Enclave moderno
60 metros de largo por seis de alto. Así se presenta el imponente edificio corporativo de Conafe en La Ligua, una construcción de hormigón, líneas contemporáneas fachada de vidrio, que logra -no obstante sus dimensiones complementarse con la arquitectura del lugar.

Por la ruta 5 norte, a 154 kilómetros de Santiago, se pueden ver cientos de pañuelos blancosmoviéndose de un lado para el otro, indicación popular de que estamos cerca de La Ligua. Es ahí donde se encuentra el nuevo edificio corporativo de la Compañía Nacional de Fuerza Eléctrica, Conafe, una construcción totalmente moderna, de 716 m2, que morfológicamente se expresa con rasgos como la fachada continua, que lo funden con la esencia del lugar.
Desde el comienzo la idea fue hacer un edificio abierto a la ciudad, donde los ventanales fueran los protagonistas de la fachada y permitieran ver desde el exterior lo que estaba sucediendo adentro. “Conafe quiere proyectar una imagen de espacio intermedio. Es decir, una empresa que interactúa con la gente de manera fácil, que se relaciona con el público y que está abierta para ellos”, asegura José Manuel Navarrete, arquitecto y socio de TNG arquitectos (www.tng.cl), oficina encargada de este proyecto.
Constituida por zonas públicas, donde se ubicó la atención a clientes, exhibición de productos y centro de pagos, y también por una privada, cada área tiene un acceso distinto que se une al interior por un paso supervisado. Además, la fachada de la zona de oficinas está intervenida con pilares de hormigón, lo que además de funcionar como filtro para mantener la privacidad, controla la entrada del sol. “Lo que hace el edificio es generar un tamiz más cerrado de forma que el espacio también responda a la privacidad propia que el trabajo requiere”, explica RodrigoGil, socio de TNG arquitectos.
Con el fin de evitar rejas, se instaló un espejo de agua, que funciona como separación y control de las fachadas respecto a la calle. Esto permite tener la vista limpia del edificio y una proximidad visual con los transeúntes. Además, la construcción tiene un alero de siete metros, que funciona como un paso intermedio entre la calle y el interior. “La proyección del alero fue un esfuerzo estructural y es el gran mérito del edificio. No es necesariamente un corredor, pero sí una interpretación de un espacio donde uno no está ni adentro ni afuera, sin embargo se está protegido”, señala Navarrete, quien también hace hincapié en la utilización que hace la gente de los espacio exteriores y todos sus elementos. “Notamos que había un ánimo de la gente con respecto al nuevo edificio. Si bien es una empresa privada, la electricidad es un servicio público”, acota el arquitecto.
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