muestra Rosa Perales, investigadora española y doctora en historia del arte de la Universidad de Sevilla.
Para el recorrido de la muestra, según la experta hay que tomarse el tiempo y poner especial atención a verdaderas joyas como La Olympia, de Manet, porque es una obra gráfica que está secuenciada y “además viene directamente de esa pintura que va a ser rompedora, en donde la representación del desnudo se hace de una forma moderna”, dice Rosa.
También está el retrato de Richard Wagner hecho por Renoir, “que muestra cómo ellos son conscientes del valor intrínseco que hay en las figuras populares del momento, en este caso del músico que después fue reconocido mundialmente. Y difunde su imagen como si fuera tan importante como un rey o un político, dándole la misma importancia a través de la imagen reproducida”, aclara la curadora.
El grabado de Jean-François Millet con esa mística deliciosa que se ve en sus campesinos, es otra obra para mirar con detención: “En ella se dignifica la labor del campo, la labor rural, la labor de los personajes que son anónimos”, sostiene Rosa.
Por su parte, hay que disfrutar y observar con cuidado la representación de Vincent van Gogh sobre el doctor Paul Gachet, que fue uno de los grandes impulsores de los impresionistas. “Tiene mucho valor humano porque los protege y los ayuda, y en el caso del doctor Gachet consigue construir un taller de estampación donde podían desarrollar sus grabados”, comenta la curadora.
Para terminar, las litografías coloreadas de Toulouse Lautrec, donde se ve el principio del pastel en “esas escenas preciosas de carreras de caballo que van a ser además significativas en cuanto al desarrollo del cartel del mundo contemporáneo, porque aparece como una disciplina”, concluye Rosa.
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