Alberto Binder, académico argentino: “Las organizaciones criminales se desarticulan con buenos sistemas de inteligencia”
Asesor en múltiples reformas a sistemas judiciales a lo largo y ancho de América Latina, el experto en derecho penal habló con La Tercera sobre los desafíos de enfrentar la criminalidad organizada haciendo foco en la persecución de los mercados. "El problema central son los flujos de plata", enfatiza.
El nombre de Alberto Binder no es uno cualquiera en el mundo del derecho penal y las reformas judiciales. Al contrario, referente latinoamericano en la materia, asesoró a múltiples países, incluido Chile. Y este miércoles, el académico argentino, quien es Doctor en Derecho Penal por la Universidad de Buenos Aires y presidente del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales (INECIP), será parte de un evento organizado por el Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana (CESC) de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile donde expondrá junto al Ministro de Justicia, Jaime Gajardo, y la Subdirectora de la Unidad Especializada en Crimen Organizado de la Fiscalía Nacional, Tania Gajardo.
Previo a su presentación en el evento “La persecución penal de los delitos complejos y crimen organizado: ¿Cómo se organizan las instituciones?”, Binder fue entrevistado por La Tercera, donde se refirió no solo a los nuevos desafíos que enfrentan los sistemas judiciales del continente, sino también a posibles salidas a una crisis que no solo es local, sino regional.
En términos generales, ¿en qué estado se encuentran actualmente los distintos sistemas judiciales del continente ante a la tarea de enfrentar el crimen organizado?
El hecho más significativo, que es algo que ocurre desde México hasta la Patagonia, es la aparición en los últimos 20 años de un nuevo Ministerio Público Fiscal. Y es un hecho muy relevante. En toda América Latina existe una institución que prácticamente hay que considerarla como nueva, porque o había países que casi no tenían Ministerio Público Fiscal, como en el caso de Chile, a otros que la tenían. Pero el crecimiento de esta institución que se ha dado en los últimos 15 años, el dinero que se ha invertido, el hecho de que hoy trabajan miles de funcionarios en todos los países alrededor de esto, es un hecho fundamental y un cambio de una enorme importancia. Hace menos de una década ha empezado una etapa en la cual decimos: ya creamos la institución, ya invertimos en ella, ya más o menos se organizaron, pues ahora hay que ganar los partidos. Y empieza lo que llamamos la etapa en la cual le exigimos al Ministerio Público resultados, eficacia. El punto está en que en estos 20 años también han mutado profundamente muchas de las formas de criminalidad, por lo cual ahora hay que competir con equipos que han incorporado grandes jugadores, llevándolo a clave deportiva. Ahora se produce un fenómeno, que es a la vez debilidad y a la vez complejidad, que es la fuerte irrupción del mundo financiero. Cuando decimos que esto es un problema de estructuras de mercados criminales, ahora nos aparece algo muy claro, que el problema central son los flujos de plata. El problema es el negocio, el problema es la plata. Y esto hace que buena parte del trabajo de la persecución criminal se ha trasladado al problema del seguimiento de los flujos, lo que en algún momento fueron las leyes RICO en EE.UU., la gran estructura de lavado de dinero, y es ahí donde todavía no estamos teniendo un gran desarrollo.
¿Por qué ocurre eso?
Porque sobre todo en América Latina se va a mezclar el dinero blanco, el dinero negro y el dinero gris, es decir, la evasión de impuesto. Tenemos las herramientas, pero todavía no se están activando. Esto pone en jaque el modelo de investigación y el de prevención tradicional.
Hablando de herramientas, otro elemento que ha surgido los últimos años, y en Chile solo meses atrás, es el Ministerio de Seguridad. ¿Sirve en el contexto actual esa figura?
Podría servir, pero todavía los Ministerios de Seguridad están muy tendencialmente empujados hacia el espacio público, lo callejero. Acá la clave está en la creación de sectores muy especializados de la policía. Vamos a suponer que tienes una banda criminal en cualquier lugar, de narcotráfico, de tráfico de personas, lo que usted quiera, y esa banda criminal tiene cinco bolsones con 10 millones de dólares, lo que representa un problema. ¿Qué haces con cinco bolsones llenos de dólares? Ahí empieza el mundo del lavado de dinero, donde hay mucha hipocresía porque puedes lavar mucho. Esa pelea es donde se va a dirimir en los próximos años el verdadero control de los mercados criminales o de la criminalidad organizada, donde no está nada claro, porque ahí afecta intereses ante los que los mismos gobiernos retroceden cuando hay que avanzar. Por ejemplo, en mi país estamos en un momento en el cual el gobierno está propiciando que usted use los dólares que tenía ahorrados de cualquier manera fuera del sistema sin preguntarte nada. ¿Y todo el sistema de lavado? ¿En qué queda? Y dicen que necesitamos inversiones, que no nos preocupemos mucho.
Usted ha colaborado como asesor en numerosas reformas judiciales del continente, incluido Chile. ¿En nuestro caso, habría que actualizarla en el actual contexto? ¿Cómo lo haría?
Ya no es un problema de que cambiemos las leyes, porque si no nos pasamos cada tres años cambiando las leyes. Lo que hay que cambiar es el método de trabajo del Ministerio Público, y ahí hay una primera clave que es la proactividad y la planificación. Proactividad es que los fiscales tienen que tener información sobre los fenómenos criminales y hacer causas por iniciativa propia, ¿no? Porque les llega una denuncia o porque un diario publica algo… Usted tiene que tener una mirada sobre los fenómenos criminales más importantes y además tomar proactividad. En ese sentido, ustedes crearon una Fiscalía especializada para delitos de criminalidad organizada, es correcto eso. Ahora, la cuestión está en que tenga capacidad de observar los mercados. Supongamos que uno puede saber en qué mercados hay flujos de dinero y capitales extraños. Pongo de ejemplo en mi país, donde todos sabemos que el desarrollo inmobiliario es un mercado donde entra mucho dinero negro. Usted tiene que tener capacidad de mirar esto. Por eso se crearon los centros de análisis del delito en Chile y en otros países. Lo que pasa es que eso los empuja hacia el problema de la seguridad callejera y no hacia la criminalidad organizada.
¿Pero qué ocurre cuando eso se enfrenta a la realidad política? Por ejemplo, en fenómenos como la llegada del Tren de Aragua en Chile y la necesidad político-electoral de una respuesta en la calle.
No hay experiencias de desactivar este tipo de organizaciones que mezclan negocios con cierta violencia más fuerte, que es algo que ha sido la herencia de los viejos carteles y de las malas políticas respecto a estos grupos. Los mexicanos lo están pagando claramente y lo dicen con todas las letras, porque los primeros capos de narcos eran empresarios, eran tipos con visión de negocio. Los fueron atacando y hoy los que manejan los más grandes carteles eran los que antes eran los choferes de estos tipos. Entonces se van volviendo más brutales. Yo no conozco ninguna organización criminal tipo cartel, ni siquiera los grandes grupos colombianos, que haya sido desactivada por la confrontación directa. Han sido siempre desarticuladas por el uso de buenos sistemas de inteligencia criminal. Esa es la clave. No hay peor tentación que salirle a disputar la calle a tipos que no tienen ningún tipo de límite, porque entonces la policía, para poder tener igualdad de condiciones, tiene que volverse más brutal y ahí duplicaste el problema. Puedo decir, México es paradigmático en eso. Lo fue Colombia en su momento.
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