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Editorial

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Aunque cueste creerlo, ya hay que empezar a pensar en la vuelta a la normalidad e inevitablemente a la vuelta a clases y al trabajo.

Estudiar es una parte importante de nuestra formación; fundamental para definir intereses y cómo nos insertaremos el día de mañana en el mundo laboral, pero también es una manera de seguir desarrollándose. Hoy en día no se puede parar de aprender, hay que seguir investigando, buscando, tratando de saber más y descubrir. El mundo está cambiando demasiado rápido y las habilidades duras, conocimientos concretos, cada día van quedando más obsoletos. Ser capaces de pensar de nuevas maneras, enfrentar cambios de forma positiva y desarrollar habilidades blandas es lo que, a mi manera, hará la diferencia en los próximos años. Por eso es tan importante enseñar a pensar en vez de hacer, a descubrir problemas y proponer soluciones. A ser capaces de improvisar de buena manera, y sobre todo a navegar en distintos escenarios con seguridad.

Para todo lo anterior hay que enseñar a ver el mundo como un lugar de oportunidades, y los problemas, como una posibilidad de ser innovador. Como dijo Einstein: “La mente es igual que un paracaídas, solo funciona si se abre”.

Pero también hay que tener método y constancia, para eso hay que crear hábitos desde la niñez, ahí la importancia de un lugar en la casa en donde estudiar, hacer tareas, y ya más grande, que sea donde uno pueda trabajar, leer o hacer trámites, no tenerlo genera dispersión, es como si un cocinero tuviera los cuchillos repartidos por toda la casa. Imposible hacer algo bueno así.

Estamos ad portas de la inauguración de la muestra de Yayoi Kusama, artista japonesa, de las grandes del circuito internacional, conocer su obra es mucho más que ver buenos cuadros, es meterse literalmente en un universo paralelo, propio de ella y que a veces puede ser hermético y difícil de entender, por algo vive hace  años y por decisión propia, en un hospital psiquiátrico. Su obra es compleja, pero también muy visual, sin duda una de las muestras importantes que hay que ver en Santiago este año.

Cuatro diseños clásicos, los desarmamos para entender porque a pesar de ya tener varios años en el mercado, siguen sumando adeptos y se transformaron en irreemplazables. La manera que fueron diseñados, buscando una solución nueva y mejor, es la clave.

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