La base de la sustentabilidad
Por mi hija Magdalena, quien estudia Pedagogía Básica y que ha debido hacer ya varias prácticas en escuelas en zonas de vulnerabilidad (delicadas y deterioradas en muchos aspectos) a niños de alrededor de 8 años, he sabido de lo complicado que es hacer buena docencia en estos casos. Primero que todo, es de riesgo llegar y entrar en estas zonas, las escuelas parecen cárceles, llenas de portones y rejas, para evitar saqueos y entrada de vendedores de drogas (todos menores). No cuentan con estufas, o no tienen combustible, o están dañadas o han sido robadas; los baños están en mal estado, por la misma razón. Las ampolletas igualmente están con deficiencias, muchas tienen un enrejado de protección y por ello cada vez que se quema una, es difícil reponerla; la energía eléctrica se corta en los recreos para ahorrar dinero (no es para evitar HidroAysén), con todo esto, en esos ratos nadie puede usar los computadores o leer en la biblioteca, así como tampoco los profesores pueden preparar algo. Cada vez que se pasa lista nunca pueden faltar más de tres alumnos, si no se descuenta un monto asignado, o sea se inventa que hay más.
Pero lo más complicado son los mismos alumnos, la mayoría proviene de casas de familias no sólidas, con lo cual no están motivados para estudiar, no ven un futuro (no hay referentes ni metas). En algunos de los dibujos que hacen hay armas de fuego, dibujadas con sorprendente detalle y orgullo, dicen que las tienen sus papás (o padrastros); en otros hay familias con varias mamás o papás, cuentan también que en sus casas los dejan fumar (drogas, aparte del cigarro común), o no tienen una buena alimentación (muchos van a estos recintos solo por el almuerzo y pasar un ‘rato agradable’, para no estar en la casa), muchos van con navajas, las que muestran como parte de su inseguridad y confusión. En sus casas no hay ambiente de estudio ni menos un espacio para ello; en el barrio es peor (es mal visto estudiar). Lo de la calidad de la enseñanza se podría decir, en principio, que no está mal: están el profesor, un método, la materia y el alumno, pero ¿cómo enseñar Historia de Chile o matemáticas de calidad, tal como se lo pide?, si al grueso del curso no le interesa, pues tienen las bases inestables.
Hace muchos años tuve la oportunidad de dar una charla de ahorro de energía, bajo el programa 1.000 Aulas: 1.000 Científicos, en un establecimiento similar, pero para los de 4° medio. Tuve exactamente la misma experiencia, diría que casi nadie entendió ni le importó esto de la sustentabilidad.
Qué raro lo que pasa en este país, lleno de leyes: para el aborto, de divorcio, control de la natalidad, educación gratuita, legalizar drogas, más impuestos…, pero nada para mejorar la base: la sustentabilidad de la casa o grupo familiar. Hasta ahora todo se hace en favor a los que rompen más en las ‘manifestaciones pacíficas’ y/o para ganar votos. Espero que la reforma respectiva ayude de verdad.d
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