MasDeco

El que busca encuentra

Un lugar que concentra el recorrido de la vida entera de Fernando Domínguez coleccionando y recuperando artículos como juguetes, muebles, ropa, vehículos, electrónica y un sinnúmero de elementos combinado con el ojo de la artista y maquilladora Francisca Vilches, quien aportó el trote de la dirección de arte, ambientaciones, vestuario y maquillaje tanto en moda como en publicidad. El resultado: un diseño de experiencia.

Por casualidad,  como muchas cosas buenas en la vida, llegó esta casa a la vida de Francisca Vilches y Fernando Domínguez. “Era un día de semana, iba a acompañar a un amigo a ver una casa en barrio Matta para que él pusiera un local de colaciones y yo se lo decorara. Fran tenía que ir para ese lado a comprar pinturas, así que nos acompañó”, cuenta Fernando, dueño de la tienda/museo Hasta que te Encontré, un espacio de arriendo para productoras, agencias de publicidad y direcciones de arte tanto en películas como en televisión o proyectos de moda.

Así llegaron hasta una gran casa gris de fachada continua que se dividía en dos partes. La delantera, que da hacia la calle, corresponde a una construcción de principios de siglo pasado, con techos altos y molduras afrancesadas “pero con una alfombra muro a muro azul paquete de vela terrorífica y una serie de errores decorativos heredados de los noventa, como esas canaletas sin fin para enchufar las líneas de telefonía fija o tubos fluorescentes”, cuenta la pareja.

Luego viene la parte posterior, un galpón industrial de unos 300 m², que había sido usado como imprenta por muchos años. La imagen estaba compuesta por un piso de concreto, pilas de basura de oficina, mensajes de nostalgia a la tierra peruana en los lockers y nuevamente el festival del tubo fluorescente. “Mi amigo desistió de la locación para su proyecto ya que por las dimensiones tendría que haber montado un tipo de Piccola Italia y nosotros continuamos con nuestro día. Pero por una extraña razón nos quedamos pegados con el lugar”, cuentan.

Al día siguiente se confesaron las fantasías sobre cómo podría quedar este lugar de capa caída. “No muy a menudo se ve la mezcla de algo clásico y romántico con una estructura industrial, y nuestra imaginación corrió y corrió. En ese momento yo tenía mi tienda en barrio Italia, mi casa era la puerta contigua a la tienda y Fran vivía en un lindo edificio estilo inglés cerca de Escuela Militar. Pese a que no estaba en nuestros planes abandonar los otros tres domicilios nos animamos a visitar el lugar otra vez”, suman.

Estando ahí por segunda vez la ilusión se hizo más fuerte y las ganas de arrancar esa alfombra azul para descubrir lo que había abajo se hicieron insostenibles. Lo concretaron, y a mediados del año pasado tuvieron las llaves en sus manos y comenzaba un largo camino.

Hoy están encantados con el barrio: Matta Sur. “Nunca más compramos una botella desechable porque todas son de vidrio, acá no se usa bolsa plástica sino de feria o carrito, no hay más comida congelada en el refri porque el pescado se compra fresco en cualquiera de las tres ferias que tenemos en un radio de cinco cuadras, el vidrio lo botamos en el contenedor de Coaniquem que tenemos a 25 pasos de la puerta, hay alarmas comunitarias, juntas de vecinos, trueques y favores, a los animales se los respeta y cuida... ¿París? ¿Berlín? No. El

centro de Santiago, lo más evolucionado que hemos visto en años. Si total -y por ello la mejor locación para nuestro proyecto- la tendencia de ‘evolución’ es volver a lo primordial, lo simple, lo sensato”, concluyen.

¿Vas a seguir leyendo a medias?

NUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mesTodo el contenido, sin restricciones SUSCRÍBETE

VIDEOS

Servicios