Histórico

Arturo Pérez-Reverte: "La mujer es el único héroe interesante que queda"

El español presenta su novela El tango de la Guardia Vieja en la Feria del Libro de Buenos Aires.<br><br>

Mercedes Inzunza y Max Costa se conocen en el Cap Polonio, el transatlántico que los lleva a Buenos Aires. Ella, una mujer de clase alta, casada, elegante y misteriosa; él, un rufián, un bailarín y guapo ladronzuelo, un héroe en decadencia. Ambos, reunidos por y en torno al tango, la música que los seguirá toda la vida, pasarán una semana juntos recorriendo los arrabales porteños, para luego dejar de verse por casi una década.

Es 1937 y los caminos de Mecha y Max se vuelven a cruzar. Esta vez en Niza, los protagonistas se ven mezclados en una historia de espionaje, traiciones y amor que volverá a separarlos. Muchos años después, en Italia, en Sorrento, el sexagenario Max se reencuentra con Mecha, la madre de Jorge Keller, aspirante a campeón del mundo del ajedrez, y recuerda los intensos momentos que vivieron.

Son tres encuentros de los protagonistas, pero también tres momentos del siglo XX, que son retratados en El tango de la Guardia Vieja, la última novela de Arturo Pérez-Reverte. A diferencia de sus anteriores obras, acá los conflictos bélicos, los enigmas y asuntos de espías son el telón de fondo para una historia de amor. El, sin embargo, duda.

"Es una historia evidentemente de pasión, muy carnal. Pero la palabra amor es otra cosa. Tiene más connotaciones, es más diluida, es una palabra mucho más ambigua y más compleja, que contiene sentimientos, desarrollo, afectos, proximidades, hábitos", dice Pérez-Reverte, de visita en Argentina, donde mañana lanzará la novela en la Feria del Libro de Buenos Aires.

Creador de la saga del Capitán Alatriste y uno de los más exitosos autores españoles de hoy, el ex reportero de guerra cuenta que en El tango de la Guardia Vieja quiso poner en escena una relación que nunca se concreta. "Max y Mecha son dos personas que se ven tres veces en 40 años. Quería ponerlos frente a frente en la decadencia, cuando ya la belleza no existe, cuando hay manchas en la piel, cuando hay marcas en el pelo y en la cara. Lo físico era muy importante", dice.

De hecho, Pérez-Reverte también se interna en las escenas de sexo. "Es muy complicado; si te quedas corto eres mojigato y si te pasas, eres procaz. Encontrar el término medio para escenas de sexo turbio, violento a veces, y que eso cualquier lector lo asumiera con naturalidad, era complicado".

Sobre la mezcla de géneros que se dan tanto en El tango de la Guardia Vieja como en sus obras anteriores, Pérez-Reverte señala que él es ante todo un lector. "Para mí ha sido tan importante Agata Christie como Dostoievski, tan importante Sherlock Holmes como Thomas Mann; Joseph Conrad, como Jack London. Los géneros son posibilidades narrativas, te dan herramientas. Uno puede ser el más arrogante como persona, pero a la hora de trabajar debe ser humilde y ver qué se aprende de los maestros. Y yo acudo a ellos sin el menor complejo, y lo digo con orgullo. Sólo los idiotas -y hay novelistas idiotas- sostienen que hay géneros más nobles que otros".

Con más de 20 novelas publicadas, el cartaginés de 61 años ya trabaja en su próxima obra, que tendrá esta vez a una mujer como protagonista. "Ahora, la mujer me interesa mucho narrativamente hablando. He descubierto que en ella hay posibilidades narrativas mucho más interesantes que en los hombres. Una novela sin una mujer es una novela que sería reiterativa y tópica. La mujer es la única posibilidad que tenemos de escribir una novela con cosas nuevas, porque tengo la certeza de que en este momento la mujer es el único héroe posible, el único héroe interesante que queda".

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