Llega a Chile Yayoi Kusama: Obsesión infinita
Precursora del pop art, minimalismo y arte feminista llega finalmente a nuestro país gracias al esfuerzo en conjunto entre CorpArtes y el Instituto Tomie Ohtake. La artista japonesa arriba tras presentarse en Brasil, Argentina y México.


De intensidad alucinógena es la mirada que tiene Kusama sobre el mundo. Así se percibe en esta muestra que incluye más de 100 obras entre papeles, pinturas, esculturas, videos, presentaciones con diapositivas e instalaciones.
Curada por Philip Larratt-Smith y Frances Morris, la muestra incluye trabajos creados entre 1950 y 2013, y que delatan el camino que ha recorrido Kusama durante sus 60 años de carrera, un recorrido que va de lo privado a lo público, desde la pintura a la performance, desde la cordura a la locura.
“Esta retrospectiva permite entender la trayectoria de una de las figuras más importantes de la posguerra, la cual es además la artista viva más célebre de Japón. El arte de Kusama es accesible, es para un público amplio”, sostiene el curador canadiense Philip Larratt-Smith en entrevista exclusiva con MásDeco.
Yayoi Kusama (Matsumoto, Japón, 1929) es un ícono del arte del siglo XX y desde muy temprana edad se interesó por el arte. Partió estudiando Nihonga -pinturas de estilo japonés- en 1948. Luego desarrolló obras semiabstractas y series, como la conocida Infinity Net, típica por la repetición infinita de arcos de pinturas. En 1957 llegó a Nueva York donde su trabajo se tiñó por el expresionismo abstracto. Ahí conoció a artistas de la talla de Andy Warhol, Donald Judd y Joseph Cornell, quienes marcaron su ojo. De la pintura saltó a las esculturas blandas -conocidas como Accumulations- y luego a las performances en vivo y happenings -donde pintaba a participantes desnudos con lunares de colores brillantes-, así se convirtió en una gran exponente de la cultura neoyorquina vanguardista.

En 1973 regresó a Japón y fue en 1977 cuando decidió internarse voluntariamente en una clínica siquiátrica en Tokio, donde vive hasta hoy. Desde ahí sigue produciendo obras y ha publicado varias novelas, poesías y una autobiografía.
En nuestro país se presentará la famosa instalación Infinity Mirror Room dentro de su muestra, donde los espectadores dejan en suspenso su propia percepción para sumarse en el viaje que Kusama hace hacia la anulación. Un muestra excepcional que, tal como cuenta su curador Philip Larratt-Smith en esta entrevista, explora profundamente en el papel y la naturaleza de su condición mental que respira su trabajo.
¿Cómo fue tu proceso curatorial para armar esta retrospectiva y qué fue lo más desafiante para ti? Frances Morris, la cocuradora de la exposición y yo compartimos los diferentes procesos del trabajo. Por mi parte visité Japón en diciembre del 2012 para conocer a la artista, momento en el cual le realicé una entrevista en profundidad y para trabajar con los profesionales de Studio Kusama. Diría que el desafío mayor fue conseguir los préstamos de las obras, ya que después de la retrospectiva que se realizó en Europa existía un cierto agotamiento de parte de los coleccionistas y de los museos.

¿Cuáles son las temáticas específicas que aborda esta exhibición y por qué se decidió así? Frances fue la curadora de la relevante retrospectiva de Kusama en Tate Modern realizada durante 2011-12, (con itinerancias en Centre Pompidou, Reina Sofía y Whitney Museum). Se dedicó esta, precisamente a definir la posición de Kusama dentro de la historia del arte: sus orígenes en la escena japonesa de los años 50, su participación en la escena underground de Nueva York entre 1958 y 1973 y el retorno de la artista a Japón. Esta fue otra especie, otra tipología de exposición, ya que una retrospectiva trata por definición de todas las épocas de una artista y sus obras.
Esta curaduría es diferente, contiene una parte retrospectiva que considera el período entre 1950 y 1968, e incluye obras más recientes, como la sala de los espejos infinitos, obra realizada en 2011 y 36 pinturas realizadas durante los seis últimos años, pero cuyo enfoque está en su obra temprana.
Otra diferencia clave es que Obsesión Infinita es una exposición temática que aborda el lado psicológico y psicoanalítico de su obra. Es sabido que desde 1977 Kusama vive voluntariamente recluida en una clínica psiquiátrica en Shinjuku, Tokio. Kusama siempre se refiere a su condición mental como la fuente y el origen de su creación. Esta es la primera vez que una exposición explora profundamente el papel y la naturaleza de dicha enfermedad en su arte. Para lo cual investigamos el desplazamiento desde el ámbito privado a lo público, y el cambio que realiza desde el uso de técnicas tradicionales a otras más revolucionarias, lo cual ocurre en su arte durante los sesenta.
Hace años que estoy trabajando en América Latina y hacer exposiciones con un nuevo punto de vista, un verdadero raison d’etre, me parece fundamental.
¿Cuál sientes que es el punto alto en el trabajo curatorial de la obra de Kusama? El diálogo con la artista. Kusama es una persona fascinante, alegre, sabia, infantil, vulnerable y poderosa a la vez. Pasar tiempo con ella es siempre un honor.
El catálogo que armamos para la exposición cuenta con una cronología visual que da una mirada inmersa sobre el arte y la vida de la artista.
También estamos orgullosos del éxito de público, de la convocatoria que logró Obsesión Infinita. Kusama es como Warhol, un ejemplo insólito del artista que combina popularidad con alta originalidad. Hasta ahora más de 2.300.000 personas en Argentina, Brasil y México han visto la muestra. Tenemos grandes expectativas para Chile.
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