Test: Chery IQ GLS
<p>Desde su llegada a Chile en 2007, el Chery IQ ha vendido más de 12 mil unidades, convirtiéndose en un emblema de los citycars en Chile y en el modelo más exitoso del fabricante en el país. Para seguir con este éxito, Chery renovó el IQ, y lo dotó de un nuevo diseño, mejores terminaciones […]</p>

Desde su llegada a Chile en 2007, el Chery IQ ha vendido más de 12 mil unidades, convirtiéndose en un emblema de los citycars en Chile y en el modelo más exitoso del fabricante en el país.
Para seguir con este éxito, Chery renovó el IQ, y lo dotó de un nuevo diseño, mejores terminaciones y más tecnología. Todo sin perder su buena relación precio-equipamiento.
El cambio más evidente se aprecia en el exterior, mucho más moderno y atractivo. El nuevo look del IQ se monta en una nueva plataforma que le permitió crecer 10 mm de largo (3.560 mm), 20 mm de ancho (1.600 mm) y 10 mm de alto (1.520 mm), brindando un mejor espacio interior hasta para cuatro adultos o dos adultos y tres niños. Eso sí, para tramos cortos, ya que dado lo pequeño del habitáculo, los pasajeros no van a estar muy cómodos si se pretende, por ejemplo, ir a la playa un fin de semana.
El espacio en el maletero es más que nada simbólico, y sólo caben un par de maletas pequeñas.
Al ponerse detrás del volante llama la atención lo bien terminado que está el habitáculo, con plásticos firmes y suaves. La combinación de materiales es correcta y agradable al tacto, distanciándose por mucho de los materiales livianos utilizados en la generación anterior.

Otra sorpresa la da su pequeño motor tricilíndrico de un litro, que entrega 68,5 caballos de fuerza y 93 Nm de par máximo, lo que puede parecer bastante poco, pero que funciona perfecto para este pequeño modelo de ciudad. Con esto, la marca asegura obtener un incremento de 22% en el rendimiento promedio, que sube a 27% cuando se trata de circular en carretera.
Como está hecho para la ciudad, en el IQ no hay velocidad explosiva, pero sí aceleraciones progresivas, buen torque para las partidas en pendiente y una caja de cinco marchas que le permiten tener un buen comportamiento.
Clásico en los modelos del origen es la suspensión blanda y la dirección sobreasistida, problemas que en este caso se ven reducidos al mínimo, lo que se agradece, sobre todo cuando se circula en carreteras.

Destacable, por decir lo menos, es el equipamiento de serie el IQ, que incluye aire acondicionado, alzavidrios eléctricos delanteros, computador a bordo con consumo instantáneo, radio con lector de CD y MP3 con dos parlantes, retrovisores abatibles, inmovilizador antirrobo y sistema de anclaje de sillas de niños Isofix, mientras que nuestra versión de prueba (GLS) agrega a eso alzavidrios eléctricos traseros one touch, radio con lector USB, auxiliar y cuatro parlantes, comandos eléctricos para los retrovisores, cierre centralizado a distancia, llantas de 14", luces diurnas y sensor de retroceso.
Si bien todavía carece de airbags, la marca asegura que hacia fines de año ese problema se solucionaría con versiones más equipadas. Mientras, su acotado precio de $ 4.990.000 deja más que claro por qué el IQ fue elegido como el Mejor Auto de Valor de 2015.
A favor: el diseño, el rendimiento, posibilidad de sensor de retroceso.
En contra: la falta de airbags y frenos ABS y un maletero muy pequeño.
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