Histórico

Comienza tercera y última búsqueda del Air France que cayó al Atlántico

El vuelo 447 con dirección a París, cayó el 1 de junio de año pasado con 228 personas a bordo.

Será la última oportunidad para intentar aclarar el misterio: esta semana comenzará la tercera operación de búsqueda del fuselaje y las cajas negras del Airbus A330-200 del vuelo 447 de Air France que, por causas hasta hoy desconocidas, cayó al océano Atlántico el 1 de junio de 2009 con 228 personas a bordo.

La búsqueda debería haberse iniciado a mediados de marzo, pero se demoró debido al mal tiempo.

En este tercer intento, tanto Air France como Airbus se juegan nada menos que su buena reputación. Desde el accidente, ambas compañías sufrieron numerosas críticas y acusaciones de haber tenido parte de responsabilidad en la tragedia.

Ahora apuestan por que un esclarecimiento de lo ocurrido las libere de esos reproches. Para ello invirtieron entre las dos unos diez millones de euros (14 millones de dólares) en esta tercera búsqueda.

Los investigadores franceses son optimistas. Las posibilidades de dar con las cajas negras son claramente superiores a un 50 por ciento, confió el jefe de la Oficina de Análisis de Accidentes BEA, Jean-Paul Troadec.

Y esa confianza se basa en algo más que ilusión: para la nueva operación de búsqueda, los investigadores reunieron a los mejores expertos y la tecnología más moderna del mundo, que incluye personal y equipos de Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos, entre otros.

El robot submarino "Abyss" y dos modelos similares de Estados Unidos intentarán avistar el fuselaje. Los tres tienen capacidad para sumergirse a hasta 6.000 metros de profundidad y están equipados con sonares de barrido lateral.

Para la exploración de zonas más accidentadas, los buques "Anne Candies" y "Seabed Worker" llevarán robots especiales.

Por otra parte, los minuciosos cálculos realizados desde el accidente fueron estrechando la zona hipotética donde pudo caer el avión, de modo que la nueva zona de búsqueda es unas diez veces menor que la original, que abarcaba una enorme superficie de más de 17.000 kilómetros cuadrados.

Sin embargo, la tarea será compleja. La nueva zona de búsqueda sigue situándose en el lecho atlántico cerca del Ecuador, donde el paisaje submarino es muy irregular y escarpado. Las diferencias de profundidad alcanzan más de 1.000 metros y se estima que los restos del avión podrían estar a unos 4.000 metros.

La búsqueda será seguida con atención desde todo el mundo. A bordo del avión iban pasajeros de más de 30 naciones, si bien Francia y Brasil fueron los países con más víctimas.

Los buques de la Marina brasileña zarparon inmediatamente después del accidente hasta la zona donde se estimaba que había ocurrido, unos 1.200 kilómetros al noreste de Recife. El 2 de junio se localizaron en alta mar un asiento y manchas de combustible. Sólo cuatro días más tarde, el 6 de junio, se rescataron los primeros cuerpos.

Varios aviones sobrevolaron la zona día y noche durante semanas. Un mes después se suspendió la acción de rescate y la búsqueda de las cajas negras.

Los investigadores quieren tener datos sobre las causas de la tragedia antes del primer aniversario, el 1 de junio. Para ese día están previstos en París y en Río actos de recuerdo a las víctimas. Y para las familias y amigos sería un consuelo saber en qué lugar exacto del Atlántico descansan los restos de sus seres queridos.

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