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El futuro es apocalíptico

¿Vaticinio? ¿Provocación? ¿Verdad? Víctor Castillo retrata con su arte una realidad que encara al capitalismo bajo una mirada interna al vivir en Los Ángeles, California. "Conozco el monstruo desde adentro", dice a 12 años de dejar Chile y estar exponiendo junto a los grandes del arte contemporáneo.

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La actitud de Víctor Castillo destila madurez. El artista que dejó Chile en 2004 para partir a Barcelona llega sólido este año a exponer lo que será su segunda muestra individual en Isabel Croxatto Galería, llamada Hollywood Dreams.

Desde aquí habla de su firme movida internacional dentro de un camino contundente acompañado de sostenidos éxitos. En Barcelona, además de sentirse libre, encontró una plataforma internacional liderada por la emblemática Galería Iguapop, donde se hizo amigo de algunos grafiteros locales como Miss Van y Boris Hoppek, entre varios más de quienes aprendió el significado de tener un sello, “algo que no se usa mucho en Chile, donde el arte conceptual es muy teórico, donde al final la imagen pasa a segundo plano y es difícil tener un sello si no hay imagen”, explica.

Estar en la ciudad catalana le permitió proyectar y nutrir su trabajo. Allí comenzó a recorrer y exponer en distintos países de Europa. En un momento el diario El País hizo una entrevista a página completa de su trabajo, catalogándolo como parte del movimiento ‘lowbrow’ de California. Desde entonces se le considera uno de los principales exponentes de esta corriente.

Pero el gran diferenciador de Víctor Castillo en su obra, específicamente la que viene trabajando este último año con Born in ’73, desde donde se desprende lo que está exhibiendo ahora, es que nace bajo el mismo concepto, “es tomar el hecho de que nací el 73 como fecha emblemática, entonces hay mucha imagen metafórica sobre el abuso de poder, hay una crítica al capitalismo que es una constante en mi trabajo”, dice.

El año 73, año de su nacimiento, en Chile se instala la dictadura comandada por Pinochet, la que implantaría y desarrollaría un modelo económico que actualmente se impone de forma global. “El lowbrow y el surrealismo pop son de mucha fantasía, sueños, sin mucho trasfondo político; en cambio en mi trabajo sí hay un trasfondo político, ahí es donde me separo de mis compañeros internacionales y es por la carga que traigo; no puedo desprenderme de mi experiencia, de mi biografía. Yo intento crear un imaginario y contar historias que no sean solamente de mí sino que de todos. Y está funcionando, cualquier persona que vea mi trabajo en cualquier lugar se identifica porque lo entiende. Todos sentimos y necesitamos las mismas cosas, por eso trato de ser universal, como los cuentos”, explica.

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Hace seis años se mudó a Los Ángeles, California, donde se consolidó como artista internacional y comenzó a conocer y a exponer junto a sus artistas favoritos, tanto en Estados Unidos como en todo el mundo. Así, ya cuenta el estar junto a grandes como Robert Crumb, David LaChapelle, Ron English, Shepard Fairey (Obey), Olek, Ray Caesar, Mark Ryden, Kim Gordon (Sonic Youth), Maxime Reality (The Prodigy), Gary Baseman, Tim Biskup, Manuel Ocampo, Junko Mizuno, Tara Mc Pherson. En Los Ángeles el arte y la música van de la mano, “es muy común que lo artistas hagan las portadas de los discos”, suma. También comienza la interacción con gente del cine porque ahí está el mundo de Hollywood y de los estudios de animación de Disney. “L.A. es la capital emblemática de un capitalismo insostenible, entonces como experiencia neomoderna es superinteresante, pero agota porque no existe la vida de barrio, todo es en auto y se está acabando el agua. Es un poco apocalíptico y eso te hace sentir que vives en un lugar donde estás colaborando con algo que es insostenible y dan ganas de salir un rato de ahí.  Lo que yo me planteo es venir más seguido a Chile”, explica Castillo.

Sin caer en lo panfletario ni en el dramatismo, a Castillo le gusta el humor disimulado con mensajes subliminales. “Y con Chile me pasa que no sé dónde está su futuro, porque tiene un sistema que se resquebraja por todas partes. Lo mismo que pasa en Estados Unidos que aunque sea ‘otro’ capitalismo pasa lo mismo... 50 millones de pobres, con barrios enteros de indigentes”, suma.

Por eso el mural que realizó en el GAM el año pasado lo llamó Futuro Esplendor, “porque es una promesa que nunca llega. Es poner en duda el sueño americano; un economista decía que Estados Unidos es un país en ‘vías de  subdesarrollo’ y estoy de acuerdo con eso porque lo puedo ver”, sostiene.

Con un año prometedor por delante, el artista inaugura paralelamente, a fines de este mes, una colectiva en el Museo de Arte Contemporáneo de Virginia (MOCA), que reúne una selección de los  artistas más importantes que han aparecido en la revista especializada en arte contemporáneo Hi-fructose, con motivo de la celebración de sus 10 años. Luego participa en otro group show con la Galería Corey Helford de Los Ángeles para celebrar los 10 años de la institución. Más tarde, junto a Isabel Croxatto Galería, participará con obra nueva en las ferias de arte Ch.ACO en Chile e Istanbul Contemporary, en Estambul. Luego, a comienzos del 2017 hará una muestra individual en la Galería Jonathan Levine, en Nueva York, entre otros proyectos que forman parte de su “bola de nieve”, donde cada año su carrera proyecta más altura. d

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