Espacio: Historias que contar
Por cada paso que se da en esta casa, hay algún objeto que habla. Y como un rompecabezas arman y dan cuenta del sello histórico de la familia que la habita. De arquitectura sencilla y funcional, fue reorientada para dar valor a los espacios y tener vista al jardín, que a ratos hace olvidar que estamos en pleno Santiago.


Dar con la casa adecuada luego de pasar toda una vida en otra no fue fácil para esta familia. Tenían claro que de Vitacura no los sacaban y después de dejar su antigua vivienda, porque se construiría un edificio, empezó la búsqueda.
Ya llevan alrededor de un año en su nuevo hogar. Un proceso de cambio que tomó su tiempo, ya que fue remodelada antes de comenzar a llenar todos los rincones con su vida. “Es una arquitectura sencilla y funcional, que mediante la sustracción de volúmenes existentes buscó reorientar la vivienda hacia lo más valioso que tenía, un jardín casi centenario creado por sus primeros dueños”, explica Manuel Rodríguez, de RDZ Arquitectos, sobre la intervención.
“El único volumen añadido busca configurar drásticamente los dos frentes principales de un terreno excepcionalmente profundo. Uno más hermético hacia la calle, el otro totalmente abierto hacia el jardín interior”, agrega. Y para dar énfasis a esto último, aun más, se proyectó un techo habitable desde donde ya no solo era posible “admirar la belleza de los árboles sino protegerse a la sombra de ellos”, dice Rodríguez.
Pequeños detalles van componiendo esta casa que tiene diferentes rincones para estar, todos usados dependiendo del clima y tipo de reunión; actividad que a menudo congrega a familiares y amigos, llenándose de entretención. Por eso sus dueños recalcan que “la esencia es la temática de los ambientes y lo que rescató la arquitectura”.
Y no solo los espacios crean distintas atmósferas. Su interiorismo refleja y habla de la historia de sus familiares: “Hay mucho de acumulación. Se ha ido componiendo muy de a poquito. Se heredaron muchas cosas antiguas”. Un buen ejemplo son los escudos de la familia que se ven en la entrada, que contrastan con ciertas cosas más modernas, que es el estilo de mezcla que les gusta a sus propietarios.
El jardín fue un aspecto primordial para su dueña. Por eso, además de asesorarse por el arquitecto, contó con la ayuda de la paisajista Margarita Matte. El resultado fue una especie de selva -porque dejaron muchos árboles intactos-, con caminos para ir descubriendo el patio interior. El verde abunda, igual que los materiales nobles, madera y piedra, en la piscina y terraza.
Cuentan que muchos de sus invitados describen esta casa como un lugar de “espacios muy acogedores, que están construidos con mucha dedicación”. Dedicación que como espectador lleva a respirar tranquilidad, contemplar las araucarias y creer que se está en algún lugar que no es Santiago.
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