Cómo el juicio a un nazi ayudó a unificar a Israel
Con el inicio del juicio a Adolf Eichmann por crímenes de guerra, el entonces joven Estado de Israel avanzaba en su proceso de unificación debido a que el proceso permitió a los judíos hablar abiertamente sobre el Holocausto.

"Para los Judíos", dice el historiador israelí Tom Segev, "hubo siempre dos Adolf".
Adolf Hitler se había suicidado en las ruinas de su búnker de Berlín, pero el otro Adolf, el teniente coronel de las SS Adolf Eichmann, era lo que Segev llama "el rostro del Holocausto".
Hace cincuenta años esta semana, poco antes de las 9 de la mañana del 11 de abril de 1961, el "segundo Adolf" encaraba la justicia en un tribunal improvisado en Jerusalén.
El juicio de Eichmann ayudó a crear el Israel moderno y tiene profundas implicaciones para el mundo de hoy.
"Cuando me presento ante ustedes -dijo el fiscal jefe Gideon Hausner al tribunal, "no estoy solo. Aquí conmigo en este momento están seis millones de acusadores".
SECUESTRO ESTILO BOND
La corte escuchó que Eichmann había sido un actor clave en la organización de los campos de exterminio en los que millones de personas perdieron sus vidas.
Alertada por el fiscal de la República Federal Alemana, Fritz Bauer, de que Eichmann vivía en Argentina, la inteligencia israelí, el Mossad, organizó un secuestro al estilo del personaje cinematográfico James Bond en 1960.
El hombre que comandó el equipo del Mossad, Rafi Eitan, es ahora octogenario y físicamente pequeño, pero alegre y travieso.
Cuando nos reunimos en Tel Aviv, me contó cómo el secuestro había sido organizado y le sugerí que era el James Bond Israel.
Se rió, y respondió que era sólo "la mitad de James Bond".
Eichmann fue sacado de Buenos Aires y llevado a un lugar secreto en Israel, donde se le sometió a interrogatorio durante muchos meses.
Los que lo conocieron en aquella época desdeñaban a este supuesto ejemplo de esa "raza superior" nazi.
Eitan Eichmann lo describe como "completamente del montón".
El interrogador policía israelí Gilad Michael Goldman, también octogenario, dijo que era un nebbish: un hombre triste, un don nadie.
JUEGO POLÍTICO
Con el juicio de Eichmann, detrás del telón, el primer ministro de Israel en ese momento, David Ben Gurión, estaba llevando a cabo un gran juego político.
Él entendió que el proceso, si se manejaba adecuadamente, podría convertirse en un evento unificador para el joven Estado de Israel que estaba tratando de construir con los inmigrantes judíos de todo el mundo, personas que hablaban idiomas diferentes y en ocasiones parecía tener poco en común.
Decenas de miles de personas en todo el mundo vieron en televisión el juicio, pero en 1961 Israel no tenía un servicio televisivo, y toda la nación escuchaba las transmisiones de radio de las sesiones judiciales.
Día tras día, se escuchaban historias de los sobrevivientes a menudo hablando por primera vez de los horrores que habían padecido.
El historiador Tom Segev asevera: "Hasta 1960, el Holocausto fue un tabú. Los padres no hablaban de eso con sus hijos. Los hijos no se atrevería a preguntar. El juicio de Eichmann reabrió la herida".
Uno de los interrogadores policiales de Eichmann, Michael Goldman Gilad, sobrevivió Auschwitz, pero sus padres y su hermana habían sido asesinados.
Cuando llegó a Israel después de la guerra, él, al igual que muchos otros sobrevivientes del Holocausto, no hablaban de lo que había visto a sus familiares y amigos debido a otros israelíes que "no nos creían".
En sus palabras: "Era algo tan horrible que resultaba imposible de creer pero el juicio de Eichmann nos hizo empezar a hablar".
El juicio de Eichmann, por ende, se convirtió en una experiencia nacional unificadora.
Tom Segev recuerda que Ben Gurion quería que "cualquiera deuda que el mundo tuviera con las víctimas la tuviera ahora con Israel".
EJECUCION
Eichmann fue encontrado culpable el 11 de diciembre de 1961.
El 30 de mayo de 1962 tuvo lugar la única ejecución civil en la historia de Israel.
El interrogador Michael Goldman Gilad estaba allí.
Él recordó que Eichmann había exigido en Auschwitz la condena a muerte de cada judío porque cada sobreviviente podría buscar la venganza.
"Estaba en lo cierto", me dijo con gravedad.
Después de la ejecución, se le pidió que supervisará la incineración del cuerpo y la dispersión de las cenizas de Eichmann en el mar para impedir que pudiera haber un monumento neonazi.
Lo sorprendió el hecho de que en los campos de exterminio una de las labores que se vio obligado a hacer fue expandir las cenizas de los crematorios en el hielo y la nieve para que los oficiales nazis no resbalaran.
Medio siglo después, de un tema demasiado doloroso para hablar de él, el Holocausto ha pasado a ser un tema obligatorio en las escuelas israelíes.
Este 50º aniversario es, también, tiempo de debate dentro de Israel acerca de si la sombra inevitable del pasado hace difícil lograr la paz en el presente y prosperar en el futuro.
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