¿En qué fijarse realmente antes de comprar un notebook para jugar?

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Los gamers portátiles están creciendo, pero no todos los computadores sirven. Acá una guía con lo básico que hay que ver antes de invertir en un PC gamer.


Hasta hace unos años, los gamers de PC solo existían bajo el concepto del viejo tarro, el computador de escritorio altamente modificable, al que muchos metían mano para hacer overclock, pero que por sobre todo, eran mucho más poderosos que los computadores portátiles.

Y si bien la ventaja entre escritorio y portátil sigue existiendo, la nueva camada de portátiles diseñados especifcamente para poder jugar, ha hecho que los jugadores estén optando cada vez más por un equipo portátil en vez de uno de escritorio.

Las ventajas son varias: muchos ya vienen armados con las piezas esenciales, y a pesar de ser bastante pesados, tienen cierta movilidad que el PC de escritorio nunca tendrá. Es por eso que en el último año, el crecimiento de los computadores de escritorio para jugar creció un 19% mientras que los laptops del mismo segmento aumentaron en 30%.

Sin embargo, hay que tomar en cuenta varias cosas a la hora de poder comprar un buen computador portátil para jugar, ya que no es cosa de simplemente sumar números y componentes y esperar que nos de un buen rendimiento.

Intel realizó una sesión especial para gamers durante el Intel Experience Day de Buenos Aires, y entregó los siguientes consejos.

La primera pregunta que cabe hacerse es ¿Qué importa más? ¿El procesador o la tarjeta de video? La respuesta es que ambas importan prácticamente lo mismo, o dicho de otra manera, ninguna reemplaza a la otra, por lo que siempre hay que fijarse en qué se está eligiendo.

Los procesadores, por ejemplo, más allá de si son i3, i5 o i7, o de la generación de la que vienen, lo más importante es identificar de qué serie vienen.

Hay dos series de procesadores para móviles: La serie U y la serie H.

La principal diferencia entre ambos es la potencia en watts que posee cada procesador. Un i7 serie U no es lo mismo que un serie H, ya que los primeros están hechos para tener mejor desempeño a lo largo del día, mientras que los segundos para sacar el mayor provecho al desempeño del proecesador.

Un procesador Serie U puede venir, en promedio, con 15 watts de potencia, mientras que uno Serie H puede tener 45 watts, el triple de potencia.

Obviamente esto viene con un costo en cuanto a la duración de la batería, y es por eso que los computadores gamers son pequeños en cuanto a su traslado y espacio que utilizan, pero no están pensados para trabajar en ruta.

Esto significa que, incluso con una misma tarjeta, un procesador serie H puede mejorar el rendimiento de un juego.

Y hablando de tarjetas, lo mismo corre con los procesadores, si no están hechas para juegos, ni siquiera un gran procesador podrá salvarlas.

GeForce, por ejemplo, hay diferencias sustanciales entre las tarjetas MX y GT. MX es la división de GeForce hecha para móviles derechamente y, por lo tanto, son similares a lo que ocurre con los modelos Serie U: se basan más en la eficiencia que en el poder, así que probablemente los juegos no correrán como lo quieres. La GT, en cambio, son las que sacan todo el jugo y las que hacen que el computador se caliente, pero en buena.

Así que en conclusión, si quieres un computador para jugar pero en serio, recuerda que el procesador debe ser Serie H y la tarjeta una GT. Cualquier otra cosa, te estarás arrepintiendo muy temprano.

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