
Cárcel de Máxima Seguridad: reos estrenan uniformes y Gendarmería inaugura sección refaccionada
Los 43 internos que habitan actualmente el Repas, y que son considerados de los más peligrosos del país, se convirtieron en los primeros en utilizar las nuevas vestimentas. Gendarmería evaluará utilizarlas en otros recintos.

A inicios de febrero el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Jaime Gajardo (PC), realizó un anuncio que apuntaba a cambiar ciertas dinámicas al interior de las cárceles chilenas. Según dijo en ese momento, el gobierno estaba analizando que internos de módulos de máxima y alta seguridad utilizaran uniformes.
La medida buscaba reducir al mínimo la posibilidad de ingreso de elementos prohibidos y, además, evitar que se establecieran jerarquías entre los reos por las cualidades de sus vestimentas.
Y a poco más de cinco meses de la comunicación -incluidos trámites que permitieron modificar reglamentos penitenciarios y ejecutar compras reservadas- Gendarmería puso en marcha el plan. Hoy -y desde el martes 15 de julio- los 43 reclusos que permanecen en el Recinto Especial Penitenciario de Alta Seguridad (Repas), la ex Cárcel de Alta Seguridad (CAS), ya cuentan con su respectivo uniforme.
Como había adelantado La Tercera, se trata de un pantalón azul y una camiseta manga larga de color naranja. Además de un polerón y una parka de los mismos colores. Todo está confeccionado con tela ignífuga. O sea, son resistentes al fuego o altas temperaturas, lo que permite proteger al individuo ante eventuales quemaduras.
“Esto ha sido un trabajo sistemático de Gendarmería, que parte hace más de un año, evaluando y tomando una serie de medidas a partir de los desórdenes que hubo en su momento en el Repas. Gendarmería ha aplicado varias medidas importantes y que llegaron para quedarse en el control de población de alto compromiso delictual como el crimen organizado”, dijo el ministro Gajardo al confirmar la información este medio.
Según precisó, la medida se llevó a cabo sin mayores contratiempos. “El procedimiento fue planificado y encabezado por personal de la propia unidad penal, y ejecutado con el apoyo del Subdepartamento de Servicios Especializados”, complementó el secretario de Estado.

No solo uniformes
Si bien inicialmente el mismo ministro Gajardo había indicado que los uniformes se estrenarían durante el mes de mayo, esto se pospuso. Se resolvió que se entregarían el día en que se inauguraran las instalaciones que aún estaban en proceso de adecuación y que correspondían a la sección de Alta Seguridad del recinto. Hasta antes de la semana pasada solo estaba habilitado Máxima Seguridad.
Así, junto con el inicio de los uniformes, los 43 reclusos fueron trasladados hasta los nuevo módulos, los cuales también están equipados con frazadas y colchones ignífugos.
En ese sentido, el secretario de Estado planteó: “Lo que estamos realizando es integral, entre ellas está la reparación de espacios al interior del establecimiento penal, la implementación de vestimenta, el control de la visita, entre otras medidas”.
“Esto es el resultado de las medidas que se han venido implementando desde el año pasado, y a un año de sucedidos los hechos (los destrozos realizados por los internos) hoy la situación en el Repas está completamente controlada. Hay un régimen interno normal y que no se aleja de los sistemas de régimen interno de cualquier otra unidad de máxima seguridad en el mundo", agregó.

¿Por qué uniformes?
Según detallan desde el Ministerio de Justicia, el uso del uniforme para personas privadas de libertad se condice con la reglamentación vigente.
Apunta, dicen, a “terminar con la diferenciación entre las personas privadas de libertad en un recinto penitenciario o en un módulo o sección determinado/a. Al vestir a todos con las mismas prendas, se contribuye en eliminar las jerarquías socioeconómicas y criminógenas que pueden existir entre ellos".
“Esto ayuda a reducir la competencia y la rivalidad que a menudo surgen de las diferencias en la vestimenta, entendiéndola como una valoración simbólica, que determina una especie de estatus o posición de poder a determinadas personas, lo que genera jerarquías y reproducción de códigos culturales delictuales que interfieren con el control del personal y afecta la seguridad de los establecimientos penitenciarios”, complementaron.
De la misma forma, recalcan que “los uniformes también juegan un papel crucial en la promoción de la disciplina y el orden dentro de las instituciones. Al establecer un código de vestimenta claro, se advierte que las personas privadas de libertad se ajusten a las normas y reglamentos del lugar donde se encuentran recluidos".
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