El miedo en Lesbos por el avance del Covid-19

Muchos de los refugiados y migrantes en Lesbos viven en carpas. Foto: Reuters

Muchos escaparon de la guerra, pero enfrentan ahora a un enemigo invisible. Apiñados en carpas y containers industriales, los refugiados en la isla griega se preocupan de cómo pueden mantener la distancia o incluso lavarse las manos en medio de sus precarias condiciones.


Cuando los carteles que decían “Coronavirus: no temas: protégete” aparecieron a inicios de este mes en el campamento de refugiados y otros migrantes de Moria, Yaser Akbari se dio cuenta de que había pocas de esas recomendaciones que pudiera cumplir para protegerse a sí mismo y a su familia.

El solicitante de asilo, de 17 años y proveniente de Afganistán, vive en un pequeño container junto con otros cinco miembros de su parentela en un pequeño campamento en Lesbos. La isla griega es el destino de cientos de miles de migrantes de Siria, Afganistán, Irak y otros lugares, que hacen el corto viaje de ocho kilómetros en barco desde Turquía, en un intento por llegar a Europa. Akbari explica que lavarse las manos regularmente y a fondo es difícil cuando solo hay una llave de agua por cada 1.300 residentes.

“Con el coronavirus hay que evitar ir a lugares concurridos, mantenerse limpio, no salir”, dijo. “En el campamento de Moria, tienes que salir de tu vivienda. Para el baño, para la ducha, para la comida. Y cada vez que sales, estás en una muy, muy enorme multitud de personas”.

Muchos refugiados, migrantes y otras personas desplazadas por la guerra o la pobreza enfrentan los mismos desafíos, ya que se encuentran con que las medidas de prevención recomendadas para detener la propagación del nuevo coronavirus son casi imposibles de poner en práctica.

El distanciamiento social, el lavado regular de manos y el autoaislamiento son lujos que no disfrutan los que viven en campamentos o lugares superpoblados, a menudo sin acceso regular a agua limpia. Y esas condiciones los hacen particularmente vulnerables a infecciones respiratorias, incluido el Covid-19, dice la Organización Mundial de la Salud.

Nueva preocupación

Los solicitantes de asilo en Moria, atrapados en medio de un tira y afloja geopolítico entre Europa y Turquía, ya tenían muchas preocupaciones, incluidas las condiciones miserables en el campamento, antes de que se les añadiera el coronavirus.

“Están preocupados por ser transferidos (fuera del campamento), están preocupados por las condiciones, están preocupados por todo”, dijo Akbari. “Acerca del coronavirus, solo rezan a Dios para que no venga a este campamento. Si llega, será un gran problema”. Él ha tratado de limitar la frecuencia con la que debe dejar el container de su familia, pero aun así debe salir una docena de veces al día. Le preocupa la falta de máscaras faciales en el campamento, y algunos de los que lo rodean han comenzado a fabricar máscaras improvisadas de tela.

El campamento de Moria fue construido originalmente para menos de tres mil personas. Ahora alberga unas 20 mil tiendas de campaña, pequeños containers que funcionan como viviendas y destartaladas estructuras de fabricación propias.

El Ministerio de Migración griego ha dicho que está tratando de disminuir las multitudes que se forman dentro del campamento, y ha restringido el movimiento dentro y fuera de él tanto para los residentes como para los grupos de ayuda, en un esfuerzo por prevenir un brote en la isla.

El campamento de Moria, hecho para menos de tres mil personas, alberga unas 20 mil viviendas. Foto: Reuters

El ministerio también está en proceso de establecer edificios de cuarentena en cada uno de sus campamentos para solicitantes de asilo. A los recién llegados se les controla la temperatura, y se publicaron avisos en varios idiomas que describen cómo reducir la propagación del virus.

“Pueden poner letreros que digan lavarse las manos y practicar el distanciamiento social”, dijo Douglas Herman, cofundador de ReFOCUS Media Labs, una organización sin fines de lucro que enseña a los estudiantes de medios de Moria y habilidades de informes. “Pero, ¿cómo evitas las multitudes cuando la multitud es la línea de comida? ¿Cómo te lavas las manos cuando no hay agua por horas y no hay jabón?”.

Un temor masivo

Tres veces al día, Milad Ebrahimi, un afgano de 21 años, debe hacer cola para comer. La línea está abarrotada, con personas que se empujan entre sí, lo que no permite que haya los dos metros de espacio que se aconseja a las personas que mantengan entre ellas. Algunas mañanas, todo lo que recibe por la espera es un plato de pan y un poco de miel.

“Cuando escuché (sobre el coronavirus) pensé que si estuviera en cualquier otro país, podría sobrevivir”, dijo Ebrahimi, quien lleva allí tres meses. “Pero en Moria, no será fácil sobrevivir”.

Además de lo difícil de aplicar los métodos de prevención, dijo, hay poco acceso a la atención médica en el campamento. Las clínicas en su interior no cuentan con personal completo, por las restricciones globales de viaje que impiden que nuevos equipos lleguen a Grecia y a nuevas restricciones para limitar la entrada de extranjeros a los campamentos, dicen grupos de ayuda.

Los refugiados que viven en campamentos en todo el mundo, desde el Líbano hasta Jordania y Bangladesh, las personas desplazadas en Siria e Irak en cuclillas en edificios abandonados y los migrantes detenidos en centros de detención en Libia enfrentan el mismo riesgo: la infección podría extenderse rápidamente y provocar un brote catastrófico.

“Los esfuerzos para combatir al Covid-19 no pueden permitirse el lujo de dejar a nadie atrás”, dijo Rula Amin, portavoz de la agencia de refugiados de las Naciones Unidas. “La lucha fracasará si los más vulnerables y marginados no van a tener acceso a la atención médica adecuada y medidas preventivas”.

La ONU está instando a los gobiernos de los países que albergan grandes poblaciones de refugiados y migrantes a asegurarse de que se incluyan en los planes de protección y prevención que se revisan diariamente, dice Amin.

Opciones limitadas

La agencia de refugiados de la ONU dice que está distribuyendo jabón y desinfectante en campamentos de refugiados y en centros comunitarios que atienden a refugiados y migrantes, además de capacitar a los trabajadores de salud que atienden a esta población sobre cómo tratar el coronavirus y protegerse.

Pero hay opciones limitadas para resguardar a las personas que ya están en alto riesgo y que a menudo son atendidas por sistemas de salud débiles. Un tercio de los 70 millones de refugiados del mundo vive en los países más pobres, donde los sistemas de salud ya luchan por brindar servicios básicos.

El Comité Internacional de Rescate dice que las condiciones de vida y salud de los refugiados y migrantes podrían hacerlos tan vulnerables a sucumbir al Covid-19 como los ancianos, un grupo demográfico ya identificado como de mayor riesgo.

“La pregunta es si podemos detener o retrasar la propagación del coronavirus en los campamentos”, dijo Bob Kitchen, director de emergencias del comité. “Y lo mismo se aplica a los campamentos de refugiados en todo el mundo. Podría ser devastador”, añadió.

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