MasDeco

El auge del papel

Algunos piensan que se trata de una nostalgia por tener cosas tangibles que atesorar cuando todo se hace virtualmente. Otros opinan que es parte de un resurgimiento de las manualidades en general. La mayoría cree que la libertad y la posibilidad de autogestión a través de productos simples es uno de los mayores atractivos. El trabajo de Conspira, Pelham, Amelia Strong, Obrera Gráfica y las cinco marcas que mostramos a continuación demuestra que el papel se resiste a desaparecer.

2077332
2077332

Papelería dieciocho 

Macarena López y Gabriel Urzúa todavía se ríen de cuanto se emocionaron cuando Papelería Dieciocho alcanzó los 50 ‘Me gusta’. Ahora tienen más de 12 mil seguidores entre Facebook e Instagram. Fue algo que ella -artista visual con mención en grabado y diseñadora gráfica- comenzó sola, unos meses antes, a principios de 2013: “se me ocurrió armar una página web con ilustraciones enmarcadas, libretas hechas a mano, estampadas con timbres que tallaba (para mí eran minigrabados, luego, buscando materiales en internet, di con los timbres) y partes de matrimonio que diseñé para amigos que se casaban. Gabriel (diseñador gráfico y piloto comercial) la armó para mí en una semana, pero creció tanto que se unió a fines de ese año. Ahora es la mitad de este proyecto. Él le da el orden, el oficio, el detalle, todo lo que hace que la papelería funcione.

A ellos les gusta pensar que lo que hacen es facilitar la vida de las personas a través de objetos de uso cotidiano ligados a la papelería. Para eso están siempre revisando referentes, recibiendo sugerencias de diseñadores amigos y clientes. “Lo mejor de los timbres es que involucran un ‘hacer’ del cliente. Es una solución simple, manual y barata para lograr un gran tiraje de impresiones personalizadas en bolsas, santitos de bautizo, etiquetas y más.

Se declaran busquillas. Han probado todo tipo de materiales para mejorar la calidad de sus timbres. Buscan sus insumos dentro de Chile y entre proveedores pequeños para generar más oportunidades de trabajo; una práctica que generalmente implica descontextualizar y encontrar nuevas funciones, caminar mucho e investigar. “Ahora estamos bien entusiasmados con un proyecto que armamos y será muy entretenido porque involucra a ilustradores freelance. Esperamos estar listos en abril próximo. Ponemos cariño porque nos gusta lo hacemos. Elegimos este camino y de ninguna manera volveríamos atrás. Creemos que la gente se da cuenta de eso y lo valora. Nos interesa formar redes de contacto con otros que están en lo mismo que nosotros, conversamos e intercambiamos conocimiento. Es por eso que hacemos talleres también. Creemos que eso nos distingue”.

La Mano Ediciones 

Cuando partió con La Mano Ediciones, como una submarca del taller que tenía con un amigo en Valdivia, Daniela Poch ponía mucha más gráfica ilustrativa y figurativa en sus productos. Han pasado cinco años y a través de ese tiempo se ha esforzado por depurarlos hasta llegar al diseño más sencillo, básico y neutral posible; uno que sugiere texturas y sensaciones más que imágenes y que nunca se repite en más de 50 ejemplares, que busca tener esa condición de “pequeño tesoro”.

En el taller, con su amigo, usando serigrafía y otras técnicas, Daniela diseñaba pósters, carátulas de discos y hacía encargos para otros artistas. Siempre cuidando el oficio y manejando todo el proceso

-desde la idea al producto terminado- en el taller. Se separó para dedicarse completamente a la papelería, trabajando con los mismos criterios: “Me encanté con el producto porque estaba muy a la mano, porque es muy íntimo. Además de sencillo es muy atemporal. Tengo una fascinación con las libretas, hace mucho tiempo que las colecciono. Mientras las uso me voy fijando en sus detalles y voy pensando en modelos que me gustaría hacer, cosas que me gustaría refinar”.

La fabricación comienza con la compra de insumos. Luego se imprime, se cortan las hojas, se plisan, se perforan, se cosen, se prensan, se guillotinan, se despuntan y se ponen los elásticos. Aun con todos esos procesos, para Daniela el trabajo más difícil es el diseño, “pensar qué gráfica se adecua mejor al formato. Cada uno pide un patrón distinto, a veces minúsculo. El papel que más uso es el Kraft de 300 gr. Me gusta por su calidez, aunque restringe tu gama cromática, soporta muy bien el color”.

