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¡QUÉ GRANDE QUE VIENE EL RÍO!

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“Uno nunca se baña dos veces en el mismo río”, afirma la cultura popular. Cambio, mutabilidad, fluidez, características atribuibles a las aguas, según el dicho, pero que en el caso del mapu-chun-ko, (’agua que se pierde en la tierra’), o Mapocho, se aplica hoy al río en sí, al espacio que ocupa su cuenca, a su viaje a través de la capital. Nuestro afluente está transformando su cara. El que en los inicios de un Santiago fundacional en 1541 se estableciera como límite norte, separando la capital de la zona de La Chimba,

se asoma al  nuevo siglo con ganas de cambio, de renovación. Con ganas de dejar su vieja identidad más bien negativa, mal oliente y marginal, por una en las antípodas, que lo llena de savia y nuevos aires vivificantes. 

Y esto no es tan nuevo. Hace rato que nuestro río comienza a sonar potentemente. El 2010 se inauguró el proyecto Mapocho Urbano Limpio: el río en su estado natural libre de las aguas residuales, hoy se lo ha declarado 100% libre de contaminantes y se celebra con la proyección de obras de arte en sus aguas, una vez más a cargo de la artista Catalina Rojas, que ya sorprendió a la ciudad en 2011 con las obras de luz. El nuevo Parque Fluvial Padre Renato Poblete incorpora un tramo artificial para la Quinta Normal -desde fines de enero- y Mapocho Pedaleable junto a Mapocho 42 K, están proyectando un río que deja de darle la espalda a la ciudad y se integra a ella en cuanto a espacio verde, transitable y gozable para peatones, ciclistas y transeúntes; una franja de 7 kilómetros en el primer caso, 42 kilómetros en el segundo, que unifica Santiago, sus parques y sus barrios tan segmentados socialmente. En suma, un río para vivirlo, habitarlo como un espacio público que nos conecte y vincule a la ciudad. 

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Porque da la impresión de que Santiago ha crecido excluyéndolo, ocultándolo, sin integrarlo. Como explica Xaviera Parrochia, arquitecta de Atisba, estudios y proyectos urbanos, “el desarrollo de la ciudad no ha respetado el sistema hidrográfico en general de Santiago. Esta relación disfuncional entre la ciudad y el río ha desatado crisis emblemáticas. Por ejemplo, hoy, en el Norte enfrentan una catástrofe, nuevamente por seguir ignorando nuestra geografía y las dinámicas territoriales. Por lo tanto, tenemos que asumir nuestra condición geográfica para el desarrollo y la planificación de nuestras ciudades y así construir un imaginario de ciudad-río que se aleja de la imagen de ciudad con ríos navegables de otras latitudes. Creo que el río debe ser recuperado como unidad, tanto en el cauce como en sus riberas. Para el cauce con actividades de carácter itinerante y/o inundable, como por ejemplo lo que se hizo en el Zanjón de La Aguada para evitar inundaciones, y el Canal San Carlos como combinación de agua, parque y espacio público. En las riberas se puede consolidar un eje de integración urbana que genere el desarrollo de actividades culturales, deportivas, recreativas y sociales, democratizando transversalmente la distribución y calidad del espacio público en la ciudad, un gran ejemplo es el recientemente inaugurado Parque Renato Poblete”. Y eso es justamente lo que se está haciendo por estos días con proyectos como “La Carmela” y “Mapocho, agua de luz”.

¡TÓMATE EL RÍO!

"¿Por qué el Mapocho no es considerado como parque cuando trae poco agua? ¿Por qué la gente no baja al río, excepto unos pocos que pasean a su perro?  ¿Por qué sí sube al Manquehue a hacer deporte siendo que no tiene ninguna infraestructura?". Son las preguntas que motivaron la creación de "La Carmela", un parque efímero y activación urbana proyectado por Muva, oficina de arquitectura y paisaje que desde hace dos años trabaja en la recuperación de este tipo de espacios. "La primera idea surgió de nuestros viajes periódicos por el borde del río para llegar a nuestras oficinas en el sector de Monseñor Escrivá de Balaguer. Ahí mucha gente ocupa espacios estrechos que bordean el río, para trotar, caminar o pasear en bicicleta de manera muy incómoda. El río estaba ahí mismo vacío y con un inmenso espacio natural que ofrecer a estas personas", señala Clara Munita, fundadora de Muva junto a Josefina Valdés. "Convertimos por un día el río en playa y llevamos a 1.500 personas a pasar una tarde de ocio, a dar ideas nuevas de intervenciones, reunir firmas y escuchar música en vivo junto a un rico aperitivo. Todo complementado con fondos otorgados por cerveza Corona y Aguas Andinas, que limpió el río hace cuatro años".

Muva ya ha realizado tres intervenciones en el río a la altura de Vitacura y para lo que resta del año tienen proyectadas nuevas acciones, una en la comuna de Santiago en conjunto con una feria de artesanos de esa comuna y de Recoleta y otra con música y picnic en el Parque Renato Poblete.

EL AGUA COMO SOPORTE _x0007_DE ARTE

Algunos kilómetros más abajo, entre los puentes Pío Nono y Patronato, el río capitalino, por un mes, hasta el 22 de abril, se pinta de colores al caer el sol. Las obras de 14 artistas chilenos, entre ellos Paco León, Teresa Ortúzar,  Totoy Zamudio y José Ignacio Vivanco, conforman la muestra Mapocho Agua de Luz, en el Museo Arte de Luz, ideado en 2011 por la artista Catalina Rojas con motivo del Bicentenario. Esta vez Rojas vuelve para  conmemorar  otro evento. "El río Mapocho es un excelente lugar para iluminar por su oscuridad y sobre todo por su  carga simbólica, antes más negativa que positiva. "Mapocho Agua de Luz" nace de la idea de celebrar el Día Mundial del Agua. No mucha gente sabe que nuestro río está limpio y Aguas Andinas lo ha tratado logrando que esté 100% libre de contaminantes, por lo que se propuso celebrar esta noticia e invité a 13 artistas chilenos para que expusiéramos juntos bajo el concepto el agua iluminando nuestro río con arte".  

En este caso, el significado que tiene para ella proyectar sobre el río y utilizarlo como soporte, también se relaciona con el concepto de transformar el rostro del Mapocho. “Es maravilloso entregar una nueva cara al río, dar un nuevo plus, reunir a la familia, volver a mirarlo. Es un río temperamental, ha sido testigo de nuestra historia mala o buena, ha refugiado niños de la calle, ha sido bravo en sus crecidas y es un ente unificador de la ciudad pasando por las comunas ricas y pobres. Debemos quererlo y respetarlo, volver a mirarlo”, dice.

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