Gimme Shelter!
Radical y original. Los favoritos del público. Sí, porque el pabellón de Chile Gimme Shelter! creado por los arquitectos Sebastián Irarrázaval y Hugo Mondragón, fue premiado por los más de 150 mil visitantes que participaron en la IV Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Shenzhen & Hong Kong.


La IV Bienal de Urbanismo y Arquitectura de Shenzhen & Hong Kong reunió más de 150 mil visitantes, en un contexto en el que se cuestiona el rol de la arquitectura en la ciudad. Para esta edición el curador en jefe fue Terence Riley y cinco países los invitados a presentar un pabellón nacional: Holanda, Finlandia, Austria, Bahrein y Chile.
Situaciones de emergencia. Fue la inspiración de Gimme Shelter! -pabellón de 216 m² que organizó el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes-. Sebastián Irarrázaval y Hugo Mondragón, creadores del proyecto junto a Patricio Pozo, director de arte, lograron transmitir su mensaje en uno de los circuitos arquitectónicos más importantes de Asia.
Sebastián Irarrázaval nos cuenta al respecto:
¿En qué consistía el pabellón de Chile? Teniendo como contexto el 27F, el pabellón se inspira en las situaciones de emergencia. Vemos en ellas oportunidades para preguntarnos qué es lo esencial en arquitectura y en las ciudades. Nos vemos obligados a volver a lo esencial luego de una catástrofe, cuando los problemas se resuelven con lo que se tiene a mano.
En un contexto en el que las catástrofes son habituales, la arquitectura de emergencia es cada vez más necesaria. Así, los proyectos de este tipo van en aumento. Se destacan los materiales no habituales como el papel y plástico, que además aportan a la sustentabilidad. Un ejemplo de ello es La Casa de Papel, creada por Shigeru Ban, arquitecto japonés, luego del terremoto de Kobe en 1995.
Pensamos que para transmitir esta idea, lo mejor que podíamos hacer era inspirarnos en lugares como los albergues, que por definición es donde se recibe a los que han sufrido y se les alivia con lo básico. De ahí el nombre Gimme Shelter, que significa dame refugio o abrigo.
Un común denominador en los albergues en todo el mundo que reconfortan tanto a víctimas de catástrofes naturales como a las que expulsan las guerras, es la presencia de colchones y bidones de agua. En nuestro pabellón, por lo tanto, estos fueron los elementos más importantes.
¿Háblanos de los objetos y materiales que utilizaron? Colchones, bidones de agua, conos de emergencia y lámparas de seguridad dispuestos de manera no familiar como una estrategia para hacerlos visibles con otros ojos. Los colchones se dispusieron verticalmente, transformándose en pantallas para la proyección de videos, botellas de agua y conos de seguridad se convirtieron en lámparas. Cintas de emergencia y botellones con agua se transformaron en tensores y contrapesos. Construimos también una cama monumental de 12 m de largo en base a colchones dispuestos al centro del pabellón para aliviar el cansancio y también construimos una gran estantería con bidones de agua y dispensadores al fondo del pabellón para aliviar la sed de los visitantes. Adicionalmente a esto, se encargaron dos bandas sonoras a Carlos Cabezas, ex líder de los Electrodomésticos. La música fue fundamental para acentuar ese ambiente protector, pero extraño a la vez.
¿Cómo se esperaba que reaccionara el público frente a la exposición? Esperamos que el pabellón de Chile se trasformara en un lugar donde ir a reposar, que fuera una pausa donde experimentar nuevas maneras de sociabilizar, como se hace en un albergue, donde los protocolos quedan un poco al margen. Esperábamos que el visitante sintiera que alguien se preocupó por su bienestar. Que la gente se echara a mirar lo que hacen los arquitectos chilenos, mediante distintos dispositivos; películas, iPads y iPod nanos. Para dar contexto a los proyectos de arquitectura se mostraron también películas tales como La Fiebre del Loco y Violeta se Fue a los Cielos, de Andrés Wood, y Caluga o Menta, de Gonzalo Justiniano.

Los creadores.
De izquierda a derecha, Patricio Pozo, director de arte, y los creadores de este pabellón Sebastián Irarrázaval y Hugo Mondragón.
Creemos que las casi 100.000 personas que visitaron el pabellón se llevaron la imagen de un país que no solo puede producir cosas sofisticadas e innovar con lo esencial, sino que también es un país donde su gente posee un potencial afectivo enorme. Creemos que el público entendió el mensaje -DAR UN REFUGIO ESENCIAL- y por eso nos premió.
¿Qué significa este premio para ustedes? El premio no es solo un reconocimiento a un trabajo en equipo bien pensado, bien coordinado y bien materializado, sino que también al hecho de que se pensó primero en dar algo a la gente aunque sea de una manera muy simple y básica, y a todos los que participamos en esto nos da una satisfacción enorme ser premiados por algo así. La Bienal de Shenzhen sin duda va a abrir una ventana hacia Asia y en especial a China, que es una gran oportunidad.
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