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Entrevista: Método Gatica

Orlando Gatica. Aunque en un primer momento no tenía claro que el diseño era lo suyo, bastó que creara un objeto mientras estudiaba para que llegaran la certeza y el ímpetu por hacer las cosas construyendo un método que es sinónimo de calidad y excelencia, para muchos, sin  igual en Chile. Este año lanzará una línea de mobiliario de oficina y otra de baños, además de potenciar su marca O en el extranjero.

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Sin proponérselo. Cuando era chico tuvo la inquietud de transformar y reconfigurar las cosas, hacía ‘casas club’ y escondites juntando las cosas que encontraba en su casa, “luego pasó el tiempo y ya no lo hacía afuera sino adentro. Cambiaba constantemente o bien desordenaba. Hacía figuras con los sillones y cojines y generaba formas y nuevos espacios, a modo de naves espaciales. En ese momento ya comencé a dibujar de manera sistemática prácticamente todos los días”, cuenta. Luego entró a la universidad. “La primera vez que sentí que diseñé algo fue como en tercero, cuando hice una lámpara de aluminio, bien ‘modernosa’. La recuerdo perfectamente, tenía muchas cosas resueltas”. Ahí pensó que realmente podía dedicarse a esto, le empezó a importar y dice que puso un ojo distinto a todas las cosas. Lo que le gustó del diseño -su primera idea fue ser arquitecto- era que el resultado “dependía mucho de uno y se podían hacer cosas en corto tiempo sin necesidad de tener un encargo o cliente, así empezaron los autoencargos que eran diseñar primeramente muebles para luego ser vendidos a conocidos”, recuerda. Y la forma en que decidió hacer las cosas ha marcado un sello que es sinónimo de calidad y oficio, que hoy en día es reconocido no solo dentro sino que también fuera del país.

¿Cómo has desarrollado el proceso productivo de tus productos que los diferencia del resto?

Esto nació a raíz de cómo partí trabajando. En la universidad necesité hacer una soldadura, llegue al barrio de 10 de Julio y conocí a un señor que trabajaba soldadura y torno de precisión para metalmecánica. Esa máquina, la exigencia que me transmitió ese maestro tornero y el trabajo en ella me marcaron en lo que tiene que ver con la calidad de la manufactura, exactitud y perfección. Empecé a usar esa máquina para hacer partes y piezas de diseño y fue la primera que compré.

Luego busqué más gente que hiciera cosas buenas y llegué a trabajar repartido con distintos maestros con diferentes habilidades por todo Santiago; así fui conociendo gente y algunas mañas para sacar mejor provecho a algo absolutamente artesanal. Una vez entendiendo las limitaciones de este sistema le pedí a mi mujer que nos fuésemos a vivir a Rancagua para hacer un taller de diseño, no solo de muebles, sino de diseño. En ese momento partía O’Diseño Factoría S.A. con dos maestros, unas pocas herramientas y un galpón vacío.

Desde el primer día la premisa fue la calidad, artesanalmente al principio, pero calidad que se asentaba en tres conceptos básicos en este pequeño equipo. Primero, diferenciarse de lo que se estaba haciendo, buscando nuevas formas de diseño y, por sobre todo, persiguiendo la mejor calidad posible en todos los ámbitos. Segundo, el compromiso de experimentación constante, ya que nadie nos enseñó fabricación, cambiábamos de método de manera constante buscando la mejor manera de producir algo a través del ensayo y error. Y tercero, la constante incorporación de información, ver qué se estaba haciendo en diseño en el mundo y mirar para afuera tratando de comprender cómo se debían hacer las cosas.

Estos conceptos no han cambiado mucho, solo hace unos pocos años y cuando el equipo pasó a ser de 3 a 70 personas, se sumaron tres nuevos conceptos: comunicación, emoción y motivación. Al crecer el equipo empezaron a cambiar las cosas y hubo que empezar a profesionalizar todas las áreas, lo que también va en directa relación con la calidad. Hoy somos cerca de 100 los que debemos perseguir ese objetivo de calidad en O’. No solo en lo que diseñamos, preocupándonos mucho sobre el encargo; no hay uno más importante que el otro, a todos se les pone el mismo cariño y pasión en cómo producimos, los logros que se han obtenido con el mejoramiento continuo de la técnica y además en cómo administramos, lo que es pieza clave cuando se trabaja con tanta gente con nuevas tecnologías y nuevos materiales. De manera constante, siempre  estamos buscando e innovando. Ya llevamos persiguiendo esa calidad desde que partimos hace 12 años.

¿Cómo se resume la identidad local que quieres proyectar?

