Aperol Spritz: coqueteando con las burbujas

El Aperol es un aperitivo de baja graduación (11°) que hasta hace muy poco era un auténtico desconocido en Chile. Llegó a  los bares nacionales en 2014 y en pocos meses el cóctel Aperol Spritz se convirtió en un hit. La receta del Aperol es secreta y así se ha mantenido inalterable hasta hoy.

La historia del Spritz (como algunos le llaman) se remonta al siglo XIX, a los años en que el norte de Italia formaba parte del imperio austro-húngaro. Los relatos cuentan que los soldados de la época unieron los vinos blancos típicos del sur de Alemania y Austria con los bitters italianos.

En el experimento (que surgió más por necesidad que por una iniciativa coctelera), los mismos soldados buscaban aligerar aquellos vinos, pero también agregarles burbujas para hacerlos parecidos a la cerveza.

La receta original llevaba una parte de vino blanco que luego se rebajaba con un &"chorrito&" (un spritz, en alemán) de soda. Pronto se sumó el tercer integrante de la fórmula, el bitter, que le dio color y su característico sabor amargo. Así nació el Spritz, el &"otro&" gran cóctel italiano, junto con el Negroni.

La sociedad entre Aperol y Spritz es de forma y fondo. Mientras el Spritz logra como pocos equilibrar lo cítrico, lo amargo y lo dulce, el Aperol se hace conocido en el mundo por haber hecho del Spritz su cóctel emblema. Un trago antiguo completamente rejuvenecido y con absoluta vigencia.

Receta clásica

3 partes de espumante

2 partes de Aperol

1 parte de soda

Hielo y una rodaja de naranja

Negroni, el regreso de un clásico

El Negroni es uno de los cócteles más clásicos de la historia. Nació el año 1914 en la ciudad de Florencia. En ese lugar, el conde Camilo Negroni, un asiduo tertuliano del café Casoni, una especie de local gourmet que por aquellos tiempos vendía tabaco, perfumes, antigüedades y distintos tipos de bebidas, aburrido de ordenar siempre lo mismo, pidió al barman fortalecer su cóctel, sustituyendo la soda por la ginebra.

Así, casi de manera informal y por variar un gusto se ideó el Negroni, un trago compuesto por tres partes iguales de Gin, Vermouth y Campari, el que, además, se popularizó mundialmente. Tomar un Negroni es tomar historia. Es un cóctel que no ha variado en sus 100 años de vida.

Hoy, las barras de todo el mundo han vuelto a revivir el Negroni y está entre los favoritos de nuevas y antiguas audiencias. De hecho, desde el año pasado, Campari emprendió en nuestro país la Ruta del Negroni, iniciativa en la que diversos bares de la capital proponen distintas preparaciones para este clásico cóctel.

Diego Cortés, bartender del Hotel W, creó el Negroni W, uno que, además de la mezcla tradicional, lleva un poco de vino navegado, el toque chileno aromático, que lo suaviza y le da redondez.

La mayoría de los barmen coinciden en que el Negroni se debe preparar en el mismo vaso donde se vaya a servir, usando un par de cubos de hielo bien congelados y jamás usarlo picado, ni hielo medio deshecho, para que el cóctel no quede aguado.

Receta clásica

1/3 parte de Vermouth rojo

1/3 parte de Campari

1/3 parte de Gin

Hielo y una rodaja de naranja