En Victoria, Australia, el barrio South Melbourne, al lado de la playa, está poblado de verdes y frondosos parques, “hay muchos restaurantes, bares, el mercado de South Melbourne, donde se pueden comprar productos frescos y hay muchos edificios históricos. Se encuentra a 15 minutos a pie del centro de la ciudad”. La descripción es de una de sus habitantes, Sophie Gunnersen, propietaria de esta casa de fachada continua, una Victorian Terrace, donde vive junto a Andrew, su esposo, su hijo Kip y Banjo, su perro. “Tiene un montón de carácter y encanto”, dice, refiriéndose a esta construcción de dos pisos que se organiza en torno a una gran planta abierta, un espacio cálido que integra la sala, el comedor y la cocina.

Colorida y con una atmósfera bien jovial y entretenida, Sophie amalgama en ella lo antiguo y lo nuevo, dando a cada espacio un toque atractivo y fresco. “Mi casa está plena de color, es terrenal, amistosa. Cada cosa que pongo en un espacio necesita tener una función más allá de lo puramente decorativo. Amo mezclar las tendencias y conceptos de hoy con piezas más establecidas que pueden ser constantemente actualizadas para permanecer relevantes. Siempre estoy poniendo un ‘splash’ de pintura sobre una pieza aburrida para darle un nuevo aire y buscando en tiendas pequeñas, de segunda mano, objetos únicos para renovar las habitaciones”.

Y es que el interiorismo es lo suyo. Sophie es directora creativa de Stamp Interiors, oficina  australiana de diseño de interiores y estilismo que posee este sello fusión. “¡Trabajamos duro y nos encanta lo que hacemos! Nos gusta estar a la vanguardia de las tendencias del diseño emergente y enlazarlo con antiguas piezas

de calidad de todo el mundo. Amamos mezclar patrones clásicos con las texturas y estilos que vendrán, amamos el color y tomar riesgos”.

Sus estancias en Italia y Argentina, dice, también han influenciado su mirada en el diseño de interiores. “Cada ciudad tuvo un gran impacto en mí, la pasión, la excitación, es difícil no quedar atrapado en una atmósfera. Compré un viejo departamento en la Recoleta, Buenos Aires, y me tomó un año renovarlo, restaurar de vuelta a su belleza. En Roma vivía en Trastevere y trabajé con algunos arquitectos y diseñadores locales fabulosos. He recogido muchas piezas de arte de artistas locales, me traje a casa cosas de ferias de antigüedades y de casas de subastas. Son objetos y piezas increíbles que nunca pasan. Mi  favorita es una gran obra de arte, el hombre rojo que cuelga en el living, lo traje de Argentina, fue hecha por un artista local, Milo Lockett”. Estos elementos de diversas partes del mundo se conjugan con algunos muebles hechos por ella misma con look reciclado, como la mesa de comedor en roble, cuya base proviene de un fabricante de barcos local.