Primero que todo, creo que diseñando pensando en lo que se tiene, es decir, tecnología disponible en el país y a partir de eso proyectar (low tech) con materia prima principalmente chilena. Con respecto a los temas que este diseño toca, ese imaginario para nosotros proviene principalmente de dos fuentes: una son las artesanías, aquí podría estar la base del diseño chileno, y como temática, somos muy privilegiados de vivir lejos, con nuestro paisaje basta, aquí hay tema para rato.

Imagínate si solo tomas Chiloé como temática, saldrían miles de ideas relacionadas a su estética,  que no existe en ningún lugar del mundo.  Esa imagen de algo salvaje e indomable aún se transforma en diseño, algo que en el mundo no está muy presente en el diseño moderno, es nuevo. El mundo está viendo siempre lo mismo y son pocos los que se salen de la línea ‘internacional’, no hay grandes empresas en esto y aquí veo la posibilidad de que seamos un actor importante.

¿Un diseñador que admiras?

Al comienzo admiraba mucho a Philippe Starck y lo sigo haciendo, ya que ha podido estar prácticamente en todas las áreas del diseño, que es muy difícil.

Hace un tiempo, supe de un diseñador de autos, Horacio Pagani, un argentino de 57 años, que se fue a probar suerte en Italia en los 80 y hoy es una de las personas más importantes a la hora de hablar de diseño de automóviles, construcción y conocimiento de materiales compuestos. Es un genio, usa como método de trabajo los conceptos renacentistas y los aplica no solo al diseño de automóviles, sino que a muchos otros productos, donde su gran aporte ha sido en la investigación de nuevos conceptos y materiales, siempre teniendo presente la relación entre arte y disciplina técnica.

Este año tuve la suerte de conocerlo en su oficina-taller en Italia y quedé impresionado por cómo maneja los conceptos de diseño y los aplica bajo su particular filosofía de vida.


¿Y de las generaciones más recientes?

En Chile, GT2P está haciendo las cosas muy bien y de manera muy profesional, aportando mucho al diseño y a la industria. Son jóvenes, con una energía y pasión enormes, sumado a un constante mejoramiento y conocimiento que ya es solicitado en otras partes del mundo. Del exterior, hace un rato viene sonando fuerte el español Jaime Hayón.  Hace un par de meses tuve la suerte de conversar con él y me contó sobre su proceso creativo y productivo. Tiene una inteligencia especial al poder manejar las oficinas que tiene por el mundo y estar relacionado fuertemente a un modelo industrial.

Leí que en el futuro quieres dedicarte a investigar ¿sobre qué?

Tiene que ver con la interrelación que se genera entre la industria, el bienestar social, la cultura, la educación y cómo una herramienta de diseño ayuda a generar un modelo de desarrollo para el país. Creo y quiero participar en un modelo de desarrollo industrial que haga relacionarse a todas las otras áreas, a modo de una filosofía que puede y debe implementarse en el corto plazo.

Las grandes riquezas que tiene Chile provienen de las materias primas, nuestro deber es hacer un país con mayor capacidad de producción, nuevos  productos, ya sea en el área de alimentos, objetos utilitarios, tecnologías, etc., y donde toda la sociedad pueda participar de manera preparada y con beneficios para poder impulsar un real desarrollo.

¿Cuáles son tus proyectos futuros?

Este año vamos a lanzar dos marcas, una de muebles para oficinas y la otra para baños. Otro proyecto es potenciar la marca O’ para exportar y esto va de la mano con la creación de una oficina comercial en Europa. En la fábrica de Rancagua este año debemos terminar la segunda etapa de maquinaria automatizada, poniendo nuevas y modernas líneas de pintura y barniz.

Ahora, el proyecto más importante es contar con el mejor capital humano para seguir creciendo y ayudar a formar gente joven en el área de producción a través de los convenios con escuelas técnicas, así como también hacer que el equipo nuevo de diseño de Rancagua comience a generar frutos, como lo ha hecho el de Santiago con sus cuatro áreas de proyectos, y así cumplir con las metas  del 2012. Con respecto al 2013,  será un año de mucho trabajo, dado que tenemos las cifras de crecimiento proyectado hasta el 2017, que tenemos que cumplir y que nos obliga a estar en las cuatro ferias de diseño más importantes del mundo durante el 2014.

La fábrica de O’ está en Rancagua, la ciudad de origen de Orlando. “Soy bien provinciano, me gusta que la VI Región destaque y ver que empresas importantes son de ahí, y me gusta potenciar el desarrollo de una ciudad en la que me siento muy cómodo y donde hemos formado un gran equipo de trabajo”, señala.

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