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Espacio: Esta casa no se vende

El arquitecto Matías Mackay es dueño de una casa encantadora en la que la arquitectura original se mezcla con elementos de estilo inglés y campestre. De blanca fachada y un cuidado jardín, cautiva a los transeúntes. Tanto así, que día por medio tocan el timbre para comprarla, ofrecimiento al que su propietario contesta, incansable, con un no rotundo.

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A Matías Mackay le gustan su casa, su barrio y su estilo de vida. Le encanta hacer vida de ciudad y su hogar lo acompaña perfectamente porque está ubicado en un lugar estratégico: a pocos metros de Vespucio, Vitacura y Alonso de Córdova. Es decir, un barrio residencial inserto en un área de servicios. Desde aquí parte en bicicleta hasta la oficina que mantiene con su socio Rodrigo Court, y sus hijos pueden ir en bici hasta su colegio.

El tema de no estar esclavizado al auto no fue menor en la decisión de compra de esta propiedad. “Valoro el hecho de que podamos desenvolvernos con el menor uso del auto. Mientras menos se ocupe damos una mejor calidad de vida a nuestra familia, sobre todo en una ciudad tan congestionada como esta”, enfatiza Matías.

Así como la ubicación fue fundamental, también lo es su casa. Buscaban una construcción que pudieran intervenir y a esta en particular le vieron mucho potencial. Lo que más les gustó cuando la visitaron por primera vez fue que al entrar los espacios que reciben, como el hall, la escalera y el living, son amplios y luminosos. Al momento de comprarla -hace cuatro años- adecuaron los espacios existentes a las necesidades que tenían en ese momento.

El criterio de remodelación fue acomodarse a lo prioritario. Es decir, generar los dormitorios y la salita de estar para los niños y como necesidad primordial levantar una cocina que fuera lo más grande posible. Otro aspecto interesante de la casa es el estilo decorativo que Matías y su señora, Paula, lograron. Son busquillas y les gusta pasearse por los galpones de Franklin para comprar algún objeto interesante que aporte. Optan por la mezcla de lo antiguo con lo moderno porque se potencian, y están convencidos de que cuando en una casa todo es antiguo se ve muy plano o cuando todo es muy moderno luce fría. Es por ello que esta mezcla eleva el valor del resultado total. Pese a que llevan viviendo solo cuatro años aquí, Matías ya tiene en mente, y con planos en mano, lo que será la segunda versión, con una distribución completamente distinta, principalmente la ubicación de los dormitorios de los niños y, en especial, el de ellos.

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