Internacional: "La luz es vida"
Se estima que 1,6 billones de personas en el mundo no tienen acceso a la energía eléctrica, tan rutinaria para la mayoría. En 2010 el artista Olafur Eliasson empezó a desarrollar Little Sun, un proyecto que fusiona arte, energía renovable y acceso a ella. Fue lanzado el año pasado en la Tate Modern de Londres y también estuvo en la Bienal de Arquitectura de Venecia. Una lámpara solar para todos y, como dice su creador, una obra de arte para la vida.
Hay un video donde Olafur Eliasson cuenta que cree que su obsesión con la luz
tiene que ver con su infancia en Islandia, donde en invierno no existe el día, y que le recuerda la sensación de sentirse atrapado. “Cómo la luz forma el espacio, cómo el espacio forma la luz y qué significa tener acceso a ella”, son las interrogantes que le plantea uno de los recursos que más ha utilizado en su trabajo artístico. “Es una fuente que reúne a la gente… Para mí la luz es una forma de conectarse con otros, la luz es social, la luz es vida”, dice en la misma grabación a propósito de la creación de Little Sun.
Otro obsesivo con la luz es su amigo Frederik Ottesen, ingeniero solar, con el que mientras conversaban al caer la tarde se pusieron a discutir la forma en cómo tomar ese sol que había desaparecido para prolongar la conversación. Esa es la anécdota con que comenzó un proyecto ambicioso y a la vez con un beneficio casi universal.
Little Sun es una lámpara solar portátil concebida como una obra de arte. La sentencia de que actualmente hay 1.6 billones de personas en el mundo que no tienen acceso a la luz eléctrica fue alarmante para ambos y decidieron que ese sería su próximo proyecto conjunto. El arte y la ingeniería debían ser capaces de crear un objeto deseable, práctico y que otorgara accesibilidad a la luz para todos.
Y está funcionando, como negocio opera bajo los preceptos del comercio justo y a la vez como una forma de generar empleo en países como Etiopía, Uganda, Kenia, Burundi, Senegal y Zimbabwe, donde se distribuye y donde hay problemas de acceso a la luz. No hay ganancias para sus inversionistas, solo beneficios para los usuarios. También se vende en Europa y EE.UU., pero allí la fórmula funciona para obtener recursos para distribuirla y venderla barata en los países más pobres.
No solo por este proyecto uno puede darse cuenta de que Eliasson es de esos artistas a los que les gusta quedarse en su universo más obvio e inmediato, es de esos que creen firmemente que el arte es para todos y a la vez en el aporte que otros también pueden hacer al mundo del arte.
Muchas veces lo han tildado de artista sensorial, ya que sus instalaciones están concebidas para apelar directamente a los sentidos del espectador, con todo lo que sea necesario. Como hace unos 10 años con The Weather Project, donde tiñó el hall de turbinas de la Tate Modern de amarillo con la luz de un gran sol artificial. Y nada de eso lo hace solo. Hoy en su estudio en Berlín trabajan unas 70 personas provenientes de distintas disciplinas.
Este año, gracias a esa forma recíproca que tiene de trabajar con la arquitectura y otras tantas disciplinas, su estudio obtuvo el premio de arquitectura Mies van der Rohe por Harpa, un centro de convenciones y conciertos en Reikiavik, desarrollado en conjunto con Batteríid architects y Henning Larsen Architects. Se trata de un gran edificio cubierto por módulos de cristal que reflejan el cielo y el puerto y donde obviamente, y muy a su estilo, la luz artificial y natural tienen un papel fundamental.
¿Por qué y cómo la luz se volvió un elemento esencial de tu trabajo? La luz es para todos, determina lo que hacemos y cómo lo hacemos. Tiene un impacto estético y funcional en nuestras vidas. Siempre he considerado que la luz es algo más que iluminar las cosas. Vida y luz actualmente son inseparables, y lo son desde hace algún tiempo; he querido trabajar no solo con la luz en museos y exhibiciones sino que también usarla de un modo más ambicioso, integrarla en el mundo.
Acerca del premio que recibieron recientemente, Contemporary Architecture Mies van der Rohe, ¿cuál piensas que es la contribución más importante que el arte hace a la arquitectura? Artistas, artesanos, cuentistas sociales, sociólogos, antropólogos, historiadores, bailarines, visionarios, poetas, activistas medioambientales, astrónomos y filósofos deben integrarse en los proyectos de arquitectura desde la etapa inicial, para revitalizar la tibieza que hay en mucha de la arquitectura contemporánea. No puedo imaginarme cómo se puede construir algo hoy en día sin involucrar a esta población de productores creativos, especialistas del espacio, capaces de entregar en virtud de sus habilidades el vínculo que a menudo falta en la arquitectura. Estoy de acuerdo con que no es interesante hacer distinciones entre arte y arquitectura. Tengo mucho respeto con los lenguajes de la arquitectura, gracias a ellos se pueden decir cosas que no se pueden decir con el arte, y viceversa. Cuando nos involucramos en el proyecto Harpa de Reikiavik, la estructura de la sala de conciertos ya se había definido, pero muy pronto surgió lo que hice, quería que fuera estética y funcionalmente integrada al edificio, para mí fue muy importante no quedarme en algo puramente decorativo sobre algo estructural.
¿Cómo nació Little Sun y qué esperabas que sucediera? Hay mucho de eso en la primera pregunta, y es por eso que trabajé junto al ingeniero Frederik Ottesen, para desarrollar esta lámpara a energía solar. Para nosotros, Little Sun es una pieza de arte. Queríamos crear un objeto que además de su funcionalidad y relevancia, también tuviera un potencial inspirador. Uno de los objetivos principales era darle un gran diseño, funcionalidad y calidad artística para hacerlo disponible y deseable para todo el mundo. Fue importante para nosotros diseñar un proyecto basado en los mismos valores con que nos identificamos en el primer mundo. Así es que lo equipamos con las mismas cualidades que contiene una obra de arte para llevar a una experiencia, que todos experimentan con las obras de arte: producir significado.
¿Cómo evalúas el proyecto? Con el tiempo he explorado los modos de percepción del espacio, tiempo y la sociedad. Mis obras amplifican los sentidos y la forma en cómo funcionan. Invitan a los espectadores y usuarios a considerar y reconsiderar cómo perciben y comprenden el mundo y cuestionarse qué significa vivir y actuar en nuestra sociedad hoy en día.
¿Te gustaría iniciar otro proyecto similar que involucre arte, innovación y algo tan importante en el mundo actual como crear energía para todos? En general soy optimista, pero mirando el mundo de hoy estamos rodeados de egocentrismo, la falta de confianza y de confianza mutua. Si hoy se ve un montón de arte cínico es porque así se ve el mundo. El arte no refleja al mundo, sino que es una parte de él, que muchas veces indica su estado. Todo lo que hacemos tiene consecuencias, todo está conectado con todo; el arte y el mundo están interconectados. En este sentido, los artistas tenemos que convertirnos en productores de la realidad.d
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