De yihadista a estadista: el debut en sociedad del líder sirio Ahmed al-Sharaa en la ONU
Al-Sharaa se convirtió este miércoles en el primer líder sirio en dirigirse a la Asamblea General de la ONU en 58 años. Pidió el levantamiento de todas las sanciones contra Damasco y denunció que “los ataques israelíes contra mi país continúan”.
Ya antes del 2011 y la Primavera Árabe, Ahmed al-Sharaa estaba en Irak colaborando con yihadistas, entre instrucción militar y ropa de combate. Ahora con un traje y corbata, pero armas mediante, el nuevo Presidente de Siria busca presentarse al mundo como un “rebelde moderado”: el hombre adecuado para gobernar su país después de 24 años del régimen de mano dura de Bashar al-Assad y 13 de guerra civil.
Este miércoles, Al-Sharaa marcó otro hito en su viaje improbable al convertirse en el primer líder sirio en dirigirse a la Asamblea General de la ONU en 58 años, en lo que representa un gran giro en la vida de un hombre que sigue siendo, incluso hoy, designado como terrorista por Estados Unidos y las Naciones Unidas. El último presidente sirio en dirigirse al organismo internacional fue Nureddin al-Atassi en 1967. En 1970, Al-Atassi fue expulsado por el padre de Al-Assad, Hafez, quien gobernó Siria hasta que Bashar llegó al poder en 2000.
El líder sirio comenzó su discurso afirmando que “la historia de Siria está llena de emociones y mezcla dolor y esperanza”. “La historia de Siria es una historia de lucha entre el bien y el mal”, añadió. “Durante largos años sufrimos injusticias, privaciones y opresión. Luego, nos levantamos para reclamar nuestra dignidad”, dijo.
Al-Sharaa solicitó el “levantamiento total de las sanciones” contra su país: “Pedimos ahora el levantamiento completo de las sanciones, para que dejen de encadenar al pueblo sirio”.
Asimismo, dijo que, a pesar de las reformas que su gobierno ha intentado impulsar, “los ataques israelíes contra mi país continúan”. “Las políticas israelíes contradicen la postura internacional de apoyo a Siria”, afirmó, añadiendo que “amenaza con nuevas crisis y conflictos en nuestra región”.
Para finalizar, señaló: “Permítanme afirmar que el sufrimiento de Siria se ha endurecido; no se lo deseamos a nadie”. “Somos de los pueblos más conscientes de los horrores de la guerra y la destrucción”, afirmó. “Por esta razón, solidarizamos con el pueblo de Gaza, sus niños y mujeres, y todos los pueblos que sufren violaciones y agresiones. Exigimos el fin inmediato de la guerra”, concluyó.
Nacido en Arabia Saudita
Al-Sharaa lideró el año pasado una ofensiva de casi dos semanas que derrocó al dictador Bashar al-Assad, convirtiéndose así en Presidente de Siria. Ahí cambió su uniforme militar por elegantes trajes y dio a conocer su verdadero nombre, Ahmed al-Sharaa, luego de casi una década de nombres de guerra, como Abu Mohammad al-Julani.
En estos meses ha obtenido el apoyo de Estados Unidos y otras potencias, buscando relaciones pacíficas con sus vecinos, incluido Israel. Ha hecho un llamado a la reconciliación entre los sirios, pero la reciente violencia sectaria comienza a empañar su reputación. Miles de personas han muerto en ataques en los que grupos de derechos humanos y las Naciones Unidas afirman que participaron sus fuerzas de seguridad.
Al-Sharaa nació en 1982 en Arabia Saudita, en el seno de una familia siria de clase media que regresó a Damasco cuando era niño. Su padre era economista y su madre, profesora de geografía. En casa, según indica The New York Times, la familia hablaba de política, pero no tenía antecedentes de extremismo islamista.
