Biodiesel brasileño entra a segunda fase de implementación en medio de expansión y críticas
Los cuestionamientos provienen del exterior del país por los impactos sociales y ambientales de esa industria.
El biodiesel brasileño entró a partir de este semestre en una segunda fase de implementación, con el aumento de un punto porcentual en la mezcla obligatoria al diesel convencional, pero en medio de una serie de críticas a la producción, como ocurre también con el etanol.
Desde este mes de julio los distribuidores brasileños del diesel derivado de petróleo deberán mezclar un 3,0 por ciento del biodiesel, que en el país suramericano tiene como matrices la soja, el girasol y otras oleaginosas.
Brasil espera alcanzar en 2010 una mezcla obligatoria del 5,0 por ciento y en 2013 comenzar con la producción a escala de motores movidos por el combustible alternativo, como ocurre con el etanol, mezclado a la gasolina fósil en un 26 por ciento obligatorio.
El 82 por ciento de la nueva flota de vehículos livianos brasileña sale de fábrica con el sistema "flex", que permite la combustión en un mismo tanque de abastecimiento y sin límites para la mezcla o uso independiente de gasolina y etanol.
Al igual que el etanol producido de caña de azúcar, el biodiesel enfrenta críticas, en especial provenientes del exterior, por los impactos sociales y ambientales de esa industria.
Uno de los coordinadores del Plan Nacional de la Producción de Biodiesel, Arnoldo Campos, quien participó del debate "Equidad y eficiencia" realizado en la pública Universidad de Sao Paulo (USP), sin embargo, destacó la variable "socioecónomica" del biodiesel frente al etanol.
Campos indicó que a diferencia de la industria del etanol, a manos de grandes compañías, el sector emplea en 80 por ciento a una gran cantidad de los 14 millones de agricultores familiares y en un porcentaje menor a parte de los tres millones de trabajadores rurales restantes.
Las empresas que compran la materia prima de los agricultores familiares tienen descuentos en sus impuestos con la adopción de programas sociales para esa población rural.
El profesor especializado de la Universidad Federal de Itajubá, Luiz Augusto Horta, expresó que la producción del biodiesel se debe descentralizar y no concentrarse en una región, como ocurre con el etanol en Sao Paulo.
Horta apuntó que el biodiesel debe pasar por una expansión similar de producción a la del etanol, que incrementó de 3.000 a 8.000 litros la capacidad por hectárea cultivada de caña de azúcar.
El dilema entre la producción de biocombustibles y producción de alimentos, que gana cada vez más una dimensión mundial, ha tenido menos impacto en Brasil, a pesar del liderazgo del país suramericano en la producción de biocumbustible y el segundo lugar en etanol, detrás de Estados Unidos, que tiene como materia prima el maíz.
La consultora especializada Tendencias, por su parte, consideró en un reciente estudio que Brasil debe enfatizar en las oleaginosas como materia prima, dejando de lado granos como la soja, y cultivarlas en zonas ambientales contrarias a la producción de alimentos pero aptas para cultivo oleaginoso.
Esa condición, según el informe, requiere de inversiones en infraestructura y de una revisión tributaria, además de la preocupación ambiental con la bandera de los combustibles "limpios" o "verdes".
El estudio apuntó en la necesidad de Brasil de aumentar sus estudios y aplicación de los residuos de frituras como fuente de producción del biodiesel, como lo hacen Tailandia, Estados Unidos y China.
Los otros productores mundiales de biodiesel, muchos de ellos con el aceite de palma como materia prima, son Canadá, la Unión Europea, India, Indonesia y Malasia.
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