50% de los usuarios admite que revisa su smartphone aunque no suene
Encuesta Entel-GfK Adimark reveló el miedo que sienten los chilenos al estar sin el teléfono móvil.

Pasaron de ser un accesorio a una herramienta usada para navegar y organizar la vida. Eso explica la dependencia a los smartphones, que llevó a que surgiera el concepto de “nomofobia”, derivado del inglés no-mobile-phone phobia o la fobia a estar sin teléfono móvil.
Aunque clínicamente no es una fobia, sí puede provocar miedo intenso, angustia y la sensación de que la persona queda inhabilitada.
En Chile, una encuesta realizada para Entel por GfK-Adimark (497 casos, entre 15 y 45 años, en Santiago) determinó que 57% de los usuarios se devuelve a buscar su teléfono si lo deja en la casa, un 55%, de hecho, prefiere que se le queden las llaves a dejar el celular.
De acuerdo a los datos, publicados ayer, el 51% revisa su teléfono alguna vez aunque no esté sonando o aparezca una notificación. Cifras que son similares a encuestas extranjeras que muestran que más de la mitad de los usuarios siente ansiedad al estar lejos de su smartphone. (Ver infografía)
“Hay gente que se les queda la billetera o están dispuestos a ir sin carnet de identidad, pero no sin celular”, dice Daniel Halpern, profesor de la U. Católica e investigador del think tank TrenDigital. “Los hábitos se generan después de que uno realiza la misma acción recurrentemente, se produce una dependencia y ya no lo ven como un artefacto, sino que al ser dependientes, ven su vida a través del celular, en el sentido ‘no voy a poder trabajar’, ‘me voy a perder de algo’”.
El investigador hace una analogía con los problemas informáticos. “Cuando se cae el sistema en una tienda, aunque esté el producto y la plata para comprarlo no se puede. Si no tengo sistema no puedo hacer una serie de otras acciones. A la gente sin celular le pasa lo mismo”, dice.
Ellas dependen más
La encuesta señala que el 64% considera que el teléfono móvil es más importante que el computador y el televisor. Las mujeres son la que más lo priorizan, con un 76% de las respuestas, frente al 53% de los hombres. Ellas también lideran los indicadores sobre dependencia.
Catalina Correia, directora de comunicaciones de GfK-Adimark, explicó que eso puede deberse a que, en general, las mujeres son consideradas más comunicativas y es importante para ellas mantener un contacto cotidiano con las microcomunidades que forman parte de sus vidas, como la pareja, hijos, apoderados del colegio, la familia extendida, entre otros. “Sin embargo, los datos son un llamado de atención importante. Hay que preguntarse si tiene sentido estar tan preocupados de mantener un contacto o vínculo con quién está detrás del teléfono en desmedro de las personas con las que estamos frente a frente. Creemos que la respuesta es no”.
Dominique Karahanian, psicóloga de la U. Mayor, explica la dependencia que arroja el estudio es un síntoma de que algo está ocurriendo en el sistema social, una señal de cómo estamos viviendo. “Las personas hoy estamos teniendo pseudorelaciones, conectados virtualmente, lo que nos inhabilita a relacionarnos de manera real con el otro. Si yo me relaciono por WhatsApp y mando un audio, eso hace que, de alguna manera, tenga menos ganas de juntarme con alguien. Hemos perdido el encuentro cara a cara, ya no nos miramos a los ojos para relacionarnos y en el fondo perdemos una riqueza de información que sólo da ese encuentro”, señala.
La psicóloga explica que con este tipo de comunicación se pierde la riqueza del lenguaje no verbal, algo que el fenómeno emoticon ha tratado de suplir, pero “nunca vas a tener la riqueza infinita que da el lenguaje no verbal, los silencios, miradas, cómo pones las manos, cuán incomodo se puede sentir otro frente a algo que tú dices. Por WhatsApp no tienes posibilidad de saberlo, indica.
En la cama
El 76% de los usuarios de esta tecnología revisa el celular antes de salir de la cama, mientras el 87% antes de dormirse en la noche. Aún más, el 45% ha revisado sus redes sociales después de tener sexo.
Daniel Halpern, que el año pasado lideró un estudio sobre el impacto de WhatsApp en las parejas, señala que el 57% de los encuestados reconoció haber tenido problemas en su vida sexual por el uso del smartphone.
“Al llevar el teléfono a la cama, llevas la oficina, el asado, los problemas, y eso reduce la fase de intimidad, no se produce la sensación de conectarse el uno al otro”.
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