Señor director:

La ampliación del acceso a la educación superior, junto con generar una discusión respecto del financiamiento y la administración de los fondos, ha generado un cuestionamiento importante a su sentido. ¿Cómo puede la educación superior aportar a la creación de sociedades más cohesionadas y más justas?

Como respuesta a esta cuestión internacional, varias universidades hemos comenzado a generar respuestas concretas para aportar al bien común a través de acciones específicas de vinculación con el medio anexas al currículum; de programas académicos de asignaturas que incluyen una metodología de "aprendizaje y servicio" y/o, explicitando una matriz valórica expresada en resultados de aprendizaje dentro del curriculum de las disciplinas que los estudiantes van desarrollando durante su trayectoria.

Si bien el cuestionamiento al sentido de la educación superior está lejos de ser resuelto, ejes transversales a iniciativas estudiadas a nivel internacional indican que hay acuerdo en la necesidad de explicitar los valores que guían la formación de estudiantes, como también hacerse corresponsable del trabajo que se establece con la comunidad. El sentido de la educación superior involucra la voluntad política y el apoyo institucional de autoridades universitarias y del gobierno local, junto con docentes y actores comunitarios comprometidos con el curriculum; estudiantes abiertos a la posibilidad de aprender en la acción directa con comunidades, y comunidades dispuestas a establecer alianzas con la academia para iniciar el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Por ello los formadores académicos debemos estar constantemente abocados a la evaluación y ajuste de programas académicos, junto con el fortalecimiento de prácticas profesionales e investigación, con el fin de incidir en la formación de futuros profesionales comprometidos con el bien común.

Francisca Infante

Decana Facultad de Ciencias Sociales Universidad de las Américas