Anthony Fauci, la cara de la lucha contra el coronavirus en EE.UU.

Anthony Fauci, acompañado del Presidente Trump, en una conferencia de prensa el domingo en la Casa Blanca. Foto: Reuters

El médico y asesor de Trump dirige el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas desde 1984.


Cuando a mediados de mes, el Presidente Donald Trump llamó al director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID), Anthony Fauci, para que hiciera una declaración por la emergencia nacional producto del coronavirus, prácticamente era un desconocido para la opinión pública. No así para la comunidad científica, funcionarios de salud y políticos. El destacado médico, con más de 40 años de experiencia, como líder de esa entidad ha estado involucrado en cada epidemia desde 1984 y fue uno de los investigadores clave en la lucha contra el sida.

Con su templanza y claridad, se ha transformado en una de las figuras clave de la contención de la pandemia en Estados Unidos y si no aparece en una de las conferencias de prensa que se realizan sobre el tema, las redes sociales se inundan con la pregunta: ¿dónde está Fauci?

Caracterizado por su asertividad, no ha tenido reparos en contradecir al Mandatario cuando este señaló que le “encantaría tener al país abierto y listo para funcionar en Pascua (12 de abril)”. “Uno no impone los plazos, el virus impone los plazos”, dijo Fauci en una entrevista con CNN. Y el fin de semana proyectó entre 100 mil y 200 mil muertos en el país, además de “millones” de contagiados.

Tampoco ha dudado en mostrar su desaprobación cuando algo le parece mal, algo por lo que no ha estado exento de controversias. El 20 de marzo, su imagen fue objeto de memes tanto a favor como en contra, después de que se tapó la cara en señal de vergüenza cuando Trump hizo alusión a teorías conspirativas en su contra en el Departamento de Estado.

A juicio de sus colegas, que fueron consultados por la revista Science, Fauci está tratando de caminar en una fina línea. Por un lado, quiere ser honesto con la gente y con los políticos, pero no quiere ser tan crítico con sus comentarios para no ser ignorado u obligado a renunciar.

En esta línea, CNN dice que Fauci se ha convertido en la voz de la franqueza en la Casa Blanca, manteniéndose firme frente a un Presidente optimista respecto de la pandemia y aconsejando -de manera amable- a tomar medidas más duras. Esta actitud ha hecho que se gane los elogios del mismo Trump, que ha señalado que Fauci ha hecho “un tremendo trabajo” y que “ha tenido, largas, largas horas de trabajo”.

Lucha contra el sida

El mundo de la salud siempre lo ha acompañado, por lo que no es raro que haya estudiado medicina. Nació en diciembre de 1940 y sus padres eran descendientes italianos de Brooklyn, que eran farmacéuticos. En una entrevista con la revista de exalumnos de la Universidad Holy Cross en 2002, citada por la cadena BBC, señaló que ya escribía recetas apenas tuvo “la edad suficiente para andar en bicicleta”.

En 1966, se graduó de doctor en Medicina en la Universidad Cornell, cuya biblioteca ayudó a construir como parte de su trabajo de pregrado y para ganar dinero durante las vacaciones de verano. Dos años después comenzó a trabajar en los Institutos Nacionales de Salud.

Su carrera sufrió un giro en junio de 1981, cuando leyó un documento que daba cuenta de la muerte de un paciente sano por una extraña neumonía que normalmente aparece en personas con cáncer. Luego llegó a sus manos otro reporte de otras 26 muertes. Todos los fallecidos eran hombres homosexuales.

“Recuerdo haberlo leído muy claramente. Fue la primera vez en mi carrera médica que se me puso la piel de gallina. Ya no lo descarté como una curiosidad. Había algo muy mal aquí. Esto era realmente un nuevo microbio de algún tipo, actuando como una enfermedad de transmisión sexual”.

Anthony Fauci a BBC

Fue así como dedicó su investigación a la regulación del sistema inmune, que ayudó a revelar cómo el virus del VIH destruye las defensas del cuerpo. No solo eso: dirigió los ensayos clínicos para el desarrollo del primer medicamento antirretroviral para tratar el sida.

Su trabajo no pasó inadvertido, ya que a medida que la enfermedad se extendía en el país, en la década de los 80, fue el blanco del enojo de los activistas que criticaban el manejo de Ronald Reagan frente al tema. El “doctor Fauci nos está matando”, decían en su contra. Incluso lo llamaron “asesino”. Más de 30 años después, se ha convertido en la figura más respetada de EE.UU. para combatir el coronavirus.

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