Editorial


Moda y decoración, una asociación que muchas veces no hacemos, pero que están intrínsecamente relacionadas. Cuando uno elige algo, lo hace en base a los colores, texturas, sensaciones, el cómo nos hace sentir. Una extensión de nuestro gusto, objetos con los cuales queremos estar rodeados. Claramente entre ropa y decoración hay distintas escalas y usos; uno no se pone encima lo que pone sobre un sofá, pero les aseguro que sus casas son la continuación del look con que se visten, es lo lógico.
Por un lado está lo que nos gusta y lo que uno intuitivamente va a elegir, que se podría definir como propio y, por otro, está la moda, lo que nos imponen las marcas y que uno recoge y hace propio. Muchas de estas tendencias que son presentadas temporada tras temporada en los fashion week del mundo, van de a poco y lentamente permeando la estética de las casas, son ciclos que tienen distinta duración; el vestuario propone estilos de manera mucho más rápida y agresiva, es un negocio que funciona así, siempre esperando el nuevo color, accesorio, tamaño o terminación. Las grandes marcas lo alimentan y los consumidores así lo demandamos. En la casa la cosa es más lenta, las modas tienen curvas que duran entre cinco y siete años y que van en aumento paulatino; es muy raro que exista ‘el cojín’ que todo el mundo quiere tener, como sí pasa con un estampado, cartera o zapato.
Para este número miramos las colecciones que se presentaron en febrero en el hemisferio norte, las de invierno, para que se inspiren y vean cómo son replicables en la casa, estas son lo que Europa usará el otoño/invierno 2013/14, y que nosotros veremos recién el 2014 en tiendas (complicado, pero así es la moda), lo bueno es que tenemos tiempo.
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