Asaltos populares a bancos en Líbano: “Robaron nuestras vidas”

La fachada de una sucursal cerrada del Banco de Beirut está cubierta con láminas de metal para evitar vandalismo o ataques, en Beirut, Líbano, el 22 de septiembre de 2022. Foto: AP

En Líbano, los bancos han decidido cerrar por un tiempo indefinido en un contexto de ataques a sucursales bancarias por parte de ahorristas que no pueden acceder a su dinero y temen que éstos hayan desaparecido por mala gestión y corrupción.


La semana pasada, la libanesa Sally Hafez asaltó una sucursal bancaria para acceder a su propio dinero. La joven había explicado que necesitaba pagar el tratamiento de su hermana, enferma de cáncer.

Pero el banco se negó a saltarse el actual control de capitales. Desde abril de 2020, los depositantes pueden sacar un máximo de 200 dólares al mes, algo muy insuficiente para sobrevivir en el Líbano de hoy.

“Atrapada como un rehén”

Hafez pudo llevarse 13.000 dólares que le pertenecían y tras el suyo, llegaron una decena de asaltos más. La población intuye que la mala gestión y la corrupción de los poderes del país han hecho que se esfumen sus ahorros de toda una vida.

Alaa Kourchid es el líder de un grupo de activistas que apoyó a Sally Hafez y a otros durante sus respectivos asaltos. Según él, “la gente no acepta estar atrapada como un rehén durante tanto tiempo. Ellos no sólo nos robaron nuestro dinero, ellos robaron buena parte de nuestras vidas. Algunos de nosotros hemos trabajado por 30 o 40 años, y ahora no podemos educar a nuestros hijos ni ir al hospital”.

Kourchid denuncia que la situación desesperada que vive la mayoría del país duele todavía más debido a la impunidad: “Podríamos entender que el dinero se haya esfumado pero que se tomen responsabilidades por esos actos. Pero es que han robado billones de dólares y no hay ni un solo responsable. Nadie está en la cárcel”.

Limitaciones “ilegales”

El colapso actual tiene su origen en la avaricia de los poderes del país, que viven ajenos a su papel como protectores de la ciudadanía. Desde la guerra civil, las élites que los controlan han aplicado políticas que persiguen la máxima acumulación de capital, incurriendo en prácticas ilegales.

“El ejemplo más obvio es el control de capitales. Estas limitaciones de 200 dólares impuestos sobre las cuentas bancarias de los depositantes son ilegales. La gente tiene todo el derecho de acceder a sus propios ahorros”, comenta el economista Hussein Cheaito.

Soldados del Ejército libanés hacen guardia frente a una sucursal de Blom Bank, en el barrio de Tariq al-Jdideh en Beirut, el 16 de septiembre de 2022. Foto: Reuters

A nadie le pasa por alto que las mismas élites que imponen el control de capitales han transferido miles de millones de dólares al extranjero, mientras no ofrecen soluciones en Líbano.

“El FMI pidió reformas a la clase política como condición para desbloquear financiación. Las reformas incluían una auditoria y ver quiénes son los responsables del actual colapso. Pero hasta día de hoy, los políticos han estado evitando estas reformas”, recalca el economista.

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