La Brigitte Bardot de las pasarelas, la rubia más sexy de las top models vive su segundo esplendor. Su regreso después del reinado en los años 80 y 90 y caída en esta década. Y con 39 años sigue tan oxigenada como antes, haciendo desnudos como antes y con esa mirada tan azul.

La alemana se pone de espaldas y deja caer su bata en la publicidad de la nueva línea de perfumes de la marca italiana Dolce & Gabbana, que llevan los nombres de cartas del tarot y que la tiene a ella representando a  La Luna, en este grupo de súper modelos que también incluye a Naomi Campbell y Eva Herzigova promocionando el set de cinco colonias.

Se convirtió en una musa más romántica y menos explícita en las fotografías de otra fragancia de la modista Alberta Ferreti. Y viene de haber logrado nuevamente parte de los mejores contratos con las grandes casas de lujo: estuvo en Yves Saint Laurent, apareció en Louis Vuitton y la retrataron sofisticada para Salvatore Ferragamo.

"¿El secreto de mi éxito? Mi normalidad", contestó la maniquí, casada y con dos hijos, cuando esta semana le preguntaron en Roma, mientras lanzaba el perfume de Ferretti. "Llevo a mis hijos al colegio, soy una mujer y una madre feliz y amo mi trabajo", confesó la mujer de familia bien, que a los 17 años fue descubierta en una discoteca de Düsseldorf y poco después la rubia alta, espigada pero con curvas, como una Bardot con facha de maniquí, estaba con un escote que desviaba miradas en los carteles de los jeans Guess?. En las portadas de Vogue y Bazaar. Y provocaba un escándalo porque el diseñador Karl Lagerfeld la ponía de símbolo de Chanel, una maison que hasta entonces tenía de emblemas a puras modelos muy delgadas, sofisticadas y de aire intelectual.

"Esa vaca austríaca es horrible", la atacó Paco Rabanne, sumándose a las críticas porque Schiffer llevó de vuelta a las pasarelas esa figura voluptuosa que sigue causando estragos hasta hoy.