MasDeco

Grandes y chicos, ¡unidos!

Espacios bien pensados, que estimulan el desarrollo y creatividad de los niños, y que a la vez tienen cabida para los adultos. Colores, formas y materialidad son preponderantes; no sobrecargarlos con información es clave. Los invitamos a sumergirse en estos espacios de juego y aprendizaje, donde los dos mundos convergen sanamente.

2106108

Son las 11 de la mañana en el espacio para niños Ombú. Las clases de ballet comienzan, y al costado, varios papás trabajan en el café que lleva el mismo nombre. Ellos, entre sorbo y sorbo de su café bien tostado, levantan la vista para observar de reojo cómo sus niños juegan, ríen y aprenden. Es que en Ombú el mundo de los niños se mezcla con el de los adultos, cada uno con su espacio, ambos en contacto permanente.

Así como en Ombú -que se define como un lugar estimulante, nutritivo y motivador para el buen desarrollo de los niños en la primerísima infancia-, existen espacios bien pensados donde ellos pueden crecer adecuadamente, mientras que sus padres están cerca. Carla Raggi es profesora de educación física, magíster en motricidad infantil y fundadora de Dime Jugando -espacio para niños de 2 a 8 años enfocado a que potencien sus habilidades motrices, cognitivas, sociales y emocionales a través del juego y el movimiento-, y cree que es crucial que este tipo de espacios respeten la individualidad de cada niño, sus ritmos de aprendizaje e intereses desarrollados en cada etapa. “Desde este punto de vista, una sala de juego, por ejemplo, debe proporcionar un espacio  seguro con elementos que estimulen la imaginación, la lectura, con objetos sensorio-perceptivos con diferentes texturas, formas, tamaños, peso y color, que les permitan explorar, descubrir y experimentar sensaciones, estimular sus sentidos a través del juego y desafíos motrices para que incorporen el mundo exterior al mundo interior, y viceversa”.

El caso exitoso

Ombú, inaugurado en 2013, ha sido tan exitoso, que dicen que hay una larga lista de espera para matricularse. Allí se realizan una serie de workshops, hay cabida para el playground y jardín infantil. ¿Y qué lo ha hecho llegar hasta la cima? Además de su eficiente e innovador proyecto educativo, sin dudas que su diseño. El diseñador gráfico e industrial Rodrigo Alonso con Porta 4 fueron los encargados de este ítem. “Lo que solicitaron en Ombú era la creación de un proyecto que contemplara la educación preescolar basada en la experiencia, es decir, la aplicación de un aprendizaje paralelo al tradicional, como bailar, cantar, cocinar o jugar. Utilizamos muchos materiales nobles y simples como la madera, los pisos de plástico no tienen uniones para que no se ensucien tan rápido y sean fáciles de limpiar; el uso de los colores fue preciso y acotado, usamos tonos terrosos más cercanos a la naturaleza, una paleta cromática que conviviera feliz entre sí. Las formas que usamos son reconocibles y simples; si pusimos animales, por ejemplo, son reconocibles como tales. Todo lo que está en Ombú se puede utilizar como experiencia; el niño se puede sentar, saltar o pensar”, explica el diseñador.

2106108

También los padres debían convivir con el espacio, lo que fue parte del encargo. Este proyecto pretende que si los papás quieren ser parte de lo que está sucediendo, lo sean. Fue así como se creó la cafetería, donde el adulto pueda observar y a la vez hacer una actividad: trabajar, revisar correos, pagar cuentas. “El café tiene una cocina básica e internet; es un lugar que está acústicamente aislado del otro lado, solo los separa un vidrio que va de lado a lado del muro. Ellos pueden entrar al espacio de los niños, no hay problemas. Y la gracia es que este último está considerado con dobles alturas; las manillas de las puertas son extensas, de acero inoxidable, para que los chicos y grandes las puedan abrir o cerrar. En general, aquí conviven los dos mundos, casi todo el mobiliario tiene una versión para adultos”, detalla el experto.

El 2013 Ombú ganó el premio a la categoría mejor espacio comercial de Chile Diseño. ¿Las razones? Porque fue capaz de rescatar el concepto de forma muy astuta, de hacer un espacio innovador sin despilfarrar el presupuesto y por utilizar materiales poco convencionales para un jardín infantil.

¿Y en la casa?

¿Cómo crear un espacio basado en los mismos conceptos, pero esta vez en nuestra propia casa? La tarea es más simple de lo que creemos. Con un poco de paciencia puede implementarse en las áreas comunes, mejor aun en un área de trabajo o estudio. María Emilia Cunliffe, gerente general de la tienda Antaix, experta en mobiliario modular, opina al respecto: “En una familia de hoy el espacio y la practicidad son fundamentales. Es imprescindible proporcionar un espacio seguro, duradero y funcional. Sería ideal tener un área de juegos con muchos espacios para guardar juguetes al alcance de los niños. También un área de mesas de escritorio para computadores. Y si los niños son menores de 5 años es necesario poner una mesa de trabajo donde puedan pintar, hacer plastilina y armar rompecabezas. Los colores debieran ser claros y luminosos. La línea, contemporánea y de alta calidad”.

Para Carla Raggi, un lugar de este tipo debe tener, sobre todo, una excelente iluminación y ventilación. “Se debe implementar una mesa y silla adecuadas a la edad y estatura del niño, por lo general sin elementos distractores cerca, ya sea televisión u objetos de juego que interfieran en concentración. Los padres deben acompañar y guiar la realización de las tareas, sobre todo en los primeros años, con el objetivo de que cada niño vaya incorporando mayor autonomía, sentido de responsabilidad, aprenda a organizar sus tiempos, a corregir sus propios errores… esto tendrá una estrecha relación con su confianza, seguridad y su motivación por aprender nuevas cosas”, finaliza.

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

¿Vas a seguir leyendo a medias?

NUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mesTodo el contenido, sin restricciones SUSCRÍBETE