Su carrera de yihadista habría empezado un poco después de la invasión estadounidense de Irak, en 2003. Se alió con insurgentes que posteriormente formarían el núcleo de Al Qaeda en Irak, aunque no habría participado combates significativos. Un funcionario de seguridad iraquí declaró que el Al-Sharaa habría sido arrestado en 2005 durante su primera misión, que era colocar bombas en las carreteras contra tropas estadounidenses.
A finales de 2011, Al-Sharaa y algunos camaradas suyos se infiltraron en Siria para incorporar un nuevo grupo yihadista a la creciente guerra civil. Antes de salir de Irak recurrió a Abu Bakr al-Baghdadi, que conocía de la cárcel y que se había convertido en el líder de Al Qaeda y posteriormente del Estado Islámico en Irak. El iraquí le dio unos 50 mil dólares para expandir Al Qaeda a Siria, según declaró Al-Sharaa.
Su nuevo grupo, el Frente Nusra, se dio a conocer a principios de 2012 por sus atentados suicidas contra el personal de seguridad en las ciudades más grandes de Siria, matando a cientos de personas. En aquel entonces la mayoría de los rebeldes sirios veían su lucha como una revuelta contra una dictadura brutal. El Frente Nusra incorporó las tácticas del yihadismo violento y buscó convertir en ley su rígida interpretación del islam.
Sin embargo, en medio de la guerra civil y avanzando los años, Al-Sharaa comenzaría a alejarse del yihadismo. En 2016 se presentó públicamente en un video, anunciando que su grupo ya no estaba vinculado a Al Qaeda. Al año siguiente fundó Hay’at Tahrir al-Sham, el principal grupo que derrocó a Al-Assad y que ahora forma el núcleo de los servicios de seguridad de Siria.
Luego de que ese mismo grupo liderara, a finales de 2024, la ofensiva que derrocó a Bashar al-Assad, Al-Sharaa empezó a codearse con los líderes de Occidente, buscando sacar a Siria del aislamiento en que había quedado tras la dictadura. Así, cuando se reunió con Donald Trump en Riad, en mayo pasado, fue la primera vez en 25 años en la que los presidentes de Siria y de Estados Unidos se veían las caras.
Ese encuentro tuvo lugar apenas un día después de que el inquilino de la Casa Blanca anunciara la eliminación de las sanciones internacionales contra Siria. Según el republicano, esperaba así darle “la oportunidad de brillar” a Damasco.
“Con el paso del tiempo vemos que Al-Sharaa es menos un yihadista islamista de línea dura que intenta parecer pragmático, y más un autoritario que intenta establecer un gobierno estable”, dijo Richard Ford, un diplomático que lo conoció. “Es un buscador de poder”, aseguró.
Después de entrevistas con más de 70 personas que siguieron o interactuaron con Al-Sharaa durante su ascenso, el diario The New York Times lo retrata como un líder de muchas formas, “inteligente y ambicioso, que usó la astucia, el encanto, la diplomacia y la crueldad para sobrevivir en algunos de los rincones más peligrosos de Medio Oriente”.
Ahora, en Nueva York para la Asamblea General, fue recibido por el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, con el que habló de posibles acuerdos militares y de seguridad que espera tener con su vecino, Israel. Esto, en un contexto en el que el país hebreo ha atacado en reiteradas ocasiones a Siria, pero sobre todo en los tiempos de Al-Assad.
“Espero que eso nos lleve a un acuerdo que mantenga la soberanía de Siria y resuelva también algunos de los temores en materia de seguridad de Israel”, dijo Al-Sharaa en una reunión celebrada al margen de la Asamblea General. “Siria es diferente, ya que aquellos que son parte de los Acuerdos de Abraham no son vecinos de Israel. Siria ha sido objeto de más de mil ataques e incursiones israelíes desde los Altos de Golán hacia Siria”, recordó.
Ahora, Al-Sharaa está trabajando para mejorar la seguridad y desarrollar la economía de Siria. Ha dicho que otras naciones deberían ver a Siria no como una amenaza, sino como una oportunidad para invertir y promover la estabilidad regional. “Siria ha girado 180 grados del estado en el que estaba”, aseguró.
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