W lamanoediciones.cl

Wün Handmade

El mundo de los maestros impresores de San Diego puede ser fascinante para alguien que siempre se ha sentido atraído hacia lo artesanal. Loreto González los vio trabajando y hasta los procesos más fomes -como el hot stamp, usado comúnmente para encuadernar tesis- le parecieron una oportunidad de crear algo diferente; solo tenía que pensar en la manera de darles un vuelco. Esas ideas germinaron y nació Wün: “Los maestros usan la prensa tipográfica para hacer tarjetas de presentación. Me di cuenta de que podía hacer matrices, pequeños timbres, y generar diseños a través de eso. La máquina me permite jugar con tamaños hasta carta, así hago estas impresiones decorativas que, me han dicho, parecen escudos de un club de tenis o algo así. Me fascina eso que parece un error, que resulta también de la serigrafía. Yo lo veo más como una particularidad, algo único. No hay muchos lugares donde se pueda conseguir una impresión de calidad, numerada. Se imprime mucho en digital. Yo solo hago 25 ediciones de cada diseño porque quiero que la gente se involucre con la materialidad, con los procesos de impresión”, explica Loreto.

La risografía llegó como consecuencia un poco obvia. Ahondando en las impresiones y ediciones seriadas supo que en otros países -EE.UU. por ejemplo- era un método muy usado en las escuelas de arte y diseño, porque obliga a plantearse la imagen desde la técnica de impresión. “Los colores están definidos y tienes que considerar un azul, un magenta, un cian antes de diseñar y no al revés, como suele ocurrir. Por eso la escogí. Fue una inversión y una apuesta porque acá no es muy conocida. Estamos un poco tratando de educar”.

En una habitación de su departamento en el centro, Loreto pasas los días con sus máquinas haciendo libretas, impresiones decorativas y próximamente libros objeto, otra consecuencia un poco obvia, en la que se ligaron todos sus intereses. Así es mucho más feliz que cuando trabajaba en publicidad o en el área de decoración de una gran marca del retail; cuando la serigrafía y la encuadernación eran solo un hobby.

W wun-handmade.com

Gá artífice 

Ramón Díaz ha dedicado 40 años de su vida a la encuadernación, restauración y fabricación de papel, 30 de ellos trabajando para la Casa Central de la U. de Chile. Cuando en 2005 conoció a Gabriela Álvarez y supo de las libretas que creaba de forma autodidacta desde los 14 años, siguiendo solo su instinto y algunos libros, no pudo negarse a enseñarle el oficio y todos sus trucos. “En ese momento comencé a perfeccionar mi técnica y buscar mis propios caminos. Así conocí a Daniela Díaz Álvarez, quien me enseñó formas más contemporáneas de encuadernar. Esa actividad manual e intelectual me llevó a crear mi propia marca, Gá Artífice”, cuenta Gabriela.

Su proyecto rescata los procesos artesanales. Sus productos se inspiran en la gráfica y el espíritu de los cuadernos antiguos. Usando timbres y foliadores ha desarrollado un “Servicio de Identificación Poético”: las personas pueden timbrar sus libretas o cuadernos con una fecha importante para ellos y convertirlos así en algo simbólico y único.

Paralelamente a este trabajo estudia grabado en la Escuela de Bellas Artes de Valparaíso. Los fines de semana recorre los cerros de esa ciudad con un carrito cargado con sus productos.

W ga-artifice.blogspot.com

Pez Rojo

Muchas de las llamadas que Paulina Amenábar recibe de su papá son para avisarle que sobró una huincha de una cartulina exquisita, de tanto por tanto, en tales cantidades. Entonces Paulina va a la imprenta que él tiene desde hace muchos años y empieza a pensar que hará con ese material; si llevará un cuño seco -sello en relieve- o una impresión, si se convertirá en las páginas de una libreta, en separadores de libros, postales, sobres e incluso individuales. “A veces un producto se vende mucho y se acaba el papel. Para fabricar más unidades tendría que comprar, pero trato de no hacerlo. Siento que la fortaleza de mi marca es la relación precio calidad. Rescatar el papel que de otra manera iría a la basura y no tener que pagar por él me permite tener productos de alta calidad, accesibles y de alguna manera ecológicos”, dice Paulina.

Artista visual y orfebre, hizo sus primeros productos en papel a los 15 años. Se acuerda de que un empleado de su papá le forró una caja de cartón y ella la llevó a todos los lugares que pudo con sus postales y separadores de libros. Alguna vez ha pensado en dejarlo y dedicar más tiempo a sus joyas y sus pinturas. Pero no podría. Si no es el mismo papel, la gente sigue pidiéndole  cosas nuevas. “A pesar de que hago trabajos corporativos, no tengo estructura de empresa. Mis procesos, como en el resto de las cosas que hago, son muy intuitivos. Eso y el hecho de que no miro al trabajo de otros, queda plasmado. La gente no sabe muy bien por qué pero le gusta, lo encuentra bonito y lo quiere”. Paulina evita aburrirse o aburrir a sus clientes y siempre está introduciendo productos nuevos. El año pasado fueron los individuales impresos en papel y ahora prepara bolsitos, estuches y cosas que se complementan con la papelería, hechas de retazos de tela que sobran del taller de costuras de su mamá. Todo lo que hace trae ese toque nostálgico de las cosas que se extinguen, como los artesanos que tallan los moldes de los cuños o las mujeres que cosen las libretas. d

w pezrojo.cl

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

¿Vas a seguir leyendo a medias?

NUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mesTodo el contenido, sin restricciones SUSCRÍBETE