Histórico

Cecilia Vicuña prepara antología de poesía latinoamericana para Oxford

Más de 500 años de poesía de América Latina contempla la selección realizada por la artista nacional, quien publicará en junio con el sello de la universidad británica.

Una mente enérgica no tiene por qué carecer de sutileza y discreción. Cecilia Vicuña viene creando hace 40 años una obra singular, sin pausa ni respiro, pero de forma secreta o casi secreta, al menos en Chile. Hace un par de años Ediciones UDP publicó Sabor a mí, un libro donde la poesía da paso a la imagen y las referencias políticas al deseo sexual.

Vicuña, cuya obra visual forma parte de la colección del MoMa de Nueva York, expuso en enero en la librería Metales Pesados la obra El vaso de leche, que formó parte de la acción realizada por el CADA en 1979, llamada Para no morir de hambre en el arte.

Ahora prepara los toques finales a un trabajo mayor: la antología de poesía latinoamericana que le encargó la Universidad de Oxford, y que sale a mediados de junio en Inglaterra. "El libro es una revisión de la poesía que se ha realizado en América Latina a lo largo de 500 años, con excepción de la cultura anglófona y francófona. Han sido cerca de 12 años de investigación y selección, un trabajo conjunto con Ernesto Livon Grosman".

¿Qué define la selección?
Son cerca de 600 páginas y no es académica. Además, están en un plano de igualdad las poesías indígenas, orales, escritas, mestizas. Hay siete lenguas, además del español y portugués. También se incluye la poesía visual. Tampoco hay movimientos, como el romanticismo, el surrealismo, etcétera, sino poemas específicos.

¿A qué poetas indígenas de Chile incluiste?
A Elicura Chihuailaf. Yo antes había hecho una antología de poesía mapuche en la que incluí a cuatro autores, pero ahora no podía colocar a más de uno. Hay que considerar que hay poesías indígenas muy ricas en toda Latinoamérica. En México, por ejemplo, hay cerca de 100 lenguas y en cada una hay 20 escritores importantes. Ni qué decir del quechua y el aymara.

¿Cuáles son los chilenos actuales que elegiste?
Muy actuales no hay, pero sí están Juan Luis Martínez y por supuesto Enrique Lihn. Gonzalo Millán no está. Me hubiera encantado, porque admiro su trabajo, pero es que en Chile hay muy buena poesía.

Tu obra, que mezcla imágenes y texto, tiene alguna relación con la de Juan Luis Martínez.
Juan Luis y yo nos conocimos en los 80, pero yo he escrito varios ensayos sobre sus libros. Vivíamos a pocas cuadras de distancia, en Concón, a fines de los 60 y comienzos de los 70. Su casa no tenía rejas y yo entraba, porque estaba junto al bosque. Iba con mi máquina de escribir y tecleaba en las vertientes donde él se bañaba. Trabajábamos en cosas paralelas, pero completamente conectados. Acá en Chile se considera a La nueva novela como el primer libro que combina poesía y gráfica, pero como se ha visto, Sabor a mí se publicó antes.

Durante la conversación, esa suerte de equilibrio interior que transmite Vicuña sólo es sobrepasada por el ego cuando se refiere a las cosas que ella ha hecho "primero": el arte conceptual, la poesía visual, el arte precario y milenario... Efectivamente, Sabor a mí (1973) está fechado antes que La nueva novela (1985), aunque como todos saben o suponen, la literatura no es una carrera de caballos.

Siguiendo con la antología, Vicuña agrega que si bien están los canónicos, hay poetas menos populares que ingresaron (Rosamel del Valle) y algunos que quedaron fuera (Teillier). "Neruda tiene menos espacio que Huidobro, porque es sobreconocido. Colocamos poemas suyos muy buenos y que circulan menos. De las mujeres están Mistral, Elvira Hernández y Soledad Fariña".

¿Tú no?
Sí, pero fue por obligación del contrato: me lo exigieron, porque les interesaba que esta fuera una antología conceptualizada por una mujer. Es decir, el mundo al revés.

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