Lula y los BRICS: La agenda y desafíos del presidente brasileño como anfitrión de la cumbre en Río
Multilateralismo, libre comercio, medioambiente, paz e inteligencia artificial son algunas de las prioridades del mandatario izquierdista para la cumbre del bloque que se inicia este fin de semana en Río de Janeiro.
Con la presencia de jefes de Estado y de gobierno de más de 20 países, la 17ª Cumbre de los BRICS, inaugurada este sábado, transformará a Río de Janeiro en una zona de máxima seguridad hasta el próximo martes, el día de su clausura. Las medidas de seguridad adoptadas para esta reunión, que se celebra en el Museo de Arte Moderno (MAM) en Aterro do Flamengo, incluyen el uso de aviones de combate con misiles, francotiradores y bloqueos de calles en puntos estratégicos de la capital carioca.
Y es que el movimiento de delegaciones diplomáticas, según el diario Folha de Sao Paulo, ha obligado incluso el cierre temporal del aeropuerto Santos Dumont, en el centro de la ciudad, durante este domingo y lunes, días en que tienen lugar las actividades centrales de los jefes de Estado y de gobierno invitados.
El grupo nació en 2010 e inicialmente estaba formado por Brasil, Rusia, India y China, para posteriormente sumar a Sudáfrica. El nombre de la formación se debe a las iniciales de los cinco primeros Estados miembros plenos. Brasil ostenta por cuarta vez la presidencia rotativa.
Nacido como un espacio de asociación alternativo, los BRICS, informalmente BRICS+ (tras la incorporación de nuevos países), es una asociación, grupo y foro político y económico internacional de países emergentes, que se ha constituido en un espacio internacional alternativo al G7, integrado por naciones desarrolladas.
Hoy el bloque está compuesto por 11 miembros, tras la entrada de Egipto, Etiopía, Indonesia, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. Juntos, representan el 39% del PIB y el 49% de la población mundial. Desde 2020, la participación de los miembros de los BRICS en el PIB mundial es superior a la de los países del G7.
“Los BRICS han ganado mucha musculatura en la última década. Dejaron de ser un foro de debate para convertirse en una estructura de poder más concreta”, señala a France 24 José Luiz Niemeyer, politólogo y profesor de Relaciones Internacionales del Instituto Brasileño de Mercado de Capitales de Río de Janeiro (Ibmec).
Además, el bloque cuenta con países socios del BRICS: Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Uganda y Uzbekistán.
El Presidente Gabriel Boric también asiste a la cumbre en Río de Janeiro tras la invitación que le cursó el Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
La 17ª cumbre de los BRICS se desarrolla en un momento de fuertes tensiones globales, tras los recientes ataques de Israel y Estados Unidos a Irán; con la guerra en Ucrania todavía sin solución, y con la preocupación por los aranceles impuestos por Donald Trump.
Ausencias notables
Este contexto de tensión internacional parece reflejarse también en la dinámica interna de la cumbre, que enfrentará un desafío clave: la baja participación de líderes.
El embajador de China en Brasil ya confirmó que el Presidente Xi Jinping no asistirá al encuentro; en su lugar acudirá el primer ministro Li Qiang. Tampoco estará presente el Presidente ruso, Vladímir Putin, quien intervendrá por videoconferencia debido a la orden de arresto emitida en su contra por la Corte Penal Internacional.
“Se esperaba la ausencia de Putin, ya que Rusia está en guerra y su salida del país podría generar vulnerabilidades de seguridad en suelo extranjero”, comentó a La Tercera Rodrigo Augusto Prando, cientista político y académico de la Universidad Presbiteriana Mackenzie de Sao Paulo.
“La ausencia de Putin (que es justificable por razones obvias) es menos sentida, y más comprensible para el gobierno brasileño, y hasta bien recibida (en off) por la diplomacia brasileña, porque les evita a Lula y a su gobierno un desgaste innecesario, que con seguridad la oposición bolsonarista iría a explorar, y también contribuiría para tensionar relaciones con la Unión Europea”, añade Rafael Duarte Villa, profesor titular de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de Sao Paulo.
En el caso de Xi Jinping, Prando destacó que esta “será la primera ausencia del líder chino en la cumbre de los BRICS, que, si bien envía a un representante oficial, no tiene la misma fuerza simbólica que la presencia del presidente”.
Duarte Villa cree que la ausencia de Xi Jinping “es muy negativa para el gobierno brasileño por varios motivos”. “Primero, porque es la ausencia del país de mayor peso geopolítico y económico del bloque; segundo, porque la ausencia del líder chino podría llevar a la interpretación de que los BRICS están dejando de ser una prioridad de la política externa china, y tercero, porque en momentos en que Brasil da señales (como lo hizo en la reunión del Mercosur de esta semana en Buenos Aires) de priorizar a Asia en términos económicos, la ausencia de Xi Jinping, sin embargo, podría estar significando que Beijing no le atribuye la misma prioridad al intercambio económico y de inversiones al Mercosur. Pero la ausencia de Xi Jinping podría también significar una forma de presionar a Brasil para su ingreso al megaproyecto chino de la Ruta de la Seda, proyecto que hasta ahora Brasil se niega a asumir en Latinoamérica”, explica el politólogo a La Tercera.
Prioridades del anfitrión
Ya en febrero pasado, durante la Primera Reunión de Sherpas de la Presidencia brasileña del BRICS en Brasilia, Lula dijo que las prioridades del país como presidente del bloque avanzarán en temas como la paz y el medioambiente, y abordarán nuevos desafíos, como la inteligencia artificial. “En este momento de crisis, nuestra responsabilidad histórica es buscar soluciones constructivas y equilibradas”, señaló. “Los BRICS seguirán siendo clave para que los ideales de la Agenda 2030, el Acuerdo de París y el Pacto para el Futuro se concreten. La presidencia brasileña reafirmará la vocación del bloque como espacio de diversidad y diálogo en favor de un mundo multipolar y de relaciones menos asimétricas”, añadió.
A comienzos de marzo, Lula volvió a referirse a sus prioridades durante la presidencia rotativa del bloque. “Es importante que en esta reunión de los BRICS fortalezcamos realmente dos aspectos fundamentales: el multilateralismo y el libre comercio”, dijo el mandatario izquierdista desde Uruguay, al margen de la toma de posesión del Presidente Yamandú Orsi. “Si no hay libre comercio, si no hay multilateralismo, no hay democracia, y las relaciones desiguales perjudican a los países”, añadió.
Así, uno de los asuntos principales de este encuentro será discutir la arquitectura multilateral de paz y seguridad. Hace años que Lula defiende una reforma profunda del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con el fin de incluir a nuevos miembros como Brasil, Alemania, Japón o Nigeria.
Lula también es partidario de impulsar la multipolaridad y un mayor protagonismo del llamado Sur Global. Su sueño es “incluir a los excluidos en el sistema político y económico”, idea que también defienden países como Rusia y China, aunque su posición contrasta con otra realidad: ambos son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y poseen el derecho de veto, que permite bloquear cualquier resolución de las Naciones Unidas.
Si bien la expansión de los BRICS es vista como una victoria para los países emergentes, las tensiones ya comenzaron a notarse en el seno del grupo por roces entre dos nuevos miembros como Egipto y Etiopía, con creciente influencia en África y que buscan consolidar su rol en la región.
En la reciente reunión de cancilleres, celebrada el pasado abril en Río de Janeiro, las discrepancias de Egipto y Etiopía sobre la propuesta de reforma del Consejo de Seguridad de la ONU impidieron que el grupo lograra consensuar una declaración conjunta, afirma EFE.
El cambio climático es otro asunto central de esta cumbre, que se celebra cuatro meses antes de la COP30, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en medio de la Amazonía brasileña, en Belém, la capital del estado de Pará.
Brasil espera que los BRICS adopten una Declaración sobre Financiamiento Climático para orientar un cambio estructural en el sector financiero. Lula defiende que los países industrializados, que históricamente han emitido más gases de efecto invernadero, deben asumir una mayor responsabilidad en la lucha contra el cambio climático y contribuir financieramente para que los países en desarrollo puedan reducir sus emisiones. El negociador de los BRICS por Brasil, Maurício Lyrio, dijo al sitio de noticias G1 que se necesitan 1,3 billones de dólares para combatir el cambio climático.
Los mecanismos de cooperación energética y los planes para el desarrollo digital son otras prioridades de este encuentro. Los países BRICS debatirán la gobernanza de la inteligencia artificial con el fin de establecer estándares y criterios en común. Brasil propone la Declaración de Líderes sobre la Gobernanza de la Inteligencia Artificial para el Desarrollo. “Esta tecnología no puede ser el monopolio de unos pocos países y empresas. Las grandes corporaciones no tienen derecho a desestabilizar naciones con desinformación. Mitigar los riesgos y compartir los beneficios de la revolución digital es una responsabilidad compartida”, declaró Lula.
La gran duda es si los BRICS optarán por un nuevo sistema financiero para reducir los costos de las transacciones comerciales entre los países del grupo. El desafío del bloque a la supremacía del dólar ha llegado a enfurecer a Donald Trump. En abril, durante una reunión preparatoria en Río de Janeiro, el ministro de Asuntos Exteriores chino afirmó que el momento actual no es propicio para la creación de una nueva moneda. Sin embargo, Brasil defiende la posibilidad de realizar los pagos en monedas locales. “No queremos pelearnos con el dólar. Lo que realmente queremos es crear una forma de encontrar una moneda o una canasta de monedas que nos permita hacer negocios sin tener que depender de una moneda única”, dijo Lula, tras ser consultado sobre el tema en una conferencia de prensa en Beijing, en marzo pasado.
Ataque a Irán e imagen de Lula
También queda por ver si el grupo tomará una posición más contundente sobre los ataques de Israel y EE.UU. a las instalaciones nucleares de Irán, que se unió a los BRICS en enero de 2024. En una declaración conjunta efectuada el 24 de junio, el mismo en que entró en vigor la tregua anunciada por Trump, los miembros del grupo expresaron su “profunda preocupación” con los ataques militares contra la República Islámica, “que constituyen una violación del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas”.
Según el diario O Estado de Sao Paulo, la delegación iraní presente en las reuniones previas a la cumbre de los BRICS en Río presionó al grupo para que adoptara un “tono más contundente” frente a los bombardeos de que fue blanco el país, llevados a cabo por Estados Unidos e Israel, en un combate aéreo que duró 12 días. “Una de las razones de la ofensiva diplomática de Teherán es que la declaración final de los BRICS será un comunicado de los líderes políticos de esos países, algunos de los cuales se reunirán en persona en Río los días 6 y 7 de julio. En otras palabras, tendrá un peso político diferente”, indica el periódico.
En cuanto al provecho que Lula pueda sacar como anfitrión de la cumbre de los BRICS, los expertos se muestran cautos. “En el ámbito internacional, Lula siempre ha tenido una buena gestión y, por lo tanto, está en condiciones de ser un anfitrión exitoso de la cumbre de los BRICS”, opina Prando.
“Puede ayudar a mejorar la imagen internacional (de Lula), pero el timing no es el mejor para sacar mucho provecho a eso. El mundo está muy preocupado con otros hechos, como la administración Trump en Estados Unidos, las varias guerras en el este de Europa y Medio Oriente, y crisis de migrantes latinoamericanos, sirios, ucranianos, entre otros. Pero claro, de cualquier manera, recibir la cumbre de los BRICS no es tan residual para la imagen de Lula, en cuanto eso significa un activo importante para la política externa brasileña, es decir, proyecta una imagen de liderazgo de un bloque político y económico alternativo a Estados Unidos y Europa”, afirma Duarte Villa.
A nivel interno, el saldo aparece más negativo para Lula. Así lo considera Prando, quien afirma: “Creo que no contribuye mucho al escenario doméstico, dado que la situación política actual del gobierno es mala. Las encuestas muestran un presidente ampliamente desaprobado, un Congreso hostil y la dificultad de Lula para posicionarse presentando un balance positivo de su tercer mandato. Creo que la reunión de los BRICS no cambiará este panorama interno negativo para el Presidente Lula”.
Duarte Villa apunta en una dirección similar. “En un escenario tan polarizado internamente como el brasileño es muy relativo que la reunión de los BRICS pueda traerle algún apoyo a nivel doméstico a Lula. Eso puede ser utilizado por la oposición bolsonarista para ideologizar las relaciones de Brasil con algunos países como Rusia o para instrumentalizar domésticamente algún tipo de antioccidentalismo. Sin embargo, más allá de los partidos de oposición, el tema del BRICS no tiene mucho impacto en la sociedad, en la medida en que temas y procesos de política externa son objeto de poquísimo debate e interés a nivel de la sociedad brasileña”, comenta.
“El impacto social principal de esa reunión del BRICS se da más a nivel de grupos empresariales y del sector agropecuario brasileño, que ven una oportunidad de ampliar financiamientos, vía banco del BRICS, o de exportar y ampliar el mercado productos del campo”, concluye.
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