Diseño a todas luces
Después de 72 años de vida en Chile, Philips cambió la imagen de su edificio corporativo. El arquitecto Martín Gómez fue el encargado de esta tarea quien, además de incorporar modernos elementos en su interior, utilizó la iluminación como una manera de llenar el espacio y generar sensaciones, tanto en sus usuarios como en quienes lo visitan.

Frente al río Mapocho, por avenida Santa María, se encuentra el edificio de Philips. Su fachada, a excepción de un gran cartel que se encuentra en el techo, no tiene nada en particular y podría ser de cualquier empresa. Pero sólo es necesario poner un pie dentro para notar que hay algo diferente.
Martín Gómez, arquitecto y director del estudio AMG (www.estudioamg.cl), es el responsable de ello. Para él, la iluminación es parte constitutiva de los interiorismos que hace. “Está asociado a la calidad de vida de las personas, ya que es capaz de generar buenas atmósferas. La iluminación es el elemento más tangible que tenemos los usuarios y los arquitectos para demostrar el eficiente uso de la energía”, nos cuenta.
Por su parte, Christianne Rocha, Communication Senior Manager de Philips, señala que la iluminación es fundamental en este proyecto, porque es un área de negocios donde Philips tiene el liderazgo a nivel global. Además, explica que “la luz juega un rol clave, pues genera ambientes, cambia escenas y trae magia al lugar. Es un elemento que da vida y forma parte integral de los espacios de trabajo”.
En la remodelación de este edificio se aplicaron las últimas tendencias desarrolladas en iluminación, como los leds y los sistemas integrados. Todo el proyecto fue desarrollado con productos muy eficientes, que entregan belleza y diseño, ahorran energía y son de fácil mantención. Se intentó representar el “sense and simplicity” de Philips, el que no sólo se refleja en la luz, sino también en la simpleza del blanco, la funcionalidad, la cercanía y la integración con la naturaleza. El lobby, totalmente moderno, es el primer sector que podemos observar. A diferencia del estilo sobrio y tradicional del anterior, remodelado el año 1995 por el arquitecto Cristián Boza, éste demuestra de inmediato una fuerte personalidad. Toda la iluminación es fría, eficiente y conceptualmente pura. El diseño responde a las necesidades de exhibición de las diferentes áreas de negocio de la empresa: iluminación, salud y estilo de vida.
En los muros se dispusieron perpendicularmente cristales con leds por atrás. Con un sistema de programado, esas luces se mueven y cambian de color. “Con los cristales en los muros se quiere dar la misma sensación que cuando uno está en la carretera y ve las parras de uvas a los lados. La idea es que las perspectivas de los cristales vayan cambiando a medida que uno avanza”, explica el arquitecto. También hay un cinturón de luz que hace de umbral cuando se entra al edificio. Abajo de él, hay un sector con plantas iluminadas por varias ampolletas, todas distintas, de luz cálida y de bajo consumo.
La sala de reuniones sufrió grandes transformaciones. Está rodeada de cristales verdes y blancos sobrepuestos, para generar nuevas tonalidades. Sobre la gran mesa de madera, hay un plafón iluminado con leds Color Kinetics, que cambian de color, y luces blancas en el centro para poder trabajar.
Todo el proyecto, que se terminó en marzo, está inserto en lo que refleja la imagen corporativa de la empresa. “Así hemos llevado a la práctica lo que caracteriza a Philips, generando un ambiente entretenido, moderno, saludable para todos y cada uno de nuestros funcionarios y colaboradores. Resultado de ello es este espacio, que se relaciona con nuestra imagen de marca y sus atributos”, explica la Communication Senior Manager de Philips.
- En este proyecto, la eficiencia energética, la modernidad y el diseño están unidos con el objetivo de poder producir muchas alternativas, de crear nuevos espacios, confortables y gratos para el diario vivir